El Diario
Esto de México rechaza la pose y pretensión de José Tomás de “tapar el sol con
un dedo”. *** Dicho festejo tampoco se estaría televisando por exigencia
irrestricta del Divo de Galapagar, a pesar de ser uno de los carteles de mayor tirón
de la Temporada Grande, lo que limita que el resto del planeta taurino lo pueda
observar este martes.
MIGUEL ÁNGEL
GARCÍA
Los profesionales de la Tauromaquia, los que
dependen directamente de la Fiesta Brava, viven amenazados por los movimientos
de antitaurinos que buscan abolir dicho espectáculo, lo cual estaría coartando
el derecho al trabajo y la libre expresión de quienes gustan de los toros.
Defendemos hasta donde podemos lo que llamamos fiesta de arte, artística plena,
exhortando a todos los aficionados para acudir a las plazas y que nadie,
absolutamente nadie, tenga el derecho de decidir y pensar por uno mismo.
Cuando el torero de Galapagar actúa en México hace
firmar a todos los medios de comunicación una carta compromiso, no solamente
por reporteros, sino por directores, donde hace que la prensa se comprometa
para que, “La actuación de José Tomás no podrá ser trasmitida a través de
ningún medio de difusión gráfica o audiovisual, en ninguna modalidad
técnica..”. (para pronto, ni en wasap) A menos que sea autorizada por el
diestro. Palabras más, palabras menos se pueden leer en dicho documento.
Dicen que el “misterio” de este torero radica en
eso, en que no se deja ver ni en pintura y en cierta forma ésta mercadotecnia
le ha funcionado para que el público, sobre todo el no conocedor, se intrigue
en saber por qué según le llaman el “mejor”.
Si los profesionales de la fiesta brava, por
delante siempre los medios de comunicación, sacan la cara cuando de defender la
libertad de expresión de la Fiesta Brava se trata para que nadie se atribuya la
libertad de coartar el trabajo, por qué un torero que viste el terno una o dos
veces al año llega a México y atenta contra nuestra libertad de expresión, la de
los medios informativos.
El artículo 19 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, la cual reza: Todo individuo tiene derecho a la libertad de
opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de
sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y el de difundirlas,
sin limitación de fronteras, por cualquier medio expreso.
El artículo 6 se la Constitución Mexicana contiene
la libertad fundamental de expresión de las ideas en los siguientes términos:
La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial y
administrativa; el derecho a la información será garantizado por el estado.
Toreros como Enrique Ponce, Julián López y Pablo
Hermoso de Mendoza, igual de origen español, se han brindado y sin medida para
el toreo mexicano, realizando extensas campañas desde hace más de 18 años, en
plazas Monumentales y de provincia, apoyando a los valores, promoviendo la
fiesta brava, activando economías. Ellos tienen más derecho que el de Galapagar
en decidir cómo y quienes pueden verlos torear. Y jamás han impuesto una sola
condición.
En México, sobre todo en la Plaza de Insurgentes,
el de Galapagar no tiene un solo argumento para sentirse especial, porque
taurinamente hablando tampoco ha hecho absolutamente nada relevante. Sí, ha
llenado la plaza, pero me gustaría ver que lo hiciera diez o quince años
consecutivos como lo ha hecho un Pablo Hermoso de Mendoza.
No, ser figura no es vestirse una vez al año y
menos imponer cláusulas a los medios informativos, atentando contra la libertad
de expresión. ¿En qué planeta sucede esto? Más cuando en México temas como
libertad de expresión está costado la sangre a miles de periodistas y que
lamentablemente siguen sumando en la nota roja.
Libertad de expresión, en México, es poner el dedo
en la llaga, porque si no lo sabía, señor de Galapagar, este año han muerto en
el cumplimiento de su deber 11 periodistas, que se suman a los 47 asesinados
desde 2010 por defender la libertad de expresión. Aquí, este tema, no es cosa
de un torero.
No estamos de acuerdo en la postura del torero de
Galapagar al imponer reglamentos, condiciones y un sin fin de cláusulas para
este medio informativo, como a toda la prensa que cubre la nota de la Fiesta
Brava. Por tal motivo, declinamos irlo a ver a la Plaza México el día 12. Esto
no significa que evadamos nuestro compromiso con la información, de tal manera
que daremos cuenta puntual y exhaustivamente a todo lo acontecido en la corrida
del 12, antes y después. El torero de Galapagar no es la corrida del 12, este
evento es mucho más que eso.
El Periódico ESTO nace en 1941, desde entonces a
la fecha, ha informado del acontecer mundial del toreo ininterrumpidamente, los
365 días del año, dedicándole el mayor espacio como en ningún otro medio impreso
se hace, ni a nivel mundial. Esta redacción la han visitado prácticamente todas
las figuras del toreo, de antes y de ahora; y ha pisado los ruedos más
importantes de México y el extranjero a través de sus importantes plumas que
aquí han dejado la vida. Y nadie, jamás nadie ha llegado a decir cómo hacer
nuestro trabajo. No jugamos a informar. No estamos al capricho de nadie.
No, gracias, señor de Galapagar.
Bajo condiciones, no.
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