JUAN PEDRO DOMECQ
@JuanPedroDomecq
VICTORINO: Visionario, Indiscutible, Capaz,
Talentoso, Onírico, Responsable, Inigualable, Natural, Orgullo ganadero. Desde
la V hasta la O, un ganadero irrepetible que marcó y marcará una forma de crear
bravura, de sentir el toreo y su Tauromaquia. Visionario, tuvo la gran
corazonada de atisbar en aquel hierro de la A una forma especial de embestir,
una bravura distinta, enfrascada en un armonía cárdena con golpe cornipaso. Y
no sólo el verlo sino hacerlo evolucionar a lo largo de toda su vida ganadera,
hacia un toro único, exigente, reflejo de su especial sentir, de una forma
envidiable de crear bravura.
Indiscutible, transformó aquella forma de embestir
en referencia obligada en el universo ganadero, en una embestida diferente,
líder indiscutible de su sector.
Capaz de crear la bravura, base de la Tauromaquia.
Él la creó y ahormó como pocos en la historia. Una forma única de embestir,
haciendo del victorino un toro distinto, de marcada personalidad, que llevó su
nombre para siempre como honra, reflejo y recuerdo de un grandioso ganadero.
Talento innato, no sólo fue capaz de crear
bravura, sino de venderla con un extraordinaria maestría. Envidiable personaje,
un vendedor único capaz de analizar y comprender como ninguno la relación
producto mercado. Un genio de la mercadotecnia taurina. Ganadero admirable,
defensor a ultranza de la Tauromaquia, valiente y tenaz.
Onírico, generador de sueños, cautivador, sin
dejar a nadie indiferente, vehemente en sus creencias taurómacas. Responsable,
jamás dudó en defender la Tauromaquia allí donde estuviera, sin pereza con
absoluto convencimiento.
Inigualable, ganadero singular, de personalidad
fuerte. Para mí, junto con mi querido padre, el ganadero más importante y
carismático de este último siglo. Natural, sincero, cercano, franco, consiguió
acercar el toro al pueblo, a sus gentes engrandeciendo la Tauromaquia.
Orgullo ganadero. Nos deja Victorino, se va la
persona, pero quedan sus toros con su nombre, y el de su hijo, fiel continuador
de la estirpe demostrando que el legado de su padre sigue vivo con la misma
fuerza y verdad. Se va pero queda su obra, su vida transformada en bravura. Se
va pero quedan sus toros, que seguirán surcando los ruedos del planeta taurino.
Gracias por todo lo que tus compañeros aprendimos de ti, por todo lo que has
dado a la Tauromaquia y por crear un legado tan inmenso. Gracias y hasta
siempre, Don Victorino. / Diario EL MUNDO de Madrid
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