Una mala corrida de Martín Lorca pone el punto final a la
temporada en Madrid; ovacionado el torero de Soto del Real e infravalorado el
de Espartinas; impresentable actitud de Alejandro Amaya
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario
ELMUNDO de Madrid
El día de la
Hispanidad , la Fiesta Nacional , la Virgen del Pilar, se
despereza cada año con el desfile de las Fuerzas Armadas que en su homenaje a
los caídos por España siempre cobra su mayor emotividad: "Cuando la pena
nos alcanza por un hermano perdido..." Sevilla, Zaragoza y Madrid honran
la fecha con corridas de toros.
A Las Ventas regresaban dos toreros que en verano dejaron su
impronta: Iván Vicente y Javier Jiménez. Vicente volvió a esgrimir su elegante
concepto con un toro de Martín Lorca hocicudo, astifino, un punto cuesta
arriba, noble, alegre y de generoso viaje por encima de la capacidad de
humillación. Pero se desplazaba un tranco más allá y permitía colocarse
cómodamente a Iván para el siguiente muletazo y así ligar. La mano fue la
derecha. Hasta que el torero de Soto del Real presentó la izquierda y el toro
dijo que poco más. El pase de pecho a la hombrera contraria y el cierre por
bajo tocaron finas notas.
A Jiménez no lo trataron bien para lo firme y de verdad que
estuvo con un tercero que portaba una guasa sorda en la recámara. Nada más
salir se estiró encampanado, y sus 492 kilos adquirieron trapío de Madrid.
Desde las verónicas el toro se movió mucho, lo que no significa bien: en el
capote y en la muleta siempre se acordaba de lanzar un recado por el fajín del
joven de Espartinas. Del caballo se escupió cuando no le buscó las vueltas. Una
prenda a la que Javier Jiménez le planteó faena como si fuera bueno. Pronto y
en la mano, que decía Chenel. Sin probaturas, aquello repetía con la sensación
de no ir nunca metido en la muleta. Escaso el eco para tanta sinceridad. Es
cierto que las cosas se enredaron las pocas veces que le tocó las telas en la
última parte de la faena. Las bernadinas fueron de escalofrío. La estocada,
escasamente letal. Y el descabello lo chingó todo. "Se va sin
torear", sentenció la sabia Cátedra...
La descarada testa del bajo cuarto se sostenía sobre una
anatomía descoordinada. Lo vieron hasta las piedras, menos el presidente. Iván
Vicente se entretuvo quizá demasiado entre las voces desapacibles de la gañanía
y lo mató por arriba con eficacia. ¡Cuánto gritan en Las Ventas con aires
serranos! Y ahora parece que vuelve la moda del "¡ahí no se pica!". Y
por pelés quieren el caballo en el '7'.
Cerró la temporada de Las Ventas un toro feo como de
exagerada apertura de cara. No fue el único, pero ninguno tan horrendo y
montado. Javier Jiménez arrancó las palmas con la obertura de faena, una
trincherilla y el del desprecio. Otra vez el sevillano asentado con enemigo que
embestía tal cual era: un buey. Mala nota para Martín Lorca con semejante
limpieza de corrales. Jiménez cuenta con condiciones para funcionar. Pero la
suerte ha de ayudar un mínimo.
Al mexicano Amaya lo anunciaron como guiño a la Hispanidad como única
justificación. Hay compatriotas mucho más preparados para dejar en mejor lugar,
con el mismo mal lote, el pabellón de México. Impresentable. El programa
acreditaba como mérito un romance con la actriz Bárbara Coppel. Sin coña.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las
Ventas. Lunes, 12 de octubre de 2015. Corrida de la Hispanidad. Unas
6.000 personas.
Toros de Martín Lorca y dos con el hierro de Escribano Martín, serios y de abiertas
caras, muy desiguales de hechuras; el 1º sin terminar de humillar tuvo nobleza
y recorrido; malo el bajo 2º; de mentirosa movilidad y sorda guasa el 3º;
descoordinado el 4º; parado y midiendo el basto 5º; feo el buey 6º.
Iván Vicente, de grana y oro.
Pinchazo y estocada pasada (saludos). En el cuarto, estocada algo contraria
(saludos).
Alejandro Amaya, rosa y oro. Estocada
y dos descabellos (silencio). En el quinto, pinchazo, media trasera y tendida y
varios descabellos (pitos).
Javier Jiménez, de verde manzana y
oro. Estocada y varios descabellos. Aviso (silencio). En el sexto, estocada
atravesada y descabello (silencio).
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