El
sector taurino se tambalea: ferias canceladas, ganaderías con excedente de
toros y toreros sin contratos ni acesso a posibles prestaciones.
JESÚS
BAYORT
Diario ABC
de Sevilla
Un virus huracanado ha asolado los cimientos del
toreo. Mientras el país continúa paralizado, las esperanzas de retomar la temporada
empiezan a decaer. Los ganaderos se echan las manos a la cabeza:
aproximadamente un veinte por ciento de sus camadas de este año son de toros
cinqueños. Con seis años sólo podrán ir a festejos populares o al matadero. Los
5.000 euros que cuesta criarlos de media, a la basura. Los matarifes pagan poco
más de un euro por cada kilo canal. El coste real de estos animales sólo lo
puede sostener la taquilla de una corrida. Por otro lado los toreros,
embarcados como cualquier español en letras e hipotecas, sin saber cuando
volverán a facturar. Únicamente la parte noble del escalafón tiene cubiertas
las espaldas.
Victorino Martín
Estaba preparado para una cuarentena. De hecho,
poco le está cambiando el estado de alarma en su rutina diaria: sigue viviendo
en el campo y atendiendo las necesidades de las dos fincas en las que se divide
su ganadería, Las Tiesas y Monteviejo. «Aquí tengo un aislamiento del que no
pueden disfrutar los españoles». De su puño y letra fue la misiva enviada al
ministro de Cultura solicitando amparo para el sector. Y lo consiguió: José
Manuel Rodríguez Uribes lo llamó para comprometerse a abordar con el sector
taurino planes de ayuda por la crisis. «Queríamos dejar constancia de que la
tauromaquia, por su singularidad, es de las actividades más afectadas por esta
crisis. Nos va a costar mucho salir adelante». Los proyectos más cercanos de la
Fundación se han parado: «Tal y como está el país, hablar de proyectos sería
una quimera. Han quedado todos en stand by».
En el aspecto ganadero, sabe que la única salida
de su negocio es que la actividad se retome lo antes posible. Los ingresos
adicionales que entraban por las visitas turísticas se han paralizado. «Nuestro
verdadero mercado está en la lidia. El turismo es un añadido que además nos sirve
para abrir el mundo rural a la sociedad. La situación de no poder lidiar un
toro es tremenda. Tenemos un veinte por ciento de cinqueños sin saber su
futuro». Asegura que sus trabajadores siguen con normalidad: «De momento no nos
hemos planteado acogernos a un ERTE. Los necesitamos con nosotros».
Manuel Escribano
La incertidumbre que viven los toreros no le pilla
de nuevas: «Estuve siete años parado en los que no tenía ni 20 euros para echar
gasolina». Esa experiencia le sirvió para vivir con los pies en la tierra, una
utopía en su mundo. «No me he metido en muchas historias ni he derrochado lo
que he ganado. Los toreros que estamos un escalón por debajo de las figuras
vivimos prácticamente al día. El dinero de la temporada lo hacemos en estas
grandes ferias». Soltero, y sin cargas familiares, se acuerda de los compañeros
que tienen esa urgencia para sacar adelante sus casas. «A nosotros no nos ayuda
nadie, vivimos de lo que toreamos. Si el Gobierno nos da finalmente ese
espaldarazo, debemos destinarlo al espectáculo. Que se abaraten las entradas y
se le ponga facilidad al público».
Es consciente de que la reducción de la temporada
perjudicará a los toreros en su misma situación. Señala que la gremial ya ha
mantenido contactos: «Hemos quedado en reunirnos cuando pase este tiempo, tanto
las figuras como los que estamos por detrás. A ver si somos capaces entre todos
de apoyarnos y sacar esto adelante».
Antonio Martínez, asesor jurídico de la
UNPBE
Representa a la asociación mayoritaria de
picadores y banderilleros españoles, que cuenta con setecientos afiliados. Casi
la totalidad de los profesionales del marco nacional. Al igual que cualquier
trabajador en estos momentos, viven días duros. Con la particularidad de no
estar empleados por ninguna empresa. No pueden acceder a un ERTE. Y solicitan,
como el resto del sector, ayudas compensatorias: «Ahora tenemos que llevar una
misma línea de trabajo entre todos para conseguir que los toreros puedan optar
a algún tipo de prestación por desempleo o análoga. Y cuyo único requisito sea
estar dado de alta en el censo taurino». La Seguridad Social mantiene en
recuento a los profesionales que han superado las ocho actuaciones durante la
temporada anterior. «Lo normal es que los profesionales hayan agotado el paro
durante el invierno. Nos preocupa su situación: sin prestación ni previsión de
festejos. Muchos se habían encargado vestidos y trastos de torear para el
comienzo de la temporada».
El abogado cataloga esta situación como un
«cataclismo total». «Me preocupa no poder prever cómo se va a reanudar la
temporada. Espero que esto no sirva como excusa para reducir festejos a las
ferias. La tauromaquia se debe seguir vertebrando por una temporada con sus
fechas preestablecidas».
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