A sus
48 años y 30 de figura, regresa este sábado en El Puerto con «inmejorables
sensaciones» tras su gravísima lesión de rodilla.
ZABALA DE
LA SERNA
Diario EL
MUNDO de Madrid
La imagen del crujido de su rodilla aún chirría.
Aquel infausto 18 de marzo en Valencia suena reciente para tan grande destrozo,
apenas cinco meses nos separan de la catástrofe de huesos y ligamentos. Enrique
Ponce se agarró la pierna con la mano crispada de dolor, el gesto desesperado,
consciente de la gravedad: toreaba sin el cruzado y la inestabilidad de la
articulación cedió entera en la caída seca. La cornada del glúteo ni contaba en
la mente de Ponce. Que presentía temeroso el escalofriante parte que desmenuzó,
ya en Madrid, el doctor Ángel Villamor tras cuatro horas de quirófano y
reconstrucción: fractura de 10 centímetros de la meseta tibial y un hundimiento
de 2, la consabida rotura del ligamento cruzado anterior, la del ligamento
lateral interior, los dos meniscos, el interior y el exterior... La «rodilla
catastrófica» del maestro impactó en todos los titulares de la prensa del 21 de
marzo.
...
Acaba de entrar el mes de agosto en Madrid. Una
leve brisa pasa por las horas de la madrugada. Es fin de semana y un silencio
ensordece la ciudad vacía. Enrique Ponce se enciende un pitillo. Viste de negro
integral. Ríe, tararea, irradia tranquilidad. Está fino como un junco. Cuenta
las «inmejorables sensaciones» que trae del campo ante las vacas. Ya se ha
probado en su finca de Cetrina. Y en otros predios de bravura. El mismo temple
en sus muñecas, la misma música en sus telas. Villamor le ha vigilado cada paso
hasta última hora. La rodilla responde pero se inflama, y ha sido necesaria la
extracción de líquido sinovial derramado. Ahora es otra cosa. Conviene no
forzar entrenamiento. Ni para muscular un gramo más. La paciencia, la
constancia, el respeto a los tiempos -aun así es un poco pronto- durante meses,
sin ni siquiera apoyar la pierna, no pueden irse al traste al final de la
carrera por volver. Tú oyes a Ponce y escuchas la ilusión del mico precoz que
soñaba el toreo. Y han pasado 40 años: a sus 48, casi 30 de alternativa, casi
30 en figura, 5.000 toros tumbados, cincuenta y tantos indultados, España
rendida, América conquistada, mañana vuelve a los ruedos en El Puerto de Santa
María. Como antesala de Málaga, Gijón, Bilbao... La responsabilidad de los
galones. Como si fuera ayer.
...
Corría el sofocante verano de 2004 cuando un toro
de Torrestrella lo desmadejó en Alicante. Otra vez un crujido de huesos más
grave que la propia la cornada, la clavícula partida y no sé cuantas costillas
partidas. Nadie apostaba por un regreso antes de Bilbao porque implicaría ir a
Bilbao. Palabras mayores el toro de Bilbao. Enrique Ponce reapareció contra
todo pronóstico y fue a Bilbao. ¿Te acuerdas, Enrique? Y Enrique exhala el
humo, sonríe y recuerda. Le entrevisté en la habitación del hospital provincial
de la terreta. Sesenta días después volvía a enfundarse el vestido sangre de
toro y oro del percance de Alicante. ¿Saben que mañana, en la plaza de Joselito
el Gallo, Ponce sacará el mismo terno del nefasto 18 de marzo? Aquel blanco y
azabache que homenajeaba el centenario del Valencia C.F. cuando ardían las
Fallas y tronaba el cielo. Cuando se abrieron los infiernos.
...
No es que EP haya vuelto a la actividad, sino que
lo ha hecho a su hiperactividad. En el seno de la familia hay división de
opiniones. Y miedo. Su suegro y apoderado, Victoriano Valencia, sugería dejar
pasar el año. Y Paloma y Palomita, ¡ay! El maestro lo sabe y dispersa la
atención con vídeos de la pequeña y valiente Bianca. Que es Brave, la heroína
de dibujos animados, en carne y hueso. Capaz de soplar mañana los clarines en
el El Puerto a la hora exacta del regreso del padre. Ponce desfilará por
delante de Morante y Manzanares.
La madrugada sigue en Madrid. No se detiene. Como
su leyenda.
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