miércoles, 27 de diciembre de 2017

LA HORA DE LA VERDAD - Silveti, mito y figura

Emotivo homenaje que en los medios de la Plaza de Toros Coliseo El Llano de la ciudad merideña de Tovar se le realizó en el 2007, cuando Juan Silveti vino apoderando al espada Omar Villaseñor. Foto: Jose Leon
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna

Sabía del delicado estado de salud de Juan Silveti desde hacía mucho tiempo. Y, sin embargo, su muerte me ha sorprendido fuera de juego. Los recuerdos de Juan se agolpan en mi memoria. Fui afortunado por tener un trato tan cercano. Sólo oírle hablar de toros resultaba un privilegio. Pero como todos los grandes sus relatos se alejaban de la egolatría. Rara vez se situaba en el centro del cuento. El hijo del Tigre de Guanajuato, aquel héroe de las treinta y dos cornadas, cuatro balazos y dos puñaladas, el mexicano bravo que bautizó a su colt con nombre de mujer -"Genoveva"-, encarnó la finura en los ruedos españoles de la década de los 50. Madrid y Sevilla fueron testigos de la grandeza de su orfebrería.

Forjamos la amistad vía Joaquín Almero durante el tiempo que apoderó a Alejandro Amaya. Vimos a su hijo David en su última tarde en la Monumental del D.F. y le esperamos emocionados en el hall del hotel Camino Real para jalearle su gloria. Pero el Rey David nunca bajó de la habitación. Como una premonición del adiós decidido por su propia mano. Nunca me faltó de Juan la llamada de agradecimiento tras las crónicas a su nieto Diego.

Hace relativamente poco tiempo, en verano probablemente, Alejandro Silveti me telefoneó con cariño porque cité su péndulo en televisión. Ya ves. El señorío como sello inconfundible de la casa.

De Juan Silveti, el Tigrillo que fue mucho más que el hijo del Tigre, no olvidaré muchas líneas de vida ni aquella de una mañanita mexicana en la que trazó una frontera entre ser mito y figura en el toreo, porque no es lo mismo. "Ser mito es mucho más chingón. Conlleva más privilegios y menos responsabilidades", me aclaró. Y lo decía él, que ha sido mito y figura más allá de la leyenda de su dinastía.

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