jueves, 7 de julio de 2011

DEL DIOS TORO: Otro niño de Camas

BARQUERITO

Este Esaú Fernández que ayer se fue a porta gayola a recibir de rodillas al sexto de Torrestrella tiene veinte añitos y es de un pueblito pegado a Sevilla: Camas, cuna de ilustres toreros y de toreros no tan ilustres. Entre los ilustres, Curro Romero y Paco Camino. Gonzalo Carvajal, un brillante periodista taurino de los años sesenta, sevillano, aristócrata y bohemio, fijo de los sanfermines, inmortalizó el nombre de Camas sin pretenderlo. Apodó a Camino el Niño Sabio de Camas; y a Curro, el Faraón de Camas.  Dos aciertos retóricos indiscutibles. Sabio torero fue Camino desde su arranque. Tildar de Faraón a Romero fue más atrevido. La gente entendió la idea, las palabras y el mensaje, y asumió las tres cosas.

Camas fue escuela de toreros. No escuela taurina al uso, sino que los niños toreaban por la calle. O en el campo de fútbol, donde un torero gitano de los años cuarenta, Salomón Vargas, enseñaba a torear de salón como se enseña en el conservatorio a tocar el violín o el clarinete. Curro Romero ha contado que las enseñanzas del sabio Salomón fueron fundamentales. Para torear bien resulta imprescindible saber torear de salón. Los sabios recomiendan seguir toreando de salón incluso cuando ya se sabe. Y a ser posible delante de un espejo, porque dicen que los defectos sólo se descubren en el espejo, que parece el del cuento de Blancanieves: no miente.

El toro de Pamplona, revuelto por el encierro y enervado por el ambiente, carece del temple que precisa el toreo de salón, que es como un minué. Este Esaú tomó la alternativa hace solo dos meses y cuatro días en la Maestranza de Sevilla, y triunfó con dos toros a los cuales recibió a porta gayola de rodillas y mató por el hoyo de las agujas. Durante cinco o seis años, Esaú fue uno de los chavales que repartían en las escaleras y en las entradas los programas de la corrida. Para poder ver sin pagar los toros de Sevilla, que es como aprender a torear. No de salón.

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