El
cacereño, autor de lo más sólido, corta tres orejas y el pacense Ginés Marín,
con ambición, consigue cinco.
ROSARIO
PÉREZ
@CharoABCToros
Diario ABC de
Madrid
Un monumento alzó Emilio de Justo en el nombre de
la naturalidad. Qué gozada ver a un torero en tal estado de gracia. De
principio a fin: gusto desde las verónicas hasta las chicuelinas del quite. Un
prólogo pleno de torería condujo la boyante embestida del toro de Victoriano
del Río, con un compás genuflexo propio de privilegiados. Viendo aquel toreo
natural, ayuno de crispaciones, se entiende que alguno prefiera no verle en sus
carteles. ¡Cómo fueron los derechazos! Por el camino clásico, con pureza y
temple. ¿Y los pases de pecho? Cuánta hondura en tan pocos segundos. Como aquel
que remató otra pieza diestra, un verso libre. Bajó luego la mano e intercaló
poder y desmayo. A izquierdas no era el mismo el recorrido, pero aun así lo
empujó, con el adorno de una trincherilla de cartel. Hasta crear nuevamente, en
el regreso a la derecha, otro de pecho escultural. El broche genuflexo fue agua
bendita, como ese armónico cambio de mano y otro pectoral a la hombrera
contraria. Era faena de dos orejas, pero pinchó a «Malhumor». Y todo quedó en
una.
Ginés Marín, muy arreado, se marchó a la puerta de
chiqueros en el saludo al segundo, que brindó al público. Quieto como una
estatua prologó faena, muy variada con un toro suavón que pecó de soso. Todo
templanza, se recreó en los muletazos, con arrucinas e invertidos. A
izquierdas, se apalancó, pero Ginés exprimió hasta la última gota, con un pase
de pecho soberbio. Con el animal ya rajado, se metió en las cercanías. Quería
más y se entretuvo en otros tres inversos antes de la estocada. La gente, que
casi llenaba el coso –magnífica entrada en esta matinal de duelo entre Cáceres
y Badajoz–, pidió las dos orejas, pero el palco lo dejó en una.
Con hermosos lances genuflexos recibió al sobrero,
sustituto del inválido tercero. Este toro, de perfil acarnerado, no invitaba a
grandes esperanzas. De Justo lo empujó con técnica y extrajo naturales con su
aquel, poniendo todo y más el cacereño, que se tiró a matar de verdad. Pero
aquella faena no caló en el personal y todo quedó en saludos.
Cierta apariencia Núñez traía el bizco y
engatillado cuarto, al que se le atisbó su sensacional manera de embestir desde
el inicio. Despejado de mente Ginés, se lo llevó a los medios andándole
toreramente y siguió al natural. Se venía con alegría «Curioso», especialmente
por el izquierdo. De antología el cambio de mano tras la tanda diestra. El
pacense trazó verdaderas filigranas, pero se echó en falta otra tanda rotunda
por ese pedazo de pitón zurdo. La media desembocó en el doble trofeo.
No se quería quedar atrás De Justo y se plantó a
portagayola en el quinto, un toro nada guapo. Del trance salió con la cara
noqueada, a lo Rocky con Drago, con una herida encima del ojo izquierdo. Arrebatado,
se dirigió al toro y le cuajó un mixto de verónicas y chicuelinas de fábula.
Crujía la plaza. Brindó al público y en la distancia larga citó al victoriano,
que acudió muy rebrincado. Afianzó la embestida en la siguiente, en una tanda
pura emoción. No era ninguna perita en dulce este «Barbazul», que no estaba
para bromas y apretó con enorme transmisión, entre la casta y el genio. De sus
manos parían series de intensa emoción, apostando por la victoria del toreo. A
matar o morir se tiró el extremeño, prendido en la hora final. Dos orejas de
justicia.
Otras dos logró Ginés en el último, de embestida
más desigual pero mejor en sus manos, en el que hizo de todo, queriendo
siempre, desde el recibo a las bernadinas y el broche rodilla en tierra.
El mano a mano, más allá de las orejas (cinco para
el de Badajoz y tres para el de Cáceres), dijo muchas cosas: Emilio de Justo,
autor de lo más macizo, merece un sitio en la mesa de las figuras consagradas y
Ginés Marín, con ambición y queriendo siempre, desea recuperar el lugar que
ocupó. Una mañana para recordar, con magnífica entrada en un duelo triunfal
entre los espadas de Cáceres y Badajoz. Ganó Extremadura y ganó el toreo.
FICHA DEL FESTEJO
PLAZA
DE TOROS DE OLIVENZA.
Domingo, 8 de marzo de 2020. Tercera corrida de la feria (matinal). Casi lleno
en los tendidos. Toros de Victoriano del
Río (1º, muy bueno, 3º bis, bastote, y 5º, con transmisión y casta) y Toros de Cortés (2º, noble y soso, 4º,
estupendo, y 6º, asperote y de desigual embestida). Todos con movilidad.
EMILIO
DE JUSTO, de tabaco y oro.
Pinchazo hondo y estocada caída y delantera (oreja). En el tercero, estocada
delantera y caída (saludos). En el quinto, estocada (dos orejas).
GINÉS
MARÍN, de frambuesa y oro.
Estocada desprendida (oreja con fuerte petición de otra). En el cuarto, media
(dos orejas). En el sexto, estocada (dos orejas).
Se desmonteró Fini. De Justo, Marín y
el mayoral, a hombros.
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