Una gran tarde de toros tuvo lugar este sábado en
la localidad toledana de Illescas (España), en la ya tradicional "Corrida
Total", y que sirvió como homenaje póstumo al ganadero Victorino Martín,
con una de sus reses indultada a cargo de Pepe Moral, que salió a hombros junto
a Emilio de Justo, que desorejó al cuarto.
Victorino Martín, padre, siempre tuvo claro que
una corrida de toros era una celebración de la bravura. Y si no podía ser de la
bravura, al menos de la casta, que es algo así como la hermana pobre. En su
búsqueda anduvo toda su vida, encontrándola en numerosas ocasiones.
Y su hijo sigue, por suerte, la misma filosofía
vital y taurina; también con éxito frecuentemente, como demuestra -entre muchos
otros- el éxito que tuvo la primera edición de la bautizada como "Corrida
Total" celebrada el año pasado en el magnífico coso de Illescas, y que se
ha repetido en esta segunda edición, con el cuerpo todavía cortado por el
reciente fallecimiento del patriarca. Y quisieron los toros honrar a su
criador, ofreciendo una corrida llena de matices, en la que el interés constante
fue en todo momento el hilo conductor del festejo.
El lote de la corrida se lo llevó un Pepe Moral
que apenas ha visto un pitón tras triunfar en Sevilla a comienzos de temporada.
Así está el toreo. Su primero tuvo una calidad que pedía delicadeza, lo cual no
siempre acertó a darle el torero sevillano en el primer tramo de faena. Sin
embargo las tornas cambiaron; Moral tomó aire para echársela despacio por el
izquierdo; la faena rompió para adelante y algunos naturales surgieron lentos y
largos por abajo. Mató a la primera y un generoso público le pidió las dos
orejas.
Pero la traca llegó en el quinto, que recibió dos
buenos puyazos empujando con fijeza. Cuando salió del peto ya se vio la
sensacional cadencia y calidad de sus embestidas. Comenzó Moral faena por el
buen pitón derecho, lado por el que no llegó a acoplarse del todo. Pero es que
cuando se echó la muleta a la zurda y pegó el primer natural el toro se fue
casi fuera de la plaza, y Victorino se llevó las manos a la cabeza previendo lo
que podría pasar y finalmente pasó. El de Los Palacios lo llevó más despacio
que a cámara lenta, dejándosela (la muleta) muerta en el hocico y tirando a
menos uno por hora largo por abajo, sin brusquedad alguna. Naturales
monumentales que parecieron caricias. La petición de indulto, en jornada tan
emotiva para esta ganadería, empezó a tomar cuerpo y Victorino dio su "Sí
quiero".
Emilio de Justo destacó en sus dos muy entonados
recibos a la verónica, echando la pierna adelante en todo momento. El de
Victorino tuvo muy buen embroque pero salía de la suerte pegando un tornillazo
que deslucida el conjunto, si bien tampoco su matador ofreció demasiadas
sutilezas a la hora de manejar la muleta.
Otro toma y daca fue el trasteo del cuarto, que lo
volteó al inicio y al final de la faena. De Justo alternó series por los dos
pitones logrando mayor y mejor acople por el derecho. La emoción que sobrevoló
en todo momento la faena, rematada con media tendida arriba dio, el empujón
para conceder el doble trofeo.
Martín Escudero derrochó firmeza y un aplomo a
prueba de embestidas inciertas. Hubo gusto tanto en el toreo fundamental como
en los garbosos remates por abajo finales en el tercero, un ejemplar encastado
pero noble y relativamente templado.
El que cerró plaza fue el menos lucido por falta
de humillación y salir distraído, lo cual no impidió que Martín Escudero
remontase el vuelo jugándosela. Perdió la puerta grande por dejar una estocada
que hizo guardia escandalosamente. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Victorino Martín, con divisa negra por el reciente fallecimiento
del ganadero. Muy bien presentados. Primero encastado aunque algo rebrincado;
bueno por el izquierdo, el segundo; tercero noble; cuarto encastado; el quinto,
de nombre "Jarretero", número 32, de calidad exquisita por el
izquierdo, fue indultado. El sexto resultó más deslucido.
Emilio
de Justo, ovación y dos orejas
tras aviso.
Pepe
Moral, dos orejas, y dos orejas y
rabo simbólicos.
Martín
Escudero, oreja y silencio tras
aviso.
En cuadrillas, muy buen nivel de toda la
infantería de los tres espadas.
Al finalizar el paseíllo, se guardó un
minuto de silencio en memoria de Victorino
Martín, y a continuación sonó el himno nacional.
La plaza registró tres cuartos de entrada.
La plaza registró tres cuartos de entrada.
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