El
diestro emeritense se viene recuperando del percance que sufrió en la pasada
Feria del Sol. La fractura del humero del brazo izquierdo, le dejó inédito en
su gran apuesta que tenía en el máximo serial merideño.
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Foto: Garapullo
Está en franca recuperación. Ya pasó revista con
el Dr. Luciano Marrone en su consultorio del Centro Clínico “Marcial Ríos” de la capital merideña, y
le ha sorprendido el estado y rápida evolución. Se toma este percance como una
situación no ajena para quien viste de luces. No en vano, ya ha comenzado con
su “pelotica de goma” hacer terapia
para no perder la fuerza y masa muscular de ese brazo izquierdo. Sabe y asume
el hecho de haberse vestido de luces (de grana y oro) ese domingo 23 de febrero,
con la idea que algo tenía que pasar, saliendo por la Puerta Grande o la de Enfermería.
Al final fue la segunda, la que muchos o la mayoría de los toreros no quieren
ni que le mencionen.
Es Alexander Guillén, matador de toros merideño,
quien con 12 años de haber tomado el doctorado en esta misma plaza, de manos
del maestro Ponce, está en estos momentos de duro parón, producto de la
fractura del humero del brazo izquierdo, tras la espectacular voltereta que le
propinó «Linajado» N° 52 de 483 kilos, de la ganadería de Los Aránguez, que abría
plaza. Justo cuando comenzaba la tercera tanda sobre la mano diestra,
intentando hacer un pase de las flores, se le vino encima el toro, y ya en el
piso, el toro le recogió con sus acodados pitones y allí lo demás es historia.
Par de puntazos en ambos muslos remataron la saña con la que el pupilo de don Jesús
Riera se le fue encima a quien pocos días antes le echaba de comer en los áridos
campos de Carora.
- Torero
como ha tocado llevar la recuperación, tras la ilusión puesta en esta corrida
por tu parte, ante tu afición.
De verdad que la hemos llevado con mucha madurez,
con la mentalidad y concepto que el toro no te perdona y te exige lo que el da
en la plaza, que es su vida. Me sentía muy responsabilizado por el hecho de
estar en mi plaza, ante mi gente, y de verdad eso te atenaza un poquito, pero
es que también lo hacía con la visión desde que salí desde el hotel de que algo
tenía que pasar, o triunfaba saliendo en hombros o lo hacía por la puerta de
enfermería. Ya vez que uno propone, y el toro lo descompone.
- Te
acuerdas como vino el percance.
Claro que sí. Recuerdo que el toro ya había
marcado su tendencia a recostarse por el pitón derecho desde el mismo saludo de
capote. Sabía que el toro había que poderle por el derecho, apostando a limarle
asperezas, dejando ver también un grado de nobleza y recorrido que fue por lo
que aposté. La tercera serie por la derecha la inicié con un pase de las flores
en los medios, y una ráfaga de viento hizo que la muleta me envolviera y cuando
me di cuenta ya tenía el toro encima, incluso a pesar de haberle hecho el toque
con la misma. Ya en el suelo el toro hizo palanca con su pitón derecho al
levantarme y ya allí me di cuenta que iba herido, nuevamente en el piso hizo
por mí y de allí los puntazos que me dejó en los muslos. Un toro con la edad y
el trapío que no perdona error alguno.
- De una
vez en la enfermería, y diagnosticado, ¿a operar?
No. Pedí que me estabilizaran el brazo, pero no me
llevaran aun a la clínica, pues como persona cercana a la ganadería quería
estar y saber de primera mano cómo saldría el resto de la corrida. Una corrida
que se dejó, donde salió un gran toro como fue el cuarto, «Salvatierra», que a la postre fue indultado. Me fui compungido de
la plaza, por la gran ilusión que tenía en vestirme de luces, pero también
contento por el resultado del encierro.
- Asumes un
percance de estos, de larga recuperación, con mucha naturalidad.
Sí, y debe de ser así, pues es el tributo que se
tiene que pagar por vestir de luces. El toro, el verdaderamente bravo, sabe para
qué tiene los pitones, y en esta ocasión me tocó pagar ese peaje que se tiene
que hacer para quien apuesta por este tipo de toros que te llena de igual
manera mucho cuando logras cuajarlos. No va ser un impedimento esto, más bien
me ha servido para reflexionar como persona, como torero, como aficionado, y de
verdad no le tengo nada de rencor, y más bien mucho que reconocer. Todo lo que
soy como persona, me lo ha dado el toro, y eso es mucho. Queda recuperarme bien
y de esta manera, volver de nuevo a la cara del toro.
- Haz
recibido el respaldo y atención de muchos profesionales del toro, eso de por sí
se agradece. ¿Qué te hace pensar ello?
Primero que nada agradecerles por haber estado
pendiente de mí, tanto compañeros acá en el país como fuera. El caso de
Orellana, Maravilla, Colombo padre, así como mi personal amigo Sebastián
Castella y el maestro José Antonio Campuzano, la prensa taurina, “Garapullo”,
la Asociación de Matadores de Toros de Venezuela en la persona de Leonardo
Varela, en fin mucha gente me ha demostrado un gran respaldo, y eso de una u
otra manera te hace venirte arriba, sabes que cuentas para ellos. Espero que
esto me sirva en la recuperación que voy llevando para que más pronto que tarde
estar de nuevo agarrando la muleta delante del toro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario