Redacción APLAUSOS
Una de las plazas más importantes y bonitas
celebra estos días el 140º aniversario de su inauguración. Fue el 5 de junio de
1880 cuando dos jóvenes espadas, Antonio Carmona “El Gordito” y Rafael Molina
“Lagartijo”, cruzaban el albero por primera vez en la historia, para lidiar
toros de Anastasio Martín. El primero que saltó al ruedo, uno de los más
grandes que existe, se llamaba «Bordador», cuya cabeza se conserva. Al día
siguiente los mismos diestros volverían a hacer el paseíllo lidiando reses de
la Viuda Marquesa de Saltillo, siendo «Reomito» el primer ejemplar que salió
con este hierro.
El día de la inauguración de la plaza fue muy
celebrado desde las primeras horas. Las calles Larga y Luna, puntos céntricos
de la ciudad, aparecieron muy concurridas, al igual que la calle Santa Lucía,
que va directamente a la plaza. Banderas y gallardete adornaban el recorrido y
la banda de música animaba con alegres pasodobles. Trenes y vapores de Cádiz,
Jerez, Sevilla, Puerto Real, San Fernando… condujeron a infinidad de viajeros.
La Monumental plaza, con un aforo de 11.900
localidades, pasó a propiedad definitiva del municipio en 1927, tras la venta
de un grupo de inversores -que lideraba Felipe Laffite- por 92.500 pesetas. La
Plaza Real, como se la conoce, ha contribuido a enaltecer el nombre de la
ciudad ofreciendo en toda su dimensión espectáculos con todas las figuras del
toreo de distintas épocas. Joselito y Belmonte ofrecieron para la historia
tardes cumbre. El torero de Gelves dejó esa frase lapidaria de “Quien no ha
toros en El Puerto no sabe lo que es un día de toros". Juan Belmonte, por
su parte, gustaba de torear en El Puerto. Actuó tras su última reaparición, en
1935; y luego, en 1939, lo hizo en su vuelta como rejoneador. Precisamente el 1 de abril de
1962 acudió de espectador al festival de su amigo Bernardo Muñoz “Carnicerito
de Málaga”, suegro de Rafael de Paula. Bernardo, un personaje irrepetible,
bueno, simpático e inteligente, fue amigo de muchos toreros y figuras
importantes como Manolete y Álvaro Domecq, al que sirvió en su cuadrilla, entre
otros.
La plaza portuense posee una magnífica instalación
eléctrica. Fue Enrique Barrilaro impulsor de esa perfecta iluminación. Se
ufanaba de que era la plaza mejor iluminada del mundo. Se inauguró el 19 de
junio de 1960.
Precisamente dos años más tarde tomó la
alternativa Emilio Oliva, concedida por Antonio Ordóñez en corrida nocturna, la
misma que presencié.
A lo largo de su fecunda historia se han celebrado
un total de 1.336 festejos entre corridas de toros, novilladas con y sin
picadores, festivales, becerradas y espectáculos cómicos, siendo el torero
local José Luis Galloso, que cumple las bodas de oro como matador, quien más
veces ha toreado en “su” plaza de El Puerto. Larga vida para seguir disfrutando
en un coso de tanta solera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario