El torero extremeño desoreja al mejor toro de una desigual
corrida de escaso fondo y poder de Núñez del Cuvillo; el matador de Logroño
corta una oreja; pinceladas sin suerte de Morante.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario
ELMUNDO de Madrid
Los cuatro gatos antitaurinos maullaban a las puertas de La Misericordia que se
rebosaba por la cubierta de Arturo Beltrán. Las pancartas de "Cataluña y
Baleares taurinas" incendiaron un trueno de ovación, gritos de
"¡libertad, libertad, libertad!". Cojonudo. Pero eso en las urnas del
20-D contra los partidos no comprometidos con la Tauromaquia , la mayor
industria cultural de España sin contar el fútbol como Cultura: 12.000 a 200. Esa era
ayer, y es, la proporción: el cartel de "no hay billetes". Háganse
valer donde les duele.
Como las trincheras poderosas de Diego Urdiales con el manso
topador de Cuvillo, cornalón, bizco y estrecho. La izquierda la vio Urdiales.
Clara, a su aire, enfrontilado y torero. Tandas cortas al vuelo y el de pecho a
la hombrera contraria, aunque tocase al vaciar, fuera de todas las querencias
que camelaba el bicho por arreones en banderillas. La plaza con Urdiales
encajado y el toro más con la plaza que con Diego. Así de distraído y a veces
remontado. Para doblarse con él cuando arrollaba al ataque por la derecha. Por
los costaos, como si fuera la
CUP. El tramito de faena que prolongó lo arregló fulminante
por el rincón de Ronda. Otra oreja de ley en coso de peso. Pignatelli rendido.
Y siguió entregado con Alejandro Talavante con un cuvillo
descolgado, cornidelantero y liviano. Desde el capote a la verónica pasando por
el soberbio quite por chicuelinas de Morante a la réplica por Chicuelo y
Villalta de Talavante. Sustituía a Ponce el torero extremeño, que mondó lo que
quedó de toro con la distancia precisa y la exigencia oportuna. Por una y otra
mano hasta que se requirió pronto la quietud de las luquecinas, como en la
obertura por estatuarios había sido. Bramaban los tendidos en los cambios de
mano por detrás, por delante, en la arrucina, la espaldina, en la suerte
tancredista, tan campera y original. Contada la faena de tiempo. Exacta como la
estocada. La estocada y las orejas de una tacada. Un golpe de fantasía en la
mesa para reivindicar su septiembre ausente y doliente.
Morante como entremés, una vez más, y van mil, sorteó lo
menos agradecido. Un toro melocotón de hechuras armónicas, redondo y sin poder
ni fondo y un cuarto castaño, basto y abueyado. Las pinceladas de la Marisma , el querer en las
líneas naturales, al hilo sino a la pala del pitón, el apunte aquel de Ruano y
el de aquí de Casero... Lápices de carboncillo que el viento borra y la memoria
de los peces recordó con una ovación.
Otro toro que apenas podía con la penca del rabo sería el
quinto con sus calidades, la clase de la impotencia. Diego Urdiales trató de
mimarlo en su altura, en su recta, en su tacto, pero finalmente con demasiada
insistencia cuando no había nada que rascar. El personal reconoció su estar y
su mano.
El toro de la jota realmente era para cantarle una nana. Sin
picar se lo dejó Alejandro Talavante, que había jugado los brazos a la verónica
con más soltura que embroque; para embroque las poquitas de Morante y las
escasas de Urdiales. Talavante en ayudados por alto de suerte cargada se sintió
y por la derecha, que era la mano, desarrolló el molde que le explicó Curro
Vázquez. La reunión. La vida se acababa y por la zurda no halló el empleo. No
lo había. Y menos sin espada. Suyo había sido el lote. Suya la tarde. Con permiso
de Urdiales.
Postdata: En tarde de figuras de plata, un sombrero para el
capote de Carretero y otro para los palos de Trujillo. Y yendo con el oro de la
sabiduría de Pepe Teruel y saludando al hijo de Michelín los hilos de argenta
del toreo se valoran más. Por su historia.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Misericordia. Domingo ,
11 de octubre de 2015. Primera de feria. No hay billetes.
Toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de
hechuras, remates y seriedades; muy bueno el 3º sin duración; humillador sin
fuerza ni fondo el 1º; topador, remontado y con viaje a su aire por el
izquierdo el 2º; basto y boyancón el 4º; derrengado el 5º; bondadoso y de
escasa vida el 6º.
Morante de la
Puebla , de nazareno y oro. Dos pinchazos y
media estocada (silencio). En el cuarto, estocada honda desprendida (saludos).
Diego Urdiales, de rioja y oro.
Estocada rinconera (oreja). En el quinto, estocada honda ladeada (saludos).
Alejandro Talavante, de gris tórtola y
oro. Estocada (dos orejas). En el sexto, media estocada pasada y tendida y
varios descabellos (ovación de despedida). Salió a hombros.
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