domingo, 30 de agosto de 2020

LA PINCELADA DEL DIRECTOR - Daniel Luque y Emilio de Justo, cuestión de tiempo

Ambos han sobresalido en lo que llevamos de temporada, no hay sorpresa en ello, si fuese una quiniela se pagaría baratita, es decir, lo contrario de lo que habría/habrá que pagarles en cuanto llegue la normalidad

JOSÉ LUIS BENLLOCH
Redacción APLAUSOS

La temporada se va desplomando como un castillo de naipes. Parece una maldita danza, dos pasos adelante y dos pasos atrás. Avanzamos a golpe de ilusión y retrocedemos con el menor contratiempo. Esa es la consistencia del hábitat actual del toreo. Bueno, del toreo y del mundo actual. Sueños frente realismo. Y en el pulso perdemos por goleada. Esa es la sensación. Pero aún así me apetece hablar de toros, de toreros, también de empresarios a los que se tiene como sacos de punching en los que descargar todos los males sin hacer más distingos que los intereses, fobias y filias de cada cual. Se hace a discreción, sin reparar que sin empresarios no habría toros y es evidente que los hay de todos los colores, gente que merece la reprobación y gente para tocarles las palmas, solo que en un mundo en el que abundan las miserias es campo abonado para las voces más miserables que truenan según les va la feria, y nunca mejor dicho, que anteponen sus intereses a cualquier consideración. Nada nuevo.

Si hablamos de toros, Miura y El Pilar, Africano y Potrico, a los que se ha añadido en las últimas horas el de Borja Domecq in memoriam y su Palangrero en tarde de merecido homenaje, han sido los nombres propios. Si hablamos de toreros este fin de mes ha sido de Luque y de Emilio de Justo sobre todo. No hay sorpresa en ello. Si fuese una quiniela se pagaría baratita, es decir, lo contrario de lo que habría/habrá que pagarles en cuanto llegue la normalidad. Este año estaba señalado como el de su nueva entronización y visto lo visto son apuesta ganadora. Es cuestión de tiempo.

Volver a lo más alto para los toreros que echaron a perder su primera floración no es tarea fácil, objetivo solo al alcance de los valores auténticamente sólidos. Es fácil de entender: en las reentrés entran en juego los viejos estereotipos, se sacan viejas facturas de los cajones, se ha perdido la frescura e incluso no falta quien quiere que se queden en ese territorio del pan duro porque dicen que ahí son mejores toreros y más honorables cuando la realidad es que han luchado para escapar de ese mundo en el que hay más predicadores que fieles, donde honor no va parejo con recompensa y uno es torero pero no quijote.

Este nuevo Luque es el mismo de antes, solo que más curtido, con más cabeza, con más información y más consciente de que si es difícil que el tren pase dos veces más lo sería pedirle una tercera oportunidad. Así que es ahora o… a tomar viento

Nada de eso parece que vaya a afectar a este nuevo Luque, que es el mismo solo que más curtido, con más cabeza, con más información y más consciente de que si es difícil que el tren pase dos veces más lo sería pedirle una tercera oportunidad. Así que es ahora o… a tomar viento. Y tiene todas las papeletas para que sea ahora: un capote poderoso y creativo y otro tanto se puede decir de su muleta, además de un conocimiento de la realidad que le debe ayudar definitivamente. Ya sabe lo que llueve y el frío que hace después de las distracciones.

Emilio de Justo tiene el oficio, la decisión, el concepto y el perfil artístico suficientemente atractivo para ir más allá de lo que se entiende por un torero honrado y consolidarse en los carteles lujosos las grandes ferias

Y si nos referimos a Emilio de Justo, aunque menos visto que su compañero y menos oportunidades desaprovechadas en etapas anteriores, eso es una ventaja, vale toda la parrafada anterior. No significa que sean iguales, afortunadamente, pero tiene el oficio, la decisión, el concepto y el perfil artístico suficientemente atractivo para ir más allá de lo que se entiende por un torero honrado y consolidarse en los carteles lujosos las grandes ferias.

Y no sería justo que nos quedásemos solo en Luque, ahí están Juan Leal que avanza a golpe cantado, Joaquín Galdós,… una segunda unidad que apenas se descuiden las figuras les hacen pagar su inacción.

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