El
torero extremeño desorejó a un enclasado toro de Núñez del Cuvillo; Cayetano
Rivera y Pablo Aguado fueron ovacionados
JESÚS
BAYORT
@JesusBAYORT
Diario ABC
de Sevilla
HUELVA
Huelva huele a mar… y desde este domingo, se
vuelve a respirar la brisa torera. Había ganas de toros en la plaza de La
Merced, que completó todo su aforo reglamentario y continuó la expectación
desde el monte Conquero. Perera triunfó. Y también lo hicieron las cuadrillas:
¡Vaya la tarde que dieron Curro Javier, Iván García y Javier Ambel!
La plaza estaba entera en pie mientras Perera
permanecía inmóvil, de rodillas, pasándose los filos de la muerte como el que
toma una caña. El éxtasis se había apresado de los tendidos. El torero había
vuelto loco al animal tras mil y una vueltas alrededor de su cuello. Tuvo un
gran toro, que por momentos pareció desfondarse, y que se acabó entregando al
mando templado del extremeño. Nadie comió pipas durante aquella faena. Reafirmó
lo ocurrido en su primer oponente: una versión renovada, con un toreo de capote
más profundo y templado. Sin presiones y con calma.
Lo toreó a la verónica con las manos bajas a pies
juntos y siguió el temple por su espalda. Curro Javier fue el primero en poner
en pie al público durante la lidia de «Asustado». El de Sanlúcar la Mayor
pareció apresado de un espíritu kamikaze. Se le puso el toro dos metros por
delante en banderillas a la velocidad del AVE. No tiró por la calle de en
medio. Y a punto estuvo de llevárselo por delante en el primer cuarteo. ¡Ole
los banderilleros con gallardía! Tras aquel acto heroico no le quedó más
remedio a Perera que tirar la moneda. Y cómo lo hizo: lo esperó de rodillas en
los medios para darle un cambiado por la espalda. Se gustó por el lado
izquierdo, un pitón sensacional. Nadie puso en duda, tras la correspondiente
estocada hasta la gamuza, que merecía las dos orejas.
Anteriormente sorteó un jabonero que adoleció de
fuerzas y casta, defectos que se convirtieron en virtudes en sus manos. Fue
aquí donde sorprendió su nuevo registro capotero. La carta de presentación no
pudo ser mejor: lo toreó a la verónica como pocas veces se le recuerda. Le
dolía al animal cuando lo sometían y fue esa la tónica general durante toda su
lidia. Se arañó los nudillos Perera por chicuelinas. Y el espectáculo continuó
durante el segundo tercio, porque pagar una entrada para ver al extremeño es
una inversión amortizada para aficionados: si no es él quien redondea la faena
es su cuadrilla la que ofrece los momentos de brillantez. Javier Ambel, Curro
Javier y viceversa. Lo esperó Ambel en banderillas para clavar en la misma cuna
de los pitones. Y el público se lo reconoció con una sonora ovación. No
defraudaron las expectativas iniciales del de Cuvillo. Poco juego le ofreció a
Perera, que sí consiguió sacar las dos tandas más lucidas por el pitón derecho,
por donde el ayudado le permitía dejársela en el mismo morro y que no tuviera
más remedio que repetir o najarse. Vendió cara su muerte, pese a la estocada
entera que dejó el torero y todo quedó en una ovación.
Cayetano Rivera Ordóñez te puede gustar, no
gustar; ser de tu agrado, o desagrado; pero hay que ser muy ciego para no ver
la disposición que siempre tiene cuando se pone un traje de luces. Su tarjeta
de visita fue una larga cambiada y no dudó en gallear por chicuelinas para
dejarlo en el caballo. El bragado estaba justo de fuerzas y de presencia. Y aún
quedó más mermado tras un par de encontronazos con las tablas. Muy condicionado
llegó al último tercio, cuando el torero dinástico no quiso sacarlo más de la
segunda raya del tercio. Estuvo insistente y por momentos pareció que el toro
quería… pero no podía. Faena larga. Y el momento más heroico llegó con los
aceros, cuando él lo hizo todo. Se encunó y salió rebotado del encuentro. Son
detalles que demuestran la innegable disposición que hablábamos al comienzo. Le
ovacionaron.
Con el quinto de la tarde (ya metidos en la
oscuridad de la noche) no pasó la historia a mayores, pese a sus intentos de
agradar con el toro más hondo de la corrida. Le dejó otra espectacular estocada
y tuvo que hacer un uso del verduguillo. Le pidieron levemente la oreja y
recogió la ovación en el tercio.
Dio muerte Aguado a su primer toro y había
perplejidad en las miradas de sus partidarios, y del público en general que
había acudido principalmente en su reclamo. Nadie rompía a opinar, pero la
sensación no fue la esperada. Tuvo en suerte un toro con mucha tela que cortar:
tenía temperamento y embestía con demasiado ímpetu, pero lo hacía bien. La
faena tuvo altibajos, muletazos de bello calado intercalados con algún que otro
enganchón. Lo más emocionante se había vivido en el quite que le realizó tras
el meritorio puyazo que dejó Juan Carlos Sánchez al relance. Bailó por
chicuelinas. Sí, bailó. Porque torear se torea siempre, o se intenta, pero
también cabe la posibilidad de formar un pasaje especial y único en ese
encuentro. Y Aguado lo hizo cuando homenajeó a Manuel Jiménez. Y llegó ahí el
momento de mayor emoción de su labor: el toro le tropezó cuando se aproximaba
el remate y quedó a su merced. Aguado respondió con una larga cambiada que
mantuvo en vilo a los presentes. Dejó dos pinchazos previos a la estocada
fulminante.
Salió en sexto lugar un colorado, ojo de perdiz,
de expresión más abecerrada que sus hermanos y que tuvo el comportamiento
habitual de la niñez: informalidad. Dejó Aguado alguna verónica interesante en
su comienzo y se gustó con la muleta. Hubo cadencia y expresión cuando el toro
se le permitió. Pablo quiso, pero no era el animal para un toreo de tantos
quilates. Tuvo la disposición que se le echó de menos en el primer turno.
FICHA DEL FESTEJO
Primera feria taurina de Andalucía
«postcovid». Se lidiaron toros de NÚÑEZ
DEL CUVILLO, desiguales de presentación y juego, destacando 3º y 4º. Se
desmonteraron tras parear Javier Ambel, Curro Javier e Iván García.
MIGUEL
ÁNGEL PERERA, de malva y oro:
ovación tras un aviso y dos orejas.
CAYETANO
RIVERA ORDÓÑEZ, de azul rey y
oro: ovación tras un aviso y ovación tras estocada y descabello.
PABLO
AGUADO, de catafalco y oro:
ovación tras aviso y palmas tras dos avisos.
Feria de Las Colombinas 2020. Plaza de la Merced
de Huelva
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