MANOLO
MOLÉS
@ManoloMoles
Redacción APLAUSOS
No ha sido Ponce un torero de arrebato, ni de los
que enamoraron por su pellizco, por su genialidad, por su desigualdad que se
convertía en un misterio celebrado. Ponce ha sido y es “el torero al que le
caben más toros en la cabeza” y no me refiero a la cantidad sino a la capacidad
suya como lidiador. Una cosa es lidiador y otra torero de pellizco, de gustito,
de momentos de gloria bendita. No, lo de Ponce es la rotundidad prácticamente
imposible de 30 años de matador y de los dieciocho que quedan hasta llegar a su
edad actual, más de diez fueron para cuajarse en torero. Ponce no es Romero ni
Paula. Está claro. Pero ninguno de ellos, ni de los otros podrá decir que
prácticamente Ponce fue “Figura del toreo desde niño”. Ahora con 47 o 48 se ha
puesto de moda el vulgo que mete las narices en la vida de los famosos como si
durmieran todos en la misma cama. Son tiempos de cotilleo. Posiblemente ahora
va alguna gente a verle en las plazas para tomar partido por Paloma o por Ana.
Ese morbo creciente en este país de meter las narices en cama ajena está ahí
vivo. Pero curiosamente Ponce ha iniciado de forma arrolladora la temporada sin
dar carnaza a la prensa del corazón o del hígado.
Posiblemente ahora va alguna gente a verle en las plazas para
tomar partido por Paloma o por Ana, pero curiosamente Ponce ha iniciado de
forma arrolladora la temporada sin dar carnaza a la prensa del corazón
Ponce ha vuelto para enamorarse y para torear.
Pero cada cosa se cocina en ruedos diferentes y el de Chiva ha vuelto sin
utilizar el morbo de la nueva mujer en los tendidos. Me parece de buen gusto.
Una cosa es lidiar, y ahí sigue siendo un maestro con una fiebre nueva que
posiblemente venga de ese río llamado felicidad que ahora tiene, y otra cosa es
lo otro. Pero no mezcla.
Y sería injusto que Ponce fuera ahora más carne de
noticia que en el resto de sus años. Lo que impacta es su fresca longevidad en
todo. Y yo que he visto, como tú, tantos toreros, no conozco a ninguno que haya
llegado a sus cifras. Cinco mil y pico toros, todas las ganaderías (Miura en
Linares televisada por el Plus y veinte victorinos sin despeinarse). Benlloch
ha vivido desde el inicio, o sea desde crío, la extraña facilidad y la cabeza
tan despierta y el valor desde tan joven de Ponce. Este fue un niño prodigio y
ahora es un joven veterano que sabe más que el Guerra, que tiene un valor frío
y hondo, talento, oficio, orgullo y esa difícil facilidad de los que saben el
libro del toreo desde la A a la Z.
Lo que impacta es su fresca longevidad en todo. Y yo que he
visto, como tú, tantos toreros, no conozco a ninguno que haya llegado a sus
cifras
Pero no es un torero de corazón. Otra cosa será, y
es, un joven veterano que además de torear descubrió que es compatible conjugar
los dos verbos. Sí, esos: torear y amar. Su vida es suya. Y su carrera taurina
es lo único que me sigue impresionando. Ese valor que apenas se ve le convierte
en un torero con enorme vigencia en torear en la plaza y en la vida. Yo le
tengo un respeto imponente. Y hay cosas que como torero me gustan más o menos.
Pero estamos ante el torero que ha roto, y sigue, todos los récords. Por algo
será. Y todavía tiene hilo esta cometa.
Me alegra mucho lo de algunos empresario valientes. Esos que
están dando toros con la mitad del aforo y la afición total. Son taurinos que
colaboran para salir de esta pandemia taurina
Me alegra mucho lo de algunos empresario
valientes. Esos que están dando toros con la mitad del aforo y la afición
total. Son taurinos que colaboran para salir de esta pandemia taurina. Lo bueno
sería que a más de estas necesarias plazas de segunda, de tercera, incluso de
cuarta tuvieran el acompañamiento de los cosos de primera. Pero los políticos
deciden, tal vez demasiado. Y el año estará siempre cojo si no hay Fiesta en
las plazas de primera. Si no hay primera división y en los grandes escenarios.
De momento, por si acaso, un tal Enrique Ponce, que parecía que estaba de
vacaciones amorosas, las va a torear todas… Este pasó de cien diez años
seguidos. Y Chenel decía: “Joder, diez años lleva Ponce pasando de cien. Eso no
es fácil. Pero que no se resfríe un día o le duela la cabeza eso es todavía más
raro”. Pues ahí está, como la Puerta de Alcalá.
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