Rubén Darío Villafraz desde
Madrid
Fotos: EFE
MADRID.- Primera novillada del serial isidril, y en el
cartel había la expectación por ver la única novillera actualmente con cartel
para estar en una feria de la importancia como la de Madrid. Se llama Conchi Ríos, nacida en Murcia, quien
esta tarde no ha tenido el santo a su espalda, en compromiso de máxima expectación
para toda la parroquia que casi rozó el lleno en Las Ventas.
Para la bella y espigada chica no ha sido su tarde. Ni por motivación,
ni por soltura en resolver los problemas que plantearon sus astados, y para rematar,
las adversas condiciones climáticas al momento de salir a torear de muleta. En pocas
palabras, una tarde gafada, desde su mismo comienzo, tras el percance de su
banderillero Raúl Corralejo, cerrando
el toro en el burladero, lo que propinó el traumatismo torácico que le imposibilitó
seguir en el ruedo, donde asi mismo el novillo que abrió plaza se partiera un pitón.
Peor no podía comenzar.
Y salió un descompuesto sobrero de Couto de Fornilhos, animal que se le
vio por encima de las aptitudes de la novillera actuante, a tal punto de pasar
desapercibida luego de intentar por ambos pitones una faena que no lo fue, a
consecuencia también del molesto viento que se dio cita, tal y como se había comentado.
La gente tomaría partido por el toro, y al final los pitos tras aviso de algunos
sectores del tendido fueron el veredicto de una plaza severa como ninguna en situaciones
como estas.
Peor se le vio a Ríos con el
cuarto, un bello ejemplar, al que también la bella Conchi no le vio claro, pese a algunos momentos de lucimiento
desperdigados por la mano zurda. Pero muy poco para las expectativas que había por
ver a quien el año pasado abrió la puerta grande de esta plaza, por verano.
Lo mismo, pero más monótono fue lo presentado por el lusitano Tulio Salguero, a quien su cuadrilla
convirtió la lidia del serio utrero segundo, en una verdadera capea en los
primeros tercios. Luego con la muleta, estos se sucedieron sin mayor emoción alguna
ante los constantes enganchones, que dejaron su labor en silencio, misma receta
que se vio en el quinto, faena larga sin sentido alguno ante un toro manso,
aquerenciado, aburriendo al conclave, siendo silenciado nuevamente tras aviso.
El color de la calurosa tarde vino de las manos de un alumno de la misma
escuela madrileña el cual le habíamos visto en enero pasado en la feria
venezolana de San Cristóbal, quien debutó hace poco menos de un mes en Sevilla
cortando oreja y repite máximo compromiso en el coso de Alcalá. Y a fe que hasta
los momentos el novillero Gonzalo Caballero
ha dado un claro toque de atención en estas dos plazas ante los más serios y
exigentes aficionados que puede encontrar en su fuerte apuesta de comienzo de temporada.
Ha estado claro y lucido de ideas, desparpajo ante la responsabilidad, y
en especial, ambicioso en su planteamiento lo que ha hecho Caballero, ante un novillo el cual también le permitió por el lado
derecho explayarse en su depurado concepto. De verdad que ha gustado, y de colofón
lo decidido que se fue tras la espada para cincelar lo que ha sido un triunfo a
base de “testiculina” en su más pura expresión.
Esa oreja que paseó con toda la parsimonia que merece un éxito tan dulce como
este, no es más lo que podría ser el comienzo de una carrera cincelada por
meritos sobrados. Sevilla y Madrid ya lo han aprobado. Una pena que en el que
cerró plaza, el gas de su embestida durara lo que permitió el excesivo castigo
en varas con la que le zurraron el burraco ejemplar, a tal punto de aplomarlo
más de la cuenta y el joven torero quedarse sin novillo, como consecuencia de
su escaso tino con el castigo.
Mientras, queda esperar lo que nos depare mañana dos toreros de corte artístico
a los que hay ilusión de ver si los hados del toreo se asoman por Alcalá. Esperemos
que así sea…
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