miércoles, 23 de mayo de 2012

DECIMA CORRIDA DE ABONO – FERIA DE SAN ISIDRO: El destino maltrata a El Fundi

La que iba a ser tarde de adiós a Madrid se tuerce: tormenta, un cuarto toro intratable, desaciertos con las espadas, tres avisos. Le ofrecen volver a las Ventas en otoño
 
BARQUERITO

EL DESTINO FUE injusto y cruel con El Fundi, que se despedía o pretendía despedirse de la plaza de Madrid. Los toros, los elementos y las circunstancias: todo se puso en contra de El Fundi. Fiesta aguada y, por eso, nada de fiesta. Cayó inmisericorde diluvio antes de liarse siquiera los capotes de paseo, el ruedo era un fangal y en manos de los tres espadas estaba la decisión de aplazar, suspender o tirar adelante. Adelante. El Fundi, como primer espada asumió la responsabilidad y el compromiso de terminar la corrida si se empezaba. Se hizo de tripas corazón.

El preludio de la aguada fiesta vino revuelto. Rechazaron la corrida anunciada de Peñajara y trajeron en su lugar una tremenda de villamartas de los hermanos Guardiola. Por honda, quitaba la corrida el hipo. Hondura fue copiosísimo volumen, seria armadura. Y, luego, estilo incierto y una seca agresividad de fondo que se dejó sentir en momentos clave. Entre ellos, la hora infausta en que El Fundi trató de pasar con la espada para matar al cuarto, que, reservón y mirón, el dedo en el gatillo, no solo lo esperó sino que parecía tenerlo apuntado.

Estoqueador de bandera, El Fundi atacó en la suerte contraria, sentiría que pisaba en falso arenas movedizas y pinchó arriba pero sin apenas herir hasta cuatro veces. Cobardón, se encogió el toro, que tenía ganas de acularse pero se arrepentía a la vista del matador y su cuadrilla. Después del cuarto pinchazo sonó un  primer aviso, pues la faena, brindada desde los medios al público como correspondía a una despedida, se había pasado de tiempo. No fue sencillo ni aguantar al toro en los medios sus probaturas reservonas, ni tampoco tomarlo ni, menos, tirar de él, porque protestaba y punteaba, se defendía o rebrincada cuando metía la cara regañando. Después del primer pinchazo, pegó cabezazos.

Toros mucho más complicados que ese cuarto de los Guardiola habrá matado El Fundi por docenas en sus veinticinco años de alternativa. Pero éste se le atragantó más que ninguno. La idea de intentar descabellar sin estar el toro ni bien herido ni descubierto fue desafortunada. Al sentir por primera vez el hierro de cruceta, el toro se arrancó en arreón y desarmó desairadamente a El Fundi. La escena se repitió dos veces más y entonces El Fundi volvió por la espada de matar, pero para de nuevo pinchar. Bastante entero, el toro coceaba como en pataleo desesperado. Ya había caído el segundo aviso. Desmoralizado, no dio con la fórmula de herir con el descabello El Fundi. El instinto hacía al toro protegerse alzando la barbilla.

Cayó el tercer aviso. El Fundi se retiró entre barreras sin gesticular. A la parada de bueyes de Florito les costó devolver el toro –dos intentos baldíos- y tuvo que ser el propio Florito a punta de vara desde el callejón quien sacara de escena al toro aguafiestas. Después de una pita, los cabales reaccionaron y premiaron a El Fundi con una sentida y cerrada ovación de reconocimiento. Ejemplo manifiesto de vergüenza torera, El Fundi no quiso salir al tercio. Poco después de soltarse el quinto de corrida se supo que la empresa de las Ventas le había ofrecido a El Fundi un puesto en la Feria de Otoño para despedirse como merece.

Uceda Leal sacó a El Fundi para brindarle la muerte del quinto, que se rajó clamorosamente a las primeras de cambio. También Rubén Pinar le brindó la muerte del tercero, que, de línea distinta a los demás, fue el de mejor trato. El espectáculo fue, en conjunto, una ristra de desdichas. Pero la listeza, la colocación y la seguridad de Pinar para encontrarle las cosquillas al tercero y llevarlo tan limpiamente fueron, al cabo, un oasis. Dejó de llover justo cuando Pinar brindaba a El Fundi, y hasta eso contó. Buena faena, desafortunada estocada en los bajos.

Pellas de barro en las bambas de los capotes de brega provocaron una interminable sucesión de desarmes durante las lidias de los dos primeros: Resbalones, angustias. Y truenos, rayos y relámpagos, cielo cerrado. Ni El Fundi ni Uceda acertaron con la espada en los dos primeros turnos porque el piso no permitía confiarse. Pinar toreó descalzo. Antes de irse de engaños a tablas, el quinto tuvo algún viaje a su aire pero claro y Uceda pegó muletazos sueltos de buena compostura. Sólo a la tercera agarró una estocada de las de su firma. El larguísimo sexto -622 kilos-, cara y cuello de Santa Coloma, tronco y culata de Tassara, peleó de bravo en una vara, embistió al paso y desarmó a Pinar como si le quitara el engaño con un garfio.



FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Herederos de Guardiola Fantoni, de imponente cuajo, promedio de 600 kilos, supina seriedad. Rechazada la corrida anunciada de Peñajara de Casta Jijona. El tercer Guardiola tuvo buen aire. El cuarto, sentido. Manseó el quinto; incierto el sexto. Los dos primeros, castigados por la lluvia, muy a menos. Los seis se emplearon en el caballo.
El Fundi, de rojo rubí y negro, silencio y pitos tras tres avisos. Uceda Leal, de azul pavo y oro, silencio y silencio tras dos avisos. Rubén Pinar, de verde oliva y oro, saludos tras un aviso y silencio tras un aviso.
Domingo, 20 de mayo de 2012. Madrid. 11ª de San Isidro. Recio aguacero y tormenta eléctrica durante la lidia de los dos primeros. Piso muy pesado. Tres cuartos de plaza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario