En
esta pandemia (también taurina) vamos a salir muy tocados a no ser que los
milagros vuelvan y nos toque la lotería del mañana
MANOLO
MOLÉS
@ManoloMoles
Redacción APLAUSOS
Cuando nos refiramos, en el futuro, a este
extraño, semivacío, incompleto oficio de recuperación de los pueblos (eso hacía
falta), y de olvido de las grandes ferias (eso sí que va a hacer daño digan lo
que digan) seguro que añadiremos: “aquel año en que perdimos tantas cosas, en
el que dimos pasos atrás, en el que la horda anti se nos subió a la chepa, a la
cabeza, a los sentimiento”, porque en esta pandemia (también taurina) vamos a
salir muy tocados a no ser que los milagros vuelvan y nos toque la lotería del
mañana.
Si una plaza de segunda y tercera donde caben ocho mil se
puede abrir con cuatro mil, por qué tienen seis candados Valencia, Sevilla,
Madrid, Pamplona, San Sebastián, la capital de La Rioja, Bilbao, Salamanca
(vete a saber), Zaragoza y así podríamos seguir
Pero está grave. No nos engañemos. Aumenta el
ejército de los antis porque ahora, además, se puede ser anti todo y no hace
falta ni analizarlo. Y vuelvo a lo del inicio: pero nos hemos acordado de los
pueblos cuando no había otra grande donde agarrarse. Y ahí se han montado
ferias para aguantar y está bien. Pero todas las grandes plazas, los enormes
escenarios de la “grandeur”, solo se están abriendo en las Galias, en ese Arles
que no se rinde y más. Pero aquí el cerrojo, el sonrojo, el acojone político,
el conformismo del toro, nos tienen cerrados las catedrales, las plazas del
toro, los cosos donde se gana o se pierde. Y no hay llaves para abrirlos. ¿Por
qué? Si una plaza de segunda y tercera donde caben ocho mil se puede abrir con
cuatro mil, por qué tienen seis candados Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona,
San Sebastián, la capital de La Rioja, Bilbao, Salamanca (vete a saber),
Zaragoza y así podríamos seguir.
Es verdad que tiene mucho que ver en este
hermético cierre de las grandes plaza los políticos, por mantener “la soldada”
son capaces de traicionar a Pedro Romero. Y no perder el sillón y la vara.
Hay toros en el campo para dar cien corridas en plazas de
primera y nadie va a comprar. El que se jode de verdad, la víctima, junto con
el aficionado, es el ganadero serio
Pero nosotros también tenemos culpa. Coño, ¿ni una
ni dos ni tres plazas? Hay toros en el campo para dar cien corridas en plazas
de primera y nadie va a comprar. El que se jode de verdad, la víctima, junto
con el aficionado, es el ganadero serio, de toros encastados, bravos, a los que
hay que poder y lidiar como Cúchares manda.
A veces es mejor estarse quieto que montar
espectáculos en los que la enorme verdad del toreo queda opacada totalmente.
Mira en Francia como ha abierto Arles. Y a ver si Simón abre Nimes y si la
pandemia no lo arrasa todo, ya verás como Francia, cumpliendo todas las normas
legales, nos marca el ejemplo.
¿Y sabes por qué me cabreo?, porque si todas las
plazas grandes están selladas y solo vamos al complemento de las de segunda y
tercera, estamos haciendo la ecuación al revés. A los pueblos fueron siempre
una figura y dos con menos cartel. Ahora las figuras quieren volver a los
pueblos. Y su lugar, bien sudado, es abrir las plazas donde triunfaron y se
hicieron figuras. A los pueblos tuvieron que ir antes, no ahora.
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