lunes, 9 de marzo de 2020

José Tomás: dos tardes en Nimes

El hermético diestro madrileño ha firmado dos tardes en el Coliseo de Nimes en las que empleará como teloneros a los rejoneadores Hermoso de Mendoza y Lea Vicens.
ÁLVARO R. DEL MORAL
@ardelmoral
Diario CORREO DE ANDALUCÍA 

Simón Casas se ha llevado el gato al agua este año. El locuaz ‘productor’ francés ha logrado contratar a José Tomás por partida doble para las grandes ferias del coliseo de Nimes: la de Pentecostés, a finales de mayo, y la Vendimia, en el confín de septiembre. El modelo de festejo será similar en ambas ocasiones, siguiendo la estela que ya empleó el diestro madrileño para su único bolo de 2019 en la plaza de Granada: matar cuatro toros en solitario, recurriendo a un rejoneador para que abra plaza y parta el espectáculo. Si en la Monumental de Frascuelo el escogido fue Sergio Galán, en el coliseo nimeño veremos a Hermoso de Mendoza y a Lea Vicens en las fechas del 31 de mayo y el 20 de septiembre respectivamente. En una y otra ocasión, ha precisado la empresa en un breve comunicado, se lidiarán reses de distintas ganaderías.

Casas sucedería así, de alguna manera, al empresario sevillano José María Garzón –gerente de la empresa Lances de Futuro- como exclusivista del imprevisible diestro de Galapagar. Garzón lo contrató en Algeciras en 2018 en el que, a la postre, fue el único bolo del imprevisible y misterioso diestro de Galapagar. En 2019 volvió a conseguirlo anunciándolo en el Corpus granadino. En una y otra ocasión vendió todos los abonos disponibles para toda la feria en muy poco tiempo. Para 2020 se había especulado que José Tomás podría haber sido uno de los principales activos del propio Garzón para relanzar la plaza de toros de Los Califas de Córdoba pero visto lo visto, –el propio empresario matizó esta posibilidad- su presencia se aleja del inmenso e incierto embudo cordobés.

¿Penúltima oportunidad?

Ya lo hemos escrito en otras ocasiones. El críptico diestro madrileño José Tomás volvería así a escribir el último capítulo, por ahora, de su intermitente historia taurina. El penúltimo –y absolutamente triunfal- fue en esa corrida del Corpus de Granada en la que detentó el único protagonismo por más que se anunciara con el rejoneador Sergio Galán, absolutamente eclipsado por la poderosa aura de Tomás. Un año antes se había asomado a la Feria Real de Algeciras, actuando mano a mano con el matador extremeño Miguel Ángel Perera, que indultó un gran toro de Jandilla. Entonces no lo sabíamos pero había sido, hasta ahora, la última vez que alternaba con un compañero a pie. Las estrategias ahora son otras...

En una y otra ocasión rebrotaba la pregunta en torno a la última función del torero que, después de cumplir ambos contratos, volvió a decir basta. No hubo más corridas en 2018 y la de Granada fue también la única fecha en la que Tomás salió de su zona de confort en 2019. Antes de Algeciras había actuado por última vez en España en septiembre de 2016, en el ruedo de Valladolid. Eso año sólo cumplió siete funciones después de dejar 2015 prácticamente en blanco con una única comparecencia en el coso mexicano de Aguascalientes, el mismo ruedo en el que estuvo a punto de perder la vida en abril de 2010 abriendo, de paso, la penúltima etapa vital y taurina en su intransferible carrera.

Pero antes de la brutal cornada del toro ‘Navegante’, que pudo ser su verdugo, José Tomás ya era un torero de culto que había manejado como nadie los tiempos y hasta una extraña -y efectiva- política de comunicación basada en no decir nada. Desde entonces es una leyenda viva que ha espaciado al límite sus comparecencias públicas para seguir convirtiendo cada una de sus salidas a la palestra en una ocasión única.

Antes y después de ‘Navegante’

Pero hay que seguir dándole a la moviola: José Tomás reapareció en la Feria de Julio de Valencia de 2011, un año después del gravísimo percance mexicano, en medio de un clima de impresionante expectación. Aquella temporada se redujo a nueve funciones y tampoco fue demasiado pródiga en triunfos. Hay que anotar que la cerró en la clausura de la Monumental de Barcelona, que permanece cerrada a pesar del estéril recurso ganado en el Constitucional. El diestro madrileño toreó mucho menos en 2012, tan sólo tres corridas de toros en las que incluyó la mitificada encerrona nimeña que marcaría la cumbre de este tramo de su vida torera. 2013 quedó en barbecho y cuatro fueron las corridas apuntadas en 2014, que se redujeron a una sola en 2015: la nombrada reaparición en Aguascalientes.

Tomás cumplirá este año las Bodas de Plata de una alternativa que tomó, precisamente, el 10 de diciembre de 1995 en México, su segunda casa y el lugar en el que ha estado a punto de morir dos veces. Hay que recordar el cornadón de Autlán de la Grana, en enero de 1996. Aquel brutal percance -como en Aguascalientes- obligó a hacerle varias transfusiones de sangre para salvar su vida. Pero aún no se había convertido en la leyenda que hoy es y la sangre derramada no se rodeó del despliegue literario que siguió a la cornada de la ciudad hidrocálida. Su totemización había empezado después del paréntesis que siguió a su marcha en 2002.

La reaparición de 2007

A partir de ese año, la hipotética reaparición de José Tomás se había convertido en la comidilla de los inviernos hasta que, sorprendiendo a todos, decidió volver a vestirse de luces un lustro después de desaparecer de la escena pública. Lo hizo llenando hasta los topes la Monumental de Barcelona el 17 de junio de 2007 iniciando una nueva etapa de su trayectoria marcada por la cuidada elección de las plazas, el ganado y los compañeros y el escaso número de paseíllos cumplidos desde entonces, casi siempre fuera de los cosos de mayor trascendencia y, siempre, lejos de la Maestranza sevillana.

Ha pasado el tiempo y cada una de sus actuaciones es también una menos para el fundido a negro que se producirá cualquier día, en cualquier plaza y sin anuncio previo. El diestro de Galapagar, que pronto cumplirá 45 años, volverá a enfundarse el vestido de torear en el Coliseo de Nimes. Llenará la plaza para sí y sus compañeros de feria. Mientras tanto, se seguirá especulando si el silente diestro de Galapagar está dispuesto a hacer otros paseíllos. En realidad ni siquiera sabemos cuántos quedan. Una cosa sí es segura: ya no habrá temporadas al uso. Un día, no sabemos cuándo, llegará el eclipse definitivo.

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