"La magia de la mente del torero" es el título
de la conferencia que ha pronunciado en la Sala Cossío de la plaza de toros de
Las Ventas el seudocientífico y biólogo Antonio Alcalá. El conferenciante
profundizó en la mente de los toreros, mientras de modo sincronizado con la
proyección de diversos cuadros de Andrés Mérida. Confiesa, sencillamente, que
no sabe nada de toros. Pero entiende que la mente de un torero es diferente a
la de los demás. Su estudio se dirige, precisamente, a explicar cómo piensa y
por qué piensa diferente.
Redacción
www.taurologia.com
Según ha explicado al diario malagueño Sur el Dr. Alcalá, “hace tres años a raíz de un acto en defensa de la Fiesta Nacional en
Cofarán al cual me invitaron a dar un aporte científico. Se me ocurrió dar una
pequeña conferencia sobre la mente del torero. A partir de ahí el pintor Andrés
Mérida y yo, que tenemos mucha confianza y nos une mucha complicidad porque él
es un pintor que busca mucho la ciencia y yo soy un científico que busca mucho
el arte, mantuvimos varias sesiones clínicas en la cual él plasmó su talento como
artista sobre lo que yo le iba contando sobre lo que es la mente del torero. Él
hizo una serie de pinturas que durante la conferencia se van a ir proyectando”.
Sostiene el seudocientífico que la mente del
torero no es igual a la de las demás personas. “La mente del torero no puede ser
igual a la de una persona porque si no todos seríamos toreros”. Pero no
se queda ahí y da un paso más: “Hay muchísima diferencia entre la mente de
un novillero y la de un torero, una diferencia abismal. La mente de un
novillero es muy parecida a la de cualquier persona mientras que la mente de un
torero es extraterrestre”.
Y a la hora de marcar tales diferencias, opina
que “la mente de un torero se diferencia a nivel de la anatomía, hay zonas del
cerebro que están más desarrolladas que en un ser humano normal; a nivel de la
biología celular, me refiero a cómo funcionan las neuronas; a nivel de la
biología molecular, es decir, cómo funcionan esas neuronas por dentro; y hay
diferencias a nivel de la química cerebral, es una química cerebral
desproporcionada respecto a una persona normal”
Incluso sostiene que se dan diferencias desde
el punto seudocientífico entre la mente de un novillero y luego cuando da el
paso de hacerse matador de toros. Opina
el Dr. Alcalá que ese tránsito se da
“un
paso químico que produce un cambio bestial en el cerebro. Desde el momento en
que el novillero pasa a ser torero y éste ejerce como torero, los cambios en el
cerebro no solo se visualizan en la plaza, sino también fuera. El quid de la
cuestión está en ese paso del escalafón novilleril al de matador de toros. Se
producen cambios tan profundos que el torero pudiera ser mirado como
extraterrestre. Hay personas que podrían querer torear y se quedan en
novilleros y otros pasan a toreros. No todo el mundo puede tener la mente de un
torero. Esos cambios los mantiene a lo largo de toda su vida, donde mantiene
esa peculiar y especial personalidad que tiene todo torero. Una personalidad
que tiene una base química no ambiental”.
Naturalmente, en un estudio neurológico en
torno a la persona el torero no podía faltar la referencia al miedo: “El
miedo es la idea clave que modela el cerebro del torero. Un novillero siente
miedo pero siente el miedo de una forma humana en la cual no llega al punto de
no retorno biológico. Es decir, el novillero, igual que cualquier persona,
siente miedo y no da el salto al precipicio; el matador de toros siente miedo,
salta al precipicio y sabe que saltando va a seguir sintiendo miedo. Llega un
momento en que ese miedo le transforma el cerebro, deja de tener miedo y es
otra persona. El miedo es lo que hace que se retuerza la química del cerebro de
un torero”.
“Parto de la base –dice el Dr. Alcalá-- de que existe el novillero, el torero y el
supertorero. El supertorero, es el torero elevado a la enésima potencia.
Alguien que no es que tenga una química cerebral aberrada o desproporcionada,
sino que tiene incluso una mente paranormal”.
En el curso de su conferencia en Las Ventas,
el Dr. Alcalá fue dejando elementos
que, amen de curiosos, resultaban poco conocidos. Y así, por ejemplo, esa especial atracción,
que los taurinos tanto temen, que en
torno a un torero se suscita entre las mujeres, la viene a explicar porque
quien se viste de luces es visto como el padre ideal para sus hijos. “Las
mujeres reciben señales que les hacen sentirse atraídas por el hombre que
torea”, opina, en base a que el torero resulta “un creativo con lenguaje sexual
impecable, que no pregunta si estudias o trabajas y que cuando está con una
mujer no mira a otra; no teme al sexo opuesto, se sale con la suya y no negocia
ante el riesgo”. Pero a la inversa, lo mismo sostiene en el caso de las
mujeres toreros.
Sin embargo, otro de los rasgos que diferencia
al torero es que se siente esclavo de la infidelidad. Y en este sentido,
explica que el torero por su bajo nivel de vasopresina está más predispuesto a
la infidelidad. “Todos los toreros luchan contra su infidelidad sexual, que no
emocional”.
A la hora de explicar su tesis sobre miedo,
acude a la hormona vasopresina sobre
la amígdala cerebral, que moldea su cerebro frente al miedo. Precisamente a
esta composición hormonal acude para explicar esa genérica diferenciación del
torero: “La dopamina, la norepinefrina y la serotonina son sustancias que todos
tenemos en nuestro cerebro. En el de los toreros aparecen en mayor cantidad,
teniendo como consecuencia una repercusión directa en el qué y cómo sienten,
sufren y viven”.
En referencia a la manera de razonar del
torero, opina que “aprenden del todo a la parte, no analizan sino que sintetizan, se deja
llevar por su intuición para alcanzar la gloria”.
Esta singularidades se plasman luego en
algunas circunstancias singulares. A este respecto, según el Dr. Alcalá en los toreros apenas existe la enfermedad del Parkinson, fruto de la
alta dosis de dopamina que genera en su lucha entre el valor y el miedo. Pero
también aquí fundamenta que para el torero no exista una faena perfecta y que
quieran cautivar siempre más con su toreo.
Pero los toreros también se singularizan por
ser muy protectores con su círculo. “Su mente es sumamente protectora, tanto con
su familia como con su cuadrilla. Su mente es capaz también de hacer dos cosas
a la vez: querer a una mujer y sentirse atraído por otra”.
Sin embargo, el Dr. Alcalá defiende la tesis
de que los toreros “no están hechos de otra pasta, sino que la usa de modo diferente”.
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