El
lunes tendría que haber toreado con Aguado en Valencia: "A ver si sigue el
humor cuando llevemos una semana confinados".
JUAN DIEGO
MADUEÑO
@Juandimc
Diario EL
MUNDO de Madrid
La humanidad tenía que sufrir otra peste para que
Enrique Ponce celebrara un aniversario de alternativa sin vestirse de luces.
"Me eché un novillo en la finca y no lo maté, salió extraordinario".
La pandemia de coronavirus clausuró la plaza de toros de Valencia: el lunes no
hizo el paseíllo junto a Pablo Aguado en el mano a mano organizado con la perla
del toreo para conmemorar sus 30 años de matador de toros. "Era bonito,
¿no? El mismo día y en la misma plaza", tres décadas después de arrancar
una trayectoria posiblemente irrepetible. "Tenía ilusión. No ha podido
ser", acepta esta situación inédita.
Cetrina, su finca de Jaén, "está en Navas de
San Juan, cerquita de Úbeda", aísla al matador y su familia. "Nos
fuimos al campo antes de la declaración del estado de alarma". Sus dos
hijas suenan al otro lado del teléfono, la vida familiar en plena temporada.
"En Semana Santa venimos a pasar unos días pero con amigos y familias,
ahora estamos solos". El 3 de marzo coincidió en Valencia con el torero
sevillano en unas charlas organizadas por un diario local, un adelanto del mano
a mano. "Sabíamos lo que podía pasar. 'Veremos a ver si se dan las
Fallas', decíamos. Lo lógico era suspender. No me ha pillado de sopetón. Antes
de todo está la salud. Hay que ser responsables para salir de esta".
En el confinamiento, Ponce mantiene una rutina
"de entrenamientos" a la que ha añadido las nuevas precauciones, el
apartheid de la higiene. "Es raro mantener la distancia con la gente. El
lunes vino Jocho al toro, que vive aquí, con mascarilla. Nos saludamos de
largo", bromea. "Hoy [por el martes] me he echado una vaca y
estábamos tres: el picador, el mayoral y yo. Te da la risa". Mata el
tiempo "montando a caballo con mi hija pequeña, toreando de salón,
tentando, practicando approachs y haciendo ejercicios para potenciar la pierna
izquierda", la de la "rodilla catastrófica".
"LO PASÉ MAL"
Hace justo un año, un toro se la partió. En
realidad fue el aterrizaje forzoso: el pitón lo lanzó al vacío y la
articulación no soportó la caída, doblada en un ángulo sideral. "Quería
reaparecer en Valencia el lunes con el mismo traje que me puse ese día".
Estuvo cuatro meses de baja, volvió antes de lo previsto, en El Puerto de Santa
María. Aquella tarde fue un espejismo. "Lo he pasado muy mal, me faltaba
fuerza. Me costaba mucho entrar a matar. No era capaz de impulsarme". En
el gimnasio del cortijo trabaja "isquiotibiales y glúteos" y la
rodilla "sufre menos". Enrique Ponce tiene un blindaje a prueba de
jubilaciones. "Me encuentro muy bien, bastante mejor que cuando reaparecí",
resume su final de temporada.
La ruina se cierne sobre el sector taurino después
de la suspensión de Castellón, Valencia, Sevilla y, posiblemente, Madrid. La
patronal de empresarios está paralizada. "No he hablado con nadie de una
nueva fecha. Tengo esperanzas de que para Hogueras, en San Juan, se haya
avanzado mucho. Habrá ferias que no se puedan aplazar, que se suspendan.
Ampliar Julio, Otoño y San Miguel es una solución. ¿Pero qué va a pasar con la
gente? ¿Montamos otra vez las fallas? ¿Ponemos las casetas en
septiembre?".
Y los empresarios no son los únicos afectados. A
la industria taurina le rebosan los desastres por culpa de la crisis del
Covid-19: "Hay toreros que van a pasar el año en blanco porque su
temporada dependía de lo que ocurriera en las primeras ferias", recuerda
el maestro.
"TOREAR ES LO DE MENOS"
A las ganaderías les sobra un puñado de toros que
se les han quedado colgados. "Hay un excedente que tendrán que sacar
cuando llegue el momento. Tendrán que tirar primero de los toros de cinco
años", aclara Ponce, que habla con sus compañeros del momento que viven.
"Todos estamos igual. Ahora lo de menos son las corridas".
La reacción del Gobierno "llegó tarde".
La manifestación del 8-M "en esas circunstancias era innecesaria".
"¿Y lo de la peluquería? Hay cosas que no entiendo muy bien, como lo de
poder sacar al perro a la calle pero no a tus hijos. Supongo que es más
importante que la gente esté concienciada. La gente sabe lo que hacer".
Como una metáfora de la situación que ha congelado
el mundo, a las leyendas también le llegan los memes. Lo viral iguala.
"Son buenísimos. La gente es muy rápida, reacciona enseguida. Al menos se
lo están tomado con humor. Ya veremos qué hacemos cuando pase una semana".
El campo es el mejor sitio para quitarse del medio
estos días. "Dentro de lo malo, tengo suerte y puedo hacer mis cosas,
mantenerme en forma. Me imagino a los que tienen tres o cuatro niños encerrados
en un piso... Pero bueno, no queda otra. Esto va para largo. Ojalá encuentren
pronto la vacuna".
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