viernes, 11 de mayo de 2012

PREVIA – FERIA DE SAN ISIDRO 2012: Un San Isidro rácano pero lleno de incógnitas


Arranca el abono taurino de Madrid bajo el signo de la escasísima presencia de toreros punteros pero con la esperanza de que, abierto el abanico ganadero, salten toros de nota
BARQUERITO

EL ABONO TAURINO de mayo en Madrid, que se abre en jueves –el 10 de mayo- y cierra en sábado –el 2 de junio- es de partida una incógnita. Se cumple preceptivamente con las condiciones que la Comunidad de Madrid impone a los empresarios de las Ventas. Diecinueve corridas de toros, dos festejos de rejones y tres novilladas. Números y no nombres. Veinticuatro tardes de toros. Tres semanas y media sin interrupción.

El contenido del abono es más raro de lo habitual. No se ha cerrado negocio con El Juli –desencuentro o encontronazo económico-, Ponce ha renunciado –y eso no es novedad-, a José Tomás no se le espera y los dos toreros de más tirón en Madrid entre los anunciados, Morante y Manzanares, se han contratado a solamente una tarde. De manera que puede decirse que la oferta del abono cojea sonoramente: chirría.

Parece inexplicable que de las cincuenta y siete plazas del abono de Madrid para matador de toros solamente dos las cubran Manzanares y Morante. Un puesto cada uno. Ciento catorce toros en juego: dos mata Morante, dos Manzanares. Ese punto sintetiza una situación absurda. En Sevilla acaban de torear uno y otro tres tardes de abono. Igual que El Cid, Sebastián Castella, Alejandro Talavante y Daniel Luque.

Si se estiman proporciones –fechas, aforo de plaza, población estable y flotante-, resulta que la ratio o razón de Madrid es ínfima. La rareza del abono de Madrid se sostiene sobre una sinrazón: se prescinde de las figuras del toreo. Y viceversa: a Morante, Manzanares y Talavante no les importa prescindir de Madrid.

Tres tardes de San Isidro torea Sebastián Castella. Más que nadie. Y, sin embargo, nadie dirá que corre con el peso de la feria. Dos tardes sumarán Miguel Abellán, Uceda Leal, Matías Tejela, Julio Aparicio, Juan Bautista, Rubén Pinar, El Cid, Miguel Ángel Perera y Javier Castaño. Y una torea, como Morante y Manzanares, Alejandro Talavante, que fue tenido por muchos como triunfador particular de San Isidro hace un año.

La extensa nómina de matadores anunciados a solo una corrida es, por orden de aparición en el reparto, la siguiente: Leandro, Antonio Nazaré, David Mora, Esaú Fernández, Miguel Tendero, Juan del Álamo, Curro Díaz, Ángel Teruel, Arturo Saldívar, Víctor Barrio, Octavio García “El Payo”, El Fundi, Eulalio López “Zotoluco”, Morenito de Aranda, Cayetano Rivera Ordóñez, Juan Pablo Sánchez, Daniel Luque, Diego Silveti, Fermín Spínola, Serafín Marín, El Fandi, Carlos Frascuelo, Ignacio Garibay, Domingo López Chaves, Fernando Robleño, José María Lázaro, Rafaelillo, Luis Bolívar, José Luis Moreno e Iván Fandiño.

Camuflada dentro de la feria pero fuera del abono se anuncia la llamada Corrida de la Prensa, que aporta al elenco de la feria el nombre de César Jiménez. Fuera del abono pero adosada a él, se ofrece al rebufo de San Isidro y en el calendario inmediato una serie de siete festejos más. Una pomposamente bautizada Feria del Arte y la Cultura Taurina 2012. Entre esos siete, la Corrida de la Beneficencia; la siempre esperada corrida de Victorino, que lleva dos años sin lidiar en  Madrid; dos corridas de Salamanca de encaste Lisardo-Atanasio, que han pasado a ser una rareza; un cartel con El Cordobés, Rivera Ordóñez y El Fandi, que está sorprendiendo por su tirón; y dos de rejones.

No puede decirse que los carteles tengan gancho ni mayor misterio. No se precisan encuestas para sostener que el ambiente de preferia en Madrid es de notable indiferencia. Las gargantas profundas de la reventa, tan castigada por la crisis como la mayoría de las taquillas oficiales, sostienen que entre los veinticuatro carteles de abono y los siete de la subferia de junio sólo tres o cuatro van a ser de papel al alza.

San Isidro se divide, según regla secreta, en cuatro partes: una preferia ligera y ambigua, una semana igual de ambigua pero propiamente ferial –que va del 15 al 22 de mayo-, un tránsito de mero relleno pero aliñado con la sal de hasta ocho matadores mexicanos –de todos los cuales tan solo Juan Pablo Sánchez es nuevo en rigor- y un remate de tres o cuatro corridas del gusto torista.

El crítico Ricardo Díaz Manresa ha bautizado como “abono cautivo” el sistema impuesto, alentado, consentido o no corregido por la Comunidad de Madrid. Un sistema que excluye del abono pero no de la feria carteles de peso –el de la Beneficencia, por ejemplo- o el de Victorino, y que prima de paso carteles impropios.

La manera de escamotear nombres de toreros de tirón en el calendario viene a ser la prueba manifiesta de que el sistema de explotación de las Ventas está caduco, pervertido y obsoleto porque en realidad lleva treinta años sin plantearse su reforma. El inmovilismo de Madrid se traduce en la perpetuación de carteles y en la repesca permanente y mayoritaria de toreros con diez años de alternativa o más.

Entre los más modernos del escalafón  son los nombres de Miguel Ángel Perera, Iván Fandiño y David Mora los que parecen de partida contar más. Sin olvido del mexicano Juan Pablo Sánchez, que es torero de arte a cámara lenta y acaba de hacer una distinguida temporada en su patria.

En año de caída de funciones –ya el cuarto consecutivo de una crisis taurina en cascada- los ganaderos que lidian en Madrid dispondrán de fondo sobrado donde elegir. No tanto los clásicos de ganaderías largas –Alcurrucén, Juan Pedro Domecq, Núñez del Cuvillo, que lidia dos tardes, Victoriano del Río, Torrestrella- como los criadores de vacadas de menor tamaño. Los tres domingos de mayo se lidian toros de tres ganaderías unidas por el hilo común de Baltasar Ibán: la propia de los herederos de Ibán, una de Peñajara y otra de Vellosino, formada en su día con reses de Antonio Arribas de pura procedencia Ibán. Provoca curiosidad esa apuesta.

En Sevilla no han funcionado los hierros torista pero es de prever que en Madrid sí lo hagan: Escolar, Cuadri y Adolfo Martín cierran abono con ambiente a favor. Hay presencia de cuatro hierros de encaste Núñez (El Cortijillo, Alcurrucén, Manolo González y Carriquiri), reaparece en San Isidro uno de los clásicos vivos de Salamanca –Montalvo, con su ganado de procedencia Jandilla-, la cuota de derivados de Domecq sigue alta (El Ventorrillo, El Montecillo, Las Ramblas, Bañuelos) y se da por sentado que saldrá sin antifaz y con todos sus atributos el llamado toro de Madrid, que es grande y ofensivo.

El nombre del novillero zamorano Alberto Durán, que ha sorprendido muy gratamente en las Ventas ya dos veces este curso- está en boca de la minoría de aficionados fieles y fijos. El duelo directo de Pablo Hermoso y Diego Ventura, en la de rejones del 26 de mayo, promete gran intriga.

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