Amigos de la Fiesta Brava, mucho gusto en
saludarlos. Rezan las viejas leyendas taurinas que cuando iban los toreros a
pedir una oportunidad en la Monumental Plaza México, la empresa de ésta les
aconsejaba que se fueran a torear a la provincia para que llegaran mejor
preparados al gran coso.
Luego, cuando esos toreros buscaban torear en
plazas de la geografía taurina nacional, sus respectivas empresas les pedían
que torearan primero en el gran coso de Insurgentes pues los querían ya
cuajados. Entonces ¿dónde se torea ante tales trabas?
Como quiera que sea, los toreros se las ingeniaban
para torear y así conseguir sus carteles para llegar de nuevo a la empresa de
la Monumental Plaza México y ésta tras tanta insistencia los colocaba en algún
cartel, llámese novillada o corrida de toros.
El asunto es que, algunos no todos, lograban el
objetivo de triunfar pero de esos, los que tenían más apoyo en todos los
aspectos eran o son los que van avanzando mientras que los otros, quienes
también tuvieron el mérito de tener éxito y hasta en condiciones no del todo
favorables, son los que resultan menospreciados y se quedan con las ganas, el
deseo y la ilusión truncada de tajo. Así, sin más ni más.
Ese es el caso reciente del estupendo y más que
probado matador de toros mexiqueño Juan Luis Silis, a quien a pesar de derramar
su sangre, las empresas lo han ninguneado y a pesar de ello cuando ha tenido la
oportunidad la ha aprovechado y sin ir más lejos en la pasada llamada I Feria
de la Cuaresma, la que se realizó en el mes de marzo pasado en la Monumental
Plaza México, el triunfador fue él, Silis, con una oreja y una vuelta al ruedo.
¿Cuál ha sido el premio por ello? Simple y sencillamente no incluirlo en ni una
de las dos fases de la actual Temporada Grande Internacional 2017-2018.
De qué ha servido entonces todo el sacrificio, el
entrenamiento y el estar mendigando un pitón en esta o aquella ganadería, que
ese es otro tema pues cuando se les pide a los ganaderos una vaca éstos se
hacen “ojo de hormiga” y terminan aduciendo cualquier tipo de pretexto para
quitarse de encima al torero que, humildemente, les pide ayuda para su
alistamiento. Pero eso sí, que el torero no se pise la lengua para hablar
porque de inmediato abren las puertas de sus dehesas de par en par.
Así que dónde tiene que tirar Juan Luis Silis todo
esa inversión moral y de sentimiento torero luego de que él ya hizo lo suyo,
que ya demostró que puede y bien mientras que la que tiene que echar el paso para adelante no lo
hace, la empresa. Y así como Silis hay otros diestros que han sido poco a poco
olvidados, relegados y menospreciados simple y llanamente porque no entran en
los planes de la organización empresarial, de cualquier empresa.
Ni hablar, esa es nuestra Fiesta de los Toros y a
todos esos toreros echados a un lado les recuerdo que la profesión del torero
es una carrera de resistencia en todos los sentidos y el que se hace más fuerte
aguantando desplantes negativos será el que salga adelante, de ahí que les diga
que “cuando
la inteligencia humana y la irracional belleza animal se conjugan en la arena
¡surge el toreo! Arte y bravura en escena".
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