miércoles, 7 de octubre de 2015

FERIA DE OTOÑO – TERCERA CORRIDA: Éxtasis por naturales de Ureña y otro 'Murciano'

El matador de Lorca pincha el triunfo con el mejor toro de una durísima, morucha y desigual corrida de Adolfo Martín; superior lección lidiadora y de profesionalidad de Rafaelillo con un lote de pedernal.
Paco Ureña

ZABALA DE LA SERNA
Madrid
@zabaladelaserna
Fotos: EFE

La corrida discurría como si fuese un documental de National Geographic, un safari de toreros. Los toros de despeje de plaza de Adolfo Martín se movían como depredadores frente a una manada de gacelas. Ese sigilo de pantera, el sónar activado. A últimas vino a saltar un adolfo que habría de convertirse en el mejor no sólo de la corrida -una amalgama de cruzas y ninguna brava-, sino de esta Feria de mansos y bueyes.

De la enfermería regresó Paco Ureña con la muñeca resentida de la paliza en el ecuador de la tarde. Esperaba ese sexto que sería por la izquierda un tacazo. Murciano se llamaba. Como aquel victorino de 2002 al que aún se recuerda por su torrencial bravura. Otra manera de embestir este Murciano. 

Y otra forma de torear respecto a otras tardes la de este otro murciano de Lorca, más encajado y roto. Enfrontilado y a pies juntos la versión más pura. Tanto se sintió Ureña que rompió a llorar. El alma castigada como el cuerpo por otra voltereta que había sufrido despatarrado en derechazos larguísimos. Se precipitó al entrar a matar con la plaza en el corazón. Otro pitonazo. Y un sablazo que daba al traste con las orejas presentidas tal y como respiraba Madrid. La vuelta al ruedo fue premio de consolación. Como Murciano, tapadera para la durísima y mala corrida; claro que para peñazos los de Vellosino y del Puerto de San Lorenzo. Pero quietos ahí: que aquello fuera así no significa que los adolfos fueran la pura casta de Albaserrada, no jodamos.

Lo de Rafael fue de muy tío y torero curtido con un manso rematado y fuerte que desde el principio estuvo con él. Los doblones de poderío y apertura parieron un sensacional cambio de mano por la izquierda, que sería el flanco por donde de vez en cuando poder escapar. Porque sobre la derecha aquello se convertía en la cacería del hombre, viejo lidiador sobre las piernas. El taponazo que encajó el matador de Murcia con la espada lo libró de milagro; el siguiente volapié alumbró un formidable espadazo. La ovación lo empujó hasta la boca de riego. Chapó. Y más registros que habría de inventarse en la chistera con el cinqueño cuarto que lo quería atrapar por las axilas... Tarde de gran profesional.

Fernando Robleño pasó también las de Caín con un bajo cárdeno oscuro de armada testa que se ponía directamente por delante. Fijeza de carnicero. No pasaba. Ni modo. Lo más efectivo que pudo hacer fue darle mulé. Como al noblón y sosasemente dormido quinto, que al menos le permitía colocarse.

Antes del éxtasis del murciano Ureña y el Murciano adolfo, el cornipaso tercero pareció recién desembarcado de la sabana africana por su enjuta anatomía. Paco Ureña voló el capote con buen juego de brazos. Humillaba el adolfo con su conformación de pitones, pero de fuerza y recorrido andaba tan cortito como de carnes. Y rebañaba cuando no se quedaba por debajo. Ureña realizó un esfuerzo de quietud como si estuviera con una vaca vieja. Cobró más que una estera. Quiso hacer la suerte de recibir en la misma boca de riego, que hubiera sido mucha suerte si le sale...

FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Domingo, 4 de octubre de 2015. Última de feria. Tres cuartos largos de entrada.
Toros de Adolfo Martín, muy desiguales en su seriedad; bajó el cornipaso y enjuto 3º; destacó el 6º especialmente por el izquierdo en un conjunto morucho y complicadisísimo; el soso 5º se dejó.
Rafaelillo, de habano y oro. Pinchazo y espadazo (saludos en los medios). En el cuarto, pinchazo y estocada honda (saludos).
Fernando Robleño, de blanco y plata. Pinchazo y estocada rinconera (silencio). En el quinto, estocada atravesada y fulminante (silencio).
Paco Ureña, de rosa chicle y oro. Pinchazo en la suerte de recibir y estocada pasada y rinconera (saludos). En el sexto, pinchazo, estocada en los bajos que hilvana y asoma y estocada. Aviso (vuelta al ruedo).

PARTE MÉDICO: Parte Paco Ureña: Contusión antebrazo izquierdo y muñeca derecha, donde, según el doctor García Padrós, "padecía una rotura de escafoides anterior de la que estaba infiltrado". Pronóstico leve que no le impide continuar la lidia. Tras finalizar el festejo, vuelve a pasar a la enfermería, donde le recomiendan que acuda al Hospital San Francisco de Asís para que le escayolen la muñeca derecha por la citada rotura. Se descarta cornada en gemelo derecho. Varetazo con fuerte inflamación.
Rafaelillo

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