MARÍA M.
ALBA
Salvador Vega fue el gran nombre propio del primer
festejo de la "nueva normalidad" celebrado en la provincia de Málaga,
en Estepona, primero porque volvía a los ruedos al cabo de cuatro años y
después porque acabaría cortando cuatro orejas y rabo, en una noche en la
Cayetano también sumó dos trofeos.
Vega no podía haber soñado una mejor noche para
volver. Si ya en su primer toro dejó retazos del aroma de su toreo, en el
cuarto vino la eclosión. El toro de Algarra le permitió lucirse por verónicas y
una media antológica de manos bajas. Posteriormente quiso realizar un quite
pero el toro hincó los pitones en el ruedo y terminó dando una vuelta de
campana de la que salió muy quebrantado.
Ahí salió la inteligencia y el poso de Vega, que
trató al de Algarra con mucha suavidad, sin atacarle. Suavidad también en los
cites y muletazos de uno en uno, por abajo, embebiendo la embestida del animal
con un gusto que enloqueció a los tendidos.
Gran faena del malagueño en la que se le notó una
madurez exquisita, sabiendo lo que hacía en cada momento.
Ante su primero, ya está dicho, mostró también
bellas pinceladas de su toreo, primero manejando con mucho gusto el capote,
saliéndose hacia los medios y meciendo al de Algarra, que se mostraría algo
reacio durante los primeros tercios. Con la muleta consiguió una faena de muy
alto nivel donde empezó llevándolo con doblones por bajo para acabar toreando
sobre la diestra con exquisito temple.
Cayetano se estrelló en primer lugar con un toro
parado y basto, tanto en su embestida como en su conformación, que condicionó
el una faena en la que el madrileño puso todo de su parte.
Con el quinto se abrió de capote rodilla en
tierra, en una estampa muy torera. Brindó a Salvador Vega y desarrolló después
una labor de mucha raza ante un toro de muy buen aire, aunque cogido también
con alfileres, y al que acabó cortando las dos orejas.
El peor lote con diferencia le tocó a Pablo
Aguado, que en primer lugar se las vio con un "algarra" muy
desrazado, con el que apenas pudo lucirse, pues el animal fue a peor en la
muleta, defendiéndose y embistiendo a oleadas. Al sevillano no le quedó otra
que abreviar.
El sexto no se quedó atrás y lo único que pudo
hacer Aguado fue recetarle unas cuantas verónicas de mano baja y mucho temple
que enloqueció al público. En la muleta nada pudo hacer, ya que el de Algarra
se rajó a las primeras de cambio
Cabe destacar que el día anterior al festejo
Cayetano publicó a través de las redes sociales que tanto él como su cuadrilla
se habían realizado las pruebas PCR y todos habían dado negativo, en un acto de
responsabilidad y seguridad tanto para él y su cuadrilla como para los
espectadores.
También hay que ensalzar las medidas de seguridad
adoptadas por la empresa, que tomó la temperatura a todos los asistentes a la
entrada, facilitándoles, además, gel hidroalcohólico y mascarillas,
obligatorias y más cuando la distancia social apenas se respetó, pues, aunque
la empresa puso a la venta una fila si y otra no, al final la gente se colocó
donde quiso. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Estepona (Málaga), sábado 1 de agosto de
2010. La plaza prácticamente cubrió el medio aforo permitido.
Toros de Luis Algarra, de buena presentación, nobles y de buen juego general
excepto el lote conformado por tercero y el sexto, que fue muy desrazado.
Salvador
Vega, dos orejas y dos orejas y
rabo.
Cayetano
Rivera, ovación y dos orejas.
Pablo
Aguado, silencio y ovación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario