Rafaelillo,
Robleño y Tomás Campos sufren el parón de una temporada que dependía de los
escasos primeros contratos del año para enderezar su situación.
Rafael Rubio "Rafaelillo" |
JUAN DIEGO
MADUEÑO
@juandimc
Diario EL
MUNDO de Madrid
Fotos: Archivo EFE
Fotos: Archivo EFE
La suspensión de la temporada ha dejado perplejos
a muchos toreros. Si el artista, según Duchamp, "no hace cosas para
nadie", sino que alguien escoge cosas entre su producción, hay matadores
de toros detenidos en el almacén, a la espera de que los elijan. Los toreros
parados llevan la vida triste del escritor, son opositores en chándal. La
pandemia del coronavirus ha destruido sus aspiraciones. Torear lo mejor de lo
peor, escapar de los círculos del infierno del taurino. La industria los
consume como la gasolina que hace arder a las figuras: corridas feas, dineros
escasos, popularidad marchita.
La infección les ha arrebatado la posibilidad de
la precariedad, de dar el primer paso. "Puede que haya una criba
grandísima", reflexiona Tomás Campos, uno de los toreros jóvenes afectado
por la crisis en un momento clave para su carrera. Obligado a matar lo que no
quiere nadie. La ratonera del sector le impide coger carrerilla. "Que
algunos digan 'mira, no puedo sobrellevarlo, no puedo dedicarme al
toreo'". Robleño no tenía ningún contrato en las primeras ferias. Cumple
20 años de alternativa. "Me habían contratado en Ceret en julio".
Rafaelillo iba a reaparecer en Arles (Francia) en abril nueve meses después de
que un miura lo estrellase contra las tablas como si hubiese pateado una lata y
no a un padre de familia. "Me duelen hasta las pestañas de entrenar.
Estaba ilusionado" de volver a torear, en fin, Miura.
Madrid era para los tres la oportunidad de
arreglarse la vida, el cliché de siempre pero es así, a ver. El virus canceló
los primeros festejos. De San Isidro no se habla. "¿Está parado,
no?", pregunta Robleño. "Sabía que íbamos a ir alguna tarde, pero la
empresa no ha confirmado nada", señala Campos, anunciado en la capital la
tarde del domingo de resurrección, ya cancelada. "Quedaban muchos carteles
por hacer. La respuesta de Plaza 1 fue buena", añade Rafaelillo, que tras
suspenderse su vuelta a los ruedos rompió con el apoderado. "Necesito
alguien que me ilusione", anuncia: busca volver a encontrar su "hueco
en las ferias", en las corridas duras.
"NOS HA PILLADO DE OBRAS"
Las oportunidades se escurren. Estos toreros se
jugaban en la primavera los contratos del verano en las provincias. Y Robleño
está ahora en su piso. "No podía irme y dejar aquí a mi mujer, que está
estudiando una carrera por la Uned, con los niños, a los que hay que ayudar con
los deberes", describe su situación, alejado del campo, del olor que a
veces tiene el miedo. En algunos salones no se puede torear de salón. "Me
las apaño regular. A ver si bajo al garaje un día, si no se molestan los
vecinos, claro".
Fernando Robleño |
"A mí me ha pillado con una obra a medias.
Nos estamos haciendo una casa en el campo", explica Rafaelillo. Lleva sin
torear desde julio. "No tengo seguro. No me lo puedo permitir. Si no
tuviese ahorros, con lo que pago de seguridad social no tendría ni para comer.
Menos mal que he sido una persona precavida, pero que se arregle pronto
porque...". Del puñado de costillas fracturadas, todavía hay algunas sin
soldar. "Son flotantes. Las tengo partidas por dos sitios cada una. Me
tendría que hacer un TAC". Miura podría fundir las medallas de los
lisiados en la marmita de Obelix. "El abdominal izquierdo lo tengo
defectuoso. Es una molestia constante. Pero nada comparado con lo que pasé en el
hospital. Lloraba de dolor a pesar de las drogas que me dieron".
Tomás Campos busca equilibrio porque "los
toreros tenemos un desequilibrio mental importante, al menos en mi caso.
Tenemos que ir subsistiendo, tanto moral como económicamente". Vivir en
torero es vivir confinado, al menos al principio. La generación del pacense
parece que siempre está empezando de cero: toreros eternamente nuevos que
tienen varios años de alternativa, las promesas que no terminan de cuajar.
"No es muy diferente a cuando estoy aquí metido", se refiere a la
casa familiar a unos seis kilómetros de Llerena, Badajoz, "intentando
mentalizarme de cara a los compromisos fuertes del año", que no habrá en
2020.
"¿AL SASTRE?"
A veces hace cura de la obsesión. "Leo, veo
series, hago bricolaje". Quizá sea cínico llamar obsesión cuando el futuro
-el amasijo de responsabilidades de la vida adulta- de un treintañero depende
de obsesionarse más o menos con su profesión. "El dinero hay que
administrarlo con precaución mientras pienso de qué manera le puedo dar una
solución a lo económico para permitirme esta forma de vida". Tenía unos
arreglos encargados en Fermín. "¿El sastre? Para qué coño voy a ir al
sastre si no voy a torear. No me lo puedo permitir".
El madrileño no se preocupa por su situación.
"Ahora lo importante es ser responsable y consecuente. Habrá que ajustarse
el bolsillo, claro. Se ha parado todo", piensa Robleño en la explotación
de ganado manso de la que también vive. "Tengo confianza en mi muleta y mi
capote y al final lo voy a arreglar pero primero hay que sacar al país de
esta", aclara. El coronavirus deja a la tauromaquia tiritando. "Somos
un desastre. Ahora estamos calientes. Los compañeros hablamos sobre qué habría
que hacer, buscando soluciones. Un banderillero que fue conmigo decía siempre
que su objetivo era dejar el toreo igual que se lo encontró. No creo que yo
dejé la tauromaquia como me la encontré", asume.
"El toreo va a salir muy dañado", cree
Rafaelillo, que prefiere ser "Rafa. ¿Te importa llamarme Rafa?".
"Dependemos de la taquilla. No hay publicidad. Esto no es el fútbol. Que
el Gobierno nos ayude y nos escuche como nos merecemos", pide el murciano.
"Lo siento mucho por los compañeros, sé la ilusión que hace estar
anunciado", se compadece también de sí mismo Robleño. "Creo que la
crisis del coronavirus nos da una lección. Hay que dejar de pensar en el
futuro, qué va a pasar con mi carrera, por ejemplo, y hacerlo más en el
ahora", ataja Tomás Campos. El ahora que es la nada. "Vivir lo más
intensa y realmente posible el ahora".
No hay comentarios:
Publicar un comentario