martes, 3 de octubre de 2017

EL REY DE LOS GANADEROS - Una vida de éxitos dedicada al toro bravo

Victorino Martín Andrés nació el 6 de marzo de 1929 en la población madrileña de Galapagar. Hijo de Adolfo Martín Miguel y Candelas Andrés Calvo, tuvo dos hermanos -Adolfo y Venancio- y dos hermanas que murieron antes de que él naciera. Su padre falleció cuando él apenas era un niño, fusilado en Paracuellos del Jarama el 8 de noviembre de 1936, en los primeros meses de la Guerra Civil española.

Victorino estudió primero en el colegio de los Hermanos Maristas de la calle Fuencarral de Madrid, después ingresó interno en el colegio Alfonso XIII de los Agustinos en El Escorial y, más tarde, hubo de abandonar las clases para ayudar en los negocios familiares. Así, con 16 años, se hizo cargo de la carnicería de su tío Mateo en Torrelodones y poco después abrió junto a sus hermanos dos carnicerías más en el mismo pueblo. Gracias a aquello comenzó a forjarse como tratante de ganado e, incluso, empezó a organizar espectáculos taurinos en los pueblos de la provincia de Madrid y las dos Castillas con parte del ganado morucho que compraba.

En 1953 inscribió junto a sus hermanos en la Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia el hierro de la V con el que la familia había herrado todas las reses moruchas desde los tiempos del abuelo Venancio. La inscripción se hizo a nombre de Adolfo Martín Andrés.

Los hermanos adquirieron el 18 de agosto de 1960 un primer lote de ganado de los hermanos Escudero Calvo, vacada que perteneció en su día a José Bueno, y, anteriormente, al marqués de Albaserrada. Compraron por 1.060.000 pesetas más de 150 cabezas y el derecho a usar en los carteles el nombre de Escudero Calvo, con el que lidiaron su primer festejo. Fue una novillada, en Zaragoza, el domingo 30 de abril de 1961, con Palmeño, Manolín Herrero y Emilio Oliva en el cartel. La primera corrida de toros llegó en la inauguración de la plaza de San Sebastián de los Reyes en 1961 con Antonio Bienvenida, Antoñete y Curro Montes formando la terna. En abril de 1962 los hermanos Martín Andrés adquirieron el segundo lote de la ganadería de Escudero Calvo, el correspondiente a Josefa Escudero. Se componía de 150 hembras y un semental de nombre Barquillero. Pagaron por las reses 2.500.000 pesetas. Aún hubo una tercera compra, efectuada el 23 de diciembre de 1965 a Antonio Escudero, junto a la finca Monteviejo, en Cáceres.

Tras lograr varios éxitos -como el de 1964 en Aranjuez, cuando Victorino salió por primera vez a hombros de una plaza de toros-, la ganadería debutó en la plaza de Las Ventas el 19 de junio de 1965. Lo hizo con una novillada, en la que triunfó El Inclusero y torearon también José María Sussoni y El Pepe. La primera corrida que Victorino lidió a su nombre fue el 29 de junio de 1967 en la plaza cántabra de Castro Urdiales.

UN PERCANCE QUE PUDO SER FATAL

Poco después de aquel festejo en Castro Urdiales, sufrió un gravísimo percance en el campo el 2 de junio de 1968. El semental Hospiciano, de nueve años, le dio otras tantas cornadas, zafándose del animal metiéndose en el río Árrago que cruza la finca. Al año siguiente, el 18 de agosto de 1969, lidió por vez primera a su nombre en Las Ventas, donde el año anterior había debutado la vacada con corrida completa. Despacharon aquel encierro del 69 Pepe Osuna, Adolfo Rojas y El Paquiro, que fue cogido por su primero.

Al año siguiente, el 10 de agosto de 1969, llegó el primero de los innumerables éxitos que estaban por venir. Andrés Vázquez le cortó las dos orejas al bravísimo Baratero, primero de los diecisiete ejemplares premiados con la vuelta al ruedo en la plaza de Las Ventas.

Desde entonces, la Monumental madrileña fue su lanzadera. Granadino -ejemplar de nueve años, jugado el mismo día que Baratero-, Jaquetón, Conducido, Pocapena… fueron poco a poco engrandeciendo el historial de la ganadería, que se consagró definitivamente el 1 de junio de 1982 con la famosa Corrida del Siglo, en la que Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá y José Luis Palomar salieron a hombros tras cortar dos orejas cada uno. En aquel festejo -televisado para toda España por TVE- fue premiado en el arrastre Director y Pobretón se llevó el galardón al animal más completo de la isidrada. Junto a la terna, Victorino salió a hombros de Las Ventas, proeza que ya había conseguido cuatro años antes, en 1978. Apenas unos días después del legendario festejo del 82, el 19 de julio concretamente, Victorino terminaría de entrar en la leyenda con el indulto de Velador, cárdeno, número 121, a manos de Ortega Cano en la corrida concurso de ganaderías organizada por la Asociación de la Prensa. Hasta hoy, el de Velador es el único caso de indulto en Madrid.

En 1988 Adolfo Martín abandonó la ganadería para crear la suya propia con el antiguo hierro de la V y todas sus reses asociadas; y en 1990 Victorino decidió no lidiar ningún festejo en España, jugando toda su camada en Francia en señal de protesta por la que él mismo denominó "campaña de persecución" de los veterinarios españoles a su ganadería.

Desde entonces, su historial siguió agrandándose y su figura, también, llegando incluso a obtener el premio del indulto para otra de sus reses en la otra gran plaza de España, la de Sevilla. Sucedió en 2016 con Cobradiezmos y Manuel Escribano como coprotagonista del acontecimiento. Además, Muroalto, indultado por Juan José Padilla en el coso de Illumbe de San Sebastián en 2005, le hacen ostentar el título del criador de reses bravas con más indultos -3- en plazas españolas de primera categoría.

UNA ÚNICA VENTA, APODERAMIENTOS Y MATRIMONIOS

Victorino sólo vendió una vez productos suyos. Fue en 1978 a Leopoldo Picazo. Las veinte vacas y el semental que entraron en el trato acabarían tiempo después en manos del ganadero José Escolar. Asimismo, a finales de 1992 regaló a su amigo José Chafick, ganadero mejicano, veinte pajuelas de dos sementales, llegando así la sangre de la ganadería hasta tierras americanas.

El Paleto de Galapagar, como se le conoció popularmente, también llegó a apoderar a toreros -caso de Miguel Abellán o Luis Bolívar- e intentó reflotar otros encastes como el de Vega-Villar o el de Urcola.

Victorino se casó por primera vez con María García. Fruto de aquel matrimonio, que duró treinta años, nacieron sus dos hijos, Ana Isabel y Victorino Martín García. Tras separarse en 1988, contrajo matrimonio con María Teresa Cachero, con quien conviviría durante dos años. / Angel Berlanga / Redacción APLAUSOS

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