viernes, 28 de agosto de 2020

OBSERVATORIO TAURINO - Tiempos indecisos...

El mes que debía ser el más taurino del año encara su final mientras el toreo se inmola en la hoguera de Caín y se endurecen las medidas sanitarias para celebrar festejos

ÁLVARO R. DEL MORAL
@ardelmoral
Diario CORREO DE ANDALUCÍA

Es obligado volver al asunto. Porque ya no hay dudas. La guerra fría de los interiores del toreo se ha convertido en un conflicto abierto. El tema es de calado y trasciende de esa puntual caza de brujas que les contamos de pe a pa en el Observatorio Taurino de la pasada semana. El empresario sevillano José María Garzón podría ser un dinámico verso suelto en medio del monolítico inmovilismo que hoy liga a los pesos pesados de ANOET. Pero el asunto va más allá: se trata de mantener cierto 'statu quo'; que nadie se mueva en la foto; que las cosas se queden como están... ¿Y cómo están las cosas? Ya lo dijo el poeta: "Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes ya desmoronados..."

El toreo, hay que repetirlo hasta la saciedad volviendo a parafrasear a Ortega, es hijo del tiempo que le toca vivir en cada momento. Su historia camina paralela a la de la propia piel de toro que vive momentos tan malos -más allá de la incidencia de la pandemia- en manos de los peores posibles. Sí, no se puede entender la historia de España sin perder de vista las corridas de toros. Y estos tiempos bárbaros de pan llevar no son una excepción.

De la trinchera a la avanzadilla

Pero resulta llamativo, en cualquier caso, que las grandes firmas del empresariado taurino se hayan instalado en el más absoluto de los conservadurismos dejando pasar fechas y más fechas, lamentando lo irremediable cuando el endurecimiento de las medidas de prevención hace imposible el negocio, tal y como ha pasado en Andalucía. Frente a esa guerra de trincheras, hay un grupo de empresarios de la segunda a línea que han salido en avanzadilla. No queda otra...

En realidad no se trata de salir al paso de este año nefasto sino de ensayar soluciones para un tiempo de excepción que aún no tiene fecha de vuelta. A partir de ahí cabe seguir haciendo preguntas que seguramente no tienen respuestas: ¿Qué pasará con las Fallas, la Feria de Abril y San Isidro en 2021? ¿Qué será de las ferias del cereal y la vendimia? El panorama que dibujan los distintos rebrotes invita a pensar en una nueva realidad -nada de normalidad- que demanda valentía, apuesta, capacidad de cesión y altura de miras. Es difícil ponerle el cascabel a ese gato. A estas alturas no se trata de que nadie gane dinero. Tampoco de que lo pierda. La historia pasa por garantizar la supervivencia de este mundo maravilloso que, como la propia España, atraviesa una noche oscura.

Algunos brotes verdes

Pero la vida sigue... Y aún se dan toros. El pasado sábado, sin ir más lejos, se pudo celebrar la llamada corrida magallánica de Sanlúcar de Barrameda. Dejando aparte el tema indumentario -no está el patio para gracietas- hay que alabar el esfuerzo de la empresa que comanda Carmelo García y de los propios actuantes -con la ayuda inestimable de Canal Toros- para echar para delante el espectáculo. Se lidió un corridón de Miura que ha vuelto a revelar el excelente momento de Daniel Luque, ese camarón dormido que ha sabido escaparse de la corriente. Luque ya prepara una trascendental encerrona en la plaza de Aranjuez que podrá beneficiarse de ese 75% de aforo máximo permitido que aún rige en la comunidad de Madrid. Son los mismos porcentajes que se barajan en Extremadura. La plaza de Mérida, sin ir más lejos, será el primer escenario que pisen El Juli y Manzanares -con Morante por delante, que ya se dejó ver en El Puerto- y bajo la batuta de la casa Matilla, que tendrá muchas más dificultades de las previstas para rescatar la feria de Jerez en torno al puente de octubre a tenor de las traídas y llevadas medidas revisadas por la Junta de Andalucía después de la polémica corrida de El Puerto, convertida en percha de guantadas que no merecía.

Pero andábamos siguiendo el hilo que presta el tema de la televisión, único consuelo de muchos aficionados. Se había hablado en público -pero más en privado- de ese largo combo de corridas de cuatro toros preparadas para ser televisadas. A estas alturas del invento, y a punto de estrenar el mes de septiembre, nada se sabe de esa iniciativa que pretendía combinar figuras con toreros más o menos emergentes. Llegados a este punto cabe cuestionar hasta que punto debe meterse la Fundación del Toro de Lidia en ciertos charcos. La iniciativa es loable pero las corridas deben montarlas los empresarios. Esa acción de recuperación debe volcarse en los escalafones menores, con un mercado que roza la desaparición. Por eso hay que felicitarse de que la misma FTL haya montado ese circuito de novilladas picadas que, además de dar sitio a nueve novilleros de toda la geografía andaluza, permitirán abrir las puertas de cuatro coquetas plazas de ese olvidado y fundamental mercado rural. El proyecto, mutilado por el covid-19, era más amplio e incluía una gran final en la mismísima plaza de la Maestranza. No sabemos que deparará el año que viene pero ése es el camino...

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