La
terna emborrona con la espada tres primeras faenas de premio. Peticiones para
las segundas de: Bolívar (fuerte), y Simón (leve), negadas. Perera oye cinco
avisos y deja vivo el cuarto. Muy desigual encierro.
Luis Bolívar |
JORGE
ARTURO DÍAZ REYES
@jadr45
Los dispares de Salento, tuvieron como factor
dominante la falta de trapío y la baja raza. Entre negros y cárdenos,
cornicortos y no tanto, la mayoría fueron pequeños, aunque zancudos.
Contrastaron en la ligera torada los 528 kilos del encastado quinto, que hizo
salida fiera con dos remates violentos en burladeros, y un tercero tan alto que
fue a dar al callejón desocupándolo. Dejó una tronera en las tablas y brindó
pelea dura, hasta que se desfondó y se fue aplaudido, igual que el alegre
primero. Silenciados el manso segundo y el bravucón sexto, que también se
desmarcó por su armamento de largo alcance. Pitados el revoltoso tercero y el
nulo cuarto que regresó vivo. No fueron fáciles, dieron lidia.
Miguel Ángel Perera, abrió la corrida con lluvia,
truenos y vendaval. Así, perdiendo, recuperando y volviendo a perder el temple,
ligó tandas redondas meritorias que ganaron el tendido. La meteorología
exoneraba los trompicones y avalaba la faena que quizá por larga dificultó la
igualada. Una espada honda trasera sin efecto, cuatro golpes de cruceta y dos
avisos apagaron la cosa. Frente al marmolillo cuarto abrevió y los que le
criticaron antes por alargar ahora lo hicieron por acortar. Tres en hueso,
media estocada, cuatro descabellos y tres avisos dieron paso a los bueyes.
Bolívar, saludó con dos largas de rodillas, dos
verónicas, dos chicuelinas, una larga cambiada de pie y el paisanaje se
alebrestó. Su banderillero Carlos Rodríguez arrojado se desmontera. Pese al
manseo la faena coge vuelo acortado por la deserción del Salento. Cesa el pasodoble para dar lugar a tres
pinchazos y un descabello.
Cuando la plaza era un despelote por el
asolamiento del callejón que había hecho el quinto, las seis verónicas y media
enjundiosas pusieron orden. Rodríguez y Santana, se lucen con los palos y el
caleño brinda a Curro Váquez. En esas el toro desarma la reunión y Luis aun
con la montera en la mano liga la
primera tanda derecha obligada que le salió espectacular. La gente vibraba. El
toreo redondo sostenía el entusiasmo, y justificaba la charanga. Un desarme se
obvió. Pero “Adriano” se quedó, la faena vino a menos y aunque la estocada fue
leal y fulminante usía ignoró el clamor por la oreja. Luego, no quería saludar,
pero le obligaron.
López Simón, estuvo aguantador y vertical con su
mal lote. Su condición de triunfador en la feria anterior y de ser uno de los
tres repitentes le obligaba. Parecí que se iba de la feria en blanco y se fue.
Le hubiera valido pelo matar, pero tres en hueso ante del la estocada en uno y
una espada desprendida en el otro no dieron para tanto.
La corrida fue de los banderilleros, que saludaron
ovaciones en cuatro toros. Algunos picadores se fueron aplaudidos, pero no por
picar sino por no picar. La suerte de varas no goza de simpatía ni comprensión
por estas épocas.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Salento, dispares de presentación y juego.
Miguel
Ángel Perera, silencio tras dos
avisos y bronca tras tres visos.
Luis
Bolívar, silencio y saludo tras
fuerte petición.
López
Simón, silencio y palmas tras
aviso.
Incidencias: Saludaron Carlos Rodríguez tras parear al 2º, "Chiricuto" y “El
Piña” al 3o, Carlos Rodríguez y Ricardo Santana al 5º, y Yelco
Álvarez al 6º.
Cali. Diciembre 30, 2017. Plaza de
Cañaveralejo. 5ª de feria. Lluvia, truenos y nubes. Menos de media plaza.
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