'Cuando los profesores veían el
título toros ni leían mi trabajo'
A Marc (Barcelona, 1998, verbo fácil e ideas claras) le
gustan los toros. No es ningún ‘bicho raro’, aunque en su entorno haya quien se
lo llame, no sin un punto de mala intención. Es un chaval que estudia
bachillerato en un instituto público de su tierra y que ha tenido a bien
rebelarse contra la ‘norma’ social encargada de definir ‘qué se puede decir’ y
‘qué no se puede decir’ en un centro escolar catalán. Hablar de toros en el
epicentro del prohibicionismo. Su historia se sitúa, aunque parezca lo
contrario, en una democracia del S. XXI.
Su afición le viene… de sí mismo. ‘En mi caso no hubo, como
se dice, un abuelo que me llevaba a los toros. No he tenido una familia
especialmente aficionada. De hecho una de mis tías milita en un partido
animalista. Sólo una abuela tiene cierta afición. Es difícil reconocer que te
gustan los toros, lo peor no es la represión política, sino la represión
social‘.
Todo comienza con una tarea programada en su plan de
estudios: ‘En Cataluña durante el bachillerato es obligado hacer un trabajo de
investigación que al final cuenta como otra asignatura. Durante esos dos años
eliges un tema y lo trabajas a fondo. Yo me centré en la tauromaquia y recopilé
información sobre cuánta gente puede vivir hoy día del toro‘. Nuestro joven
pero notablemente formado interlocutor cita la ayuda de María Jesús Gualda,
ganadera de El Añadío, de nuestro compañero Pedro Ruiz y otras personas en su
labor de documentación. Un proceso largo, que ‘va pasando por varios tribunales
a lo largo de los dos años. Son cinco notas en total‘.
Con su objetivo bien planificado, Marc decidió afrontar un
riesgo. Tratar de toros en pleno S.XXI en un centro de estudios no es fácil y
lo digo -sin ningún otro interés que el empirismo periodístico- porque lo he
vivido, pero nada comparado a hacerlo en pleno centro de la ira ‘anti’. En esta
pieza no se pueden recoger, por seguridad del protagonista y ética profesional,
todos los detalles de la campaña de presión que sufre. Aún así, él continúa su
relato: ‘Vivo en una ciudad antitaurina, el ambiente es contrario entre
compañeros y profesores…‘.
‘Todos saben que soy taurino, pero cuando propuse este
trabajo, la idea no gustó. Hay profesores, confiesa yendo a más en su
exposición, que al ver en la introducción de mi trabajo las palabras
‘tauromaquia’, ‘toros’… ni lo leyeron. Por suerte uno sí estudió mi propuesta,
la debió de ver bien estructurada y me animó a seguir‘.
Pero lo más grave no es el ya de por sí injusto desinterés
de un importante núcleo del profesorado. Es el trato recibido por parte de
miembros del jurado: ‘Tuve desencuentros con miembros del jurado por la
temática. Recibí indirectas para cambiar la orientación y conclusión del
trabajo, algo a lo que me negué porque sería ir en contra de mí mismo‘.
Pese a todos los reveses sufridos, este valiente catalán se
muestra satisfecho de su trabajo, un proyecto que incluía a toreros,
ganaderías, personal de plazas, periodistas y otras profesiones. Su metodología
resulta interesante: ‘Analicé los diferentes hierros y los clasifiqué en tres
categorías según su importancia actual. Así, hablé con varios criadores de cada
categoría, me contaron el número de trabajadores que hay y ese cálculo lo llevé
a todos los hierros de cada división que hice según el escalafón. Lo mismo con
el personal de plaza. Según lo que me han contado varios conocidos y
entrevistados, he calificado las plazas por categoría’.
‘En relación a toreros me entrevisté con varios para algo
similar, saber cuánta gente trabaja junto a un torero; cuántos de los que están
en el escalafón viven del toro… Aparte, he hablado con periodistas y
representantes de otras profesiones como sastres, por ejemplo‘. Se sorprende en
un detalle que nos cuenta a modo de anécdota: ‘No sabía todo lo que era
necesario, personal y trabajo, para hacer un traje de luces‘.
El proyecto muy pronto verá la luz. Tan solo queda únicamente el cierre, ‘en torno a un mes‘ para recibir la nota final de un trabajo que varios de los profesores sí han sabido valorar positivamente, ‘en torno al 8‘, afirma orgulloso. Será el final, esperemos feliz, feliz y justo, a otra historia más de represión de la libertad individual en la tierra que promueve el ‘derecho a decidir’. Bravo, Marc. / MIGUEL FERNÁNDEZ MOLINA - MUNDOTORO
El proyecto muy pronto verá la luz. Tan solo queda únicamente el cierre, ‘en torno a un mes‘ para recibir la nota final de un trabajo que varios de los profesores sí han sabido valorar positivamente, ‘en torno al 8‘, afirma orgulloso. Será el final, esperemos feliz, feliz y justo, a otra historia más de represión de la libertad individual en la tierra que promueve el ‘derecho a decidir’. Bravo, Marc. / MIGUEL FERNÁNDEZ MOLINA - MUNDOTORO
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