PACO AGUADO
Foto: EFE
El extremeño José Garrido, que cortó sendas orejas
y resultó herido con pronóstico menos grave por el quinto, y el mexicano Leo
Valadez, que también paseó un trofeo en la tarde de su alternativa, se
impusieron con autoridad al desabrido y desrazado juego de los toros de Fuente
Ymbro lidiados este martes en Zaragoza.
El festejo en Zaragoza no fue tarde para
florituras ni concesiones a la estética, sino todo un reto para los toreros. Y
no porque la corrida de Fuente Ymbro resultara especialmente brava, sino, más
bien al contrario, porque su manso y desabrido comportamiento exigió de los
lidiadores un plus de firmeza y de capacidad para resolver el problema.
Aunque bajos de agujas y de escasa alzada, casi
todos los cornalones toros de la divisa gaditana lucieron unas muy
descompensadas hechuras, con mucho cuajo y hondura en su cuarto delantero pero
sin el mismo remate en los débiles posteriores, lo que, ante su escasez de raza
para reponerse, les hizo no entregarse en sus embestidas o defenderse con
violentos cabezazos y acortando sus viajes.
Demasiada exigencia, por tanto, para el día de la
alternativa del mexicano Leo Valadez, que hubo de tirar no de la experiencia
lidiadora que aún no tiene pero sí del valor, la determinación y la entereza
que derrochó, sobre todo, con su violento segundo.
Al del doctorado, que tuvo una engañosa movilidad,
el nuevo matador le aprovechó las inercias y le dio ventajas con una inocencia
que, ante la falta de clase del animal, le hizo deambular entre la
determinación y los apuros.
Pero donde verdaderamente dio la talla y mostró su
verdadera capacidad fue con un sexto que no cesó de soltar secos y bruscos
hachazos. Pero ni la fea voltereta que le propinó en los primeros compases de
la faena arredró a Valadez que, en un largo alarde de firmeza, sin afligirse
nunca, acabó por someter al manso con soltura y absoluta dignidad.
No menos violento fue el tercero, que sacó genio
de manso hasta que el oficio de José Garrido le hizo atemperarse para, ya
vencido, acometer sin celo alguno, con los pitones por encima de la muleta del
extremeño, que le sacó partido a base de ser él quien atacara y de ajustarse a
cada oleada incluso en los adornos.
Ya con una oreja en el esportón, Garrido tuvo que
hacer un sobreesfuerzo con el segundo sobrero, un toraco de tremenda seriedad,
tanto por su trapío como, a escasos días de cumplir seis años, por las malas
"ideas" que desarrolló. Tan malas que, a pesar de la efectiva lidia
de la cuadrilla, pegó al extremeño una seca cornada al mínimo descuido.
Con genio y mal estilo, y un más evidente peligro
por el lado izquierdo, el avieso sobrero amenazó en cada arrancada con volver a
echarse a los lomos a Garrido, que no solo se mantuvo herido sobre la arena
sino que, con aguante y oficio, volvió de nuevo a imponerse para cortar por vía
de la épica una segunda oreja de gran mérito.
Otra le pidió el público a Joselito Adame del
cuarto, un sobrero caballuno de Fuente Ymbro sin apenas recorrido en sus vacías
y desrazadas arrancadas. El otro mexicano del cartel estuvo hábil en el manejo
de los terrenos y de la tela, construyendo así un trasteo más que aparente y
que finalizó metido entre la misma cuna de los aparatosos pitones.
Con el segundo de la tarde ni siquiera tuvo ese
mínimo resquicio de lucimiento, pues tuvo que abreviar ante los respingos y las
caídas de un animal encogido de riñones y descoordinado de movimientos. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Cinco toros de Fuente Ymbro, bajos de agujas (salvo el sobrero), cornalones y de
descompensadas hechuras. Desrazados, escasos de fuerzas o descoordinados de
movimientos, casi todos se defendieron con brusquedad y sin entrega. Cuarto y
quinto fueron devueltos y sustituidos, respectivamente, por otro de la divisa
titular y un galafate de Lagunajanda que, a días de cumplir los seis años,
desarrolló genio y sentido.
Joselito
Adame, de añil y oro: estocada
corta tendida y descabello (silencio); pinchazo y estocada desprendida (vuelta
al ruedo tras petición de oreja).
José
Garrido, de hueso y azabache:
estocada trasera desprendida y tendida (oreja); estocada baja (oreja).
Leo
Valadez, de blanco y plata, que
tomaba la alternativa: dos pinchazos y estocada corta (ovación); media estocada
caída (oreja).
Garrido fue atendido en la enfermería de una
cornada a la altura del gemelo derecho, con una trayectoria ascendente de 15
centímetros y otra descendente de 8, de pronóstico menos grave.
Valadez tomó la alternativa con el toro
"Agitador", nº 27, negro mulato, de 507 kilos.
Entre las cuadrillas destacó Óscar Bernal picando al quinto, antes
de que Antonio Chacón y José María Amores saludaran en
banderillas.
Cuarto festejo de abono de la feria del
Pilar (Zaragoza, noreste de España), con medio aforo cubierto (unos 5.000
espectadores).
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