La
entrega de Paco Ureña, que saludó dos ovaciones, y el fácil oficio de Juan
Bautista, inusualmente fallón a espadas, dejan una tarde para el olvido.
Paco Ureña |
ZABALA DE
LA SERNA
@zabaladelaserna
Foto: EFE
Última cita de un Otoño especial. Gran feria pese
al descastado final. La tarde memorable de Miguel Ángel Perera como cima. Y
después todo lo demás. Que no ha sido poco. La plaza llena como colofón. Y
preñada de banderas de España, agitadas por la indignación que recorre la
nación desde la ignominia de Cataluña.
El mano a mano de Juan Bautista y Paco Ureña ante
la corrida de Adolfo Martín sostuvo la expectación. La baja de Antonio Ferrera
no causó mella. Bautista anduvo fácil y sereno con el veleto, bajo y apretado
adolfo de apertura que se ganó una ovación de salida. Sueltos los brazos desde
las verónicas del saludo. Y rítmico el paso en el galleo por chicuelinas.
Comedido el castigo en el caballo para su medido poder. Un suave quite por
delantales de Paco Ureña, enteramente por el derecho, ya anunció las
complicaciones del toro por el izquierdo. Su sosa nobleza la aprovechó el galo
en su diestra descolgado de hombros. Los pases de pecho siempre a mano
cambiada. La única intentona zurda se saldó con un ataque directo al cuerpo. JB
optó por tirar la ayuda y hacer de los derechazos, naturales. Contado ya el
fondo que nunca le sobró al adolfo. Quiso el torero hacer un alarde y matar en
los medios en la suerte de recibir. Con el punto tardo que siempre tuvo la
embestida, desistió de su error. La estocada contraria y atravesada asomó
haciendo guardia. Y acarreó un sinfín de descabellos.
Paco Ureña le cambió los terrenos al fino y
cornipaso segundo. Brega de pulso que desembocó en una media verónica
acaderada. Pedro Iturralde toreó a caballo. Como solía decirse. Dos puyazos en
toda la yema. En largo el viaje del adolfo. Más espectacular la distancia que
la pelea en el peto. El mismo empleo en la muleta. De ir más que de entregarse.
Ureña se acopló a la velocidad de la repetición que no acababa de abandonar los
vuelos. Descalzo desde antes de la mitad de faena. La prolongación desmedida enterró
los pasajes más clásicos y entonados. Saludó una ovación tras pinchazo y
estocada rinconerilla.
Más alto de cruz y dotado de una potente armada,
el tercero empezó a sembrar la sospecha de las fachadas vacías. Faltaba la
raza, la casta y la bravura. También en este caso la humillación. Juan Bautista
lo tapó mucho con su sobrado oficio. Faena sordomuda. Otra vez falló la espada
en matador habitualmente tan seguro.
La descomunal cabeza del cuarto dejaba pequeñas
todas las demás sin serlo. Fue todo. Su testa, digo. Sin poder ni querer, no le
ofreció a Paco Ureña opción alguna. A la defensiva y sin pasar. Sangre aguada.
En su cara se concentraba el trapío del terciado
quinto. Las ovaciones, que la aparición de sus hermanos arrancaron, se
contuvieron. Nada por dentro. Apoyado en las manos, tobillero, haciendo hilo...
Ni una embestida de verdad regaló. Bautista enfadó a parte de la afición por
andar con la gorra. No había causa. Así que el francés decidió que tampoco
caso.
El perfil y la seriedad de cuernas de la corrida
desaparecieron con el sexto. Nada bueno en sus notas, que apuntaban
dificultades en los tercios previos. Paco Ureña le sacó más partido del
esperado a base de colocación. No daba nada gratis, pero en su muleta a veces
parecía otro. La izquierda de Ureña logró media docena de naturales a puro
pulso. O a puro huevo. Un amago de voltereta no fue a mayores. Su entrega
también se manifestó con la espada. Y en la ovación de despedida.
Punto y final a una decepción mayúscula y
desbravada. A cargo de Adolfo la cuenta completa.
ADOLFO MARTÍN | Juan Bautista y Paco
Ureña
Toros de Adolfo Martín, un cinqueño (5º), serios y armados en sus desiguales
hechuras; descastados y vacíos de bravura; soso el 1º; sin irse el 2º; sin
humillar el 3º; sin pasar el 4º a la defensiva; tobillero y complicado el 5º;
difícil el 6º.
Juan
Bautista, de caña y oro. Estocada
contraria atravesada que hace guardia y ocho descabellos. Aviso (silencio). En
el tercero, dos pinchazos, media estocada y dos descabellos. Aviso (silencio).
En el quinto, estocada honda y descabello (pitos).
Paco
Ureña, de grana y oro. Pinchazo y
estocada rinconera. Aviso (saludos). En el cuarto, pinchazo y estocada
delantera (ovación). En el sexto, estocada (saludos).
Monumental de las Ventas. Domingo, 1 de
octubre de 2017. Última de feria. Lleno aparente.
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