MADRID.- El torero Julio Aparicio, con 22 años de
alternativa y 25 en la profesión, un torero de arte y muchos altibajos en su
carrera, ha dicho adiós a los ruedos hoy en Madrid, cortándose la coleta
después de una mala tarde.
Hijo de la
gran figura del toreo de los años 50 y 60 del mismo nombre, Julio Aparicio Díaz nació en Sevilla el
4 de enero de 1969, el mismo año que su progenitor decidió retirarse del toreo.
Su madre, Maleni Díaz, fue también
una mujer del mundo del arte, bailaora.
El debut con
picadores de Julio Aparicio, hijo,
tuvo lugar el 8 de febrero de 1987 en Gandía (Valencia), con 18 años. Aquella
tarde alternó junto a Fernando Lozano
y Gregorio de Jesús, con novillos de
la ganadería de El Torreón. Después de forjarse como uno de los novilleros
punteros de finales de los años 80, se presentó en Las Ventas en un festejo
mixto junto al matador de toros Curro
Vázquez, con ganado también de El Torreón. Al año siguiente tomó la
alternativa en la Maestranza de Sevilla, el 15 de abril de 1990, con Curro Romero de padrino y Juan Antonio Ruiz "Espartaco", de testigo. Los toros pertenecieron a la
ganadería de Torrealta.
Sus primeros
años como matador de toros no fueron fáciles para Aparicio, que tardó cuatro en confirmar su alternativa en Las
Ventas de mano de José Ortega Cano y
en presencia de Jesús Janeiro "Jesulín de Ubrique". Fue
el 18 de mayo de 1994, cuando Aparicio
cuajó la faena de su vida al toro «Cañego»
de Alcurrucén,
al que cortó las dos orejas con las que saldría a hombros. Una de las faenas
más importantes de los últimos 20 años en la plaza de Las Ventas por la
inspiración, el pellizco, el arte, el gusto, la hondura y la maestría en suma
que llevó el sello de Aparicio.
A partir de
ahí su nombre se instaló en la cúspide del toreo de aquellos años, y comenzó a
entrar en las ferias y plazas de postín tanto de España, Francia y México,
donde confirmó la alternativa el 13 de noviembre de 1994 en un cartel que
completaban Jorge Gutiérrez y Manolo Mejía, con toros de la ganadería
de Xajay.
No obstante, su particular concepto del toreo, de inspiración y arte, le jugó
malas pasadas, y su carrera comenzó a perder fuelle, tanto que en 1998 decidió
retirarse por primera vez, y volviendo en el año 2000 en la plaza navarra de
Fitero.
Su carrera, de
muchos claroscuros, no acabó de tomar vuelo, ya que aquel Aparicio de 1994 en Las Ventas no volvió a aparecer nunca más. No
obstante, toreó en plazas importantes pero prácticamente en todas pasó de
puntillas, incluida Las Ventas de Madrid, donde siempre se le ha esperado por
el recuerdo imborrable de aquella faena de dos orejas de 1994.
Los últimos
años fueron los más aciagos en la carrera de Aparicio, no sólo por la falta de triunfos, sino porque fue cuando
más percances sufrió, como el del Domingo de Resurrección de 2008 en Las
Ventas, cuando un toro del Puerto de San Lorenzo le infirió una
grave cornada de 25 centímetros en el muslo izquierdo. Aunque la que siempre
quedará en el recuerdo, la del 21 de mayo de 2010 también en Las Ventas, fue un
pitonazo certero en el cuello que le salió por la boca, estampa que dio la
vuelta al mundo.
Hoy, otra
imagen triste de Aparicio ha sido
cuando sus compañeros "El Fandi" y Miguel Ángel Perera le cortaban la
coleta, símbolo de su adiós a la profesión de torero. / EFE
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