MADRID.- La corrida
que lidió hoy la ganadería de "El Ventorrillo" en Las Ventas, muy
peligrosa y complicada, no brindó opciones a la terna de toreros, de entre los
cuales Eduardo Gallo dijo una frase muy elocuente que la definió perfectamente:
"ha sido como estar todo el rato en el filo de la navaja".
"Pensaba
que la corrida iba a dar más opciones, sobre todo por los antecedentes del año
pasado, y al final no ha dado ninguna. Los seis toros han tenido muchísimo
peligro y han desarrollado muy malas ideas, siempre al acecho del torero,
imposible se mire por donde se mire", declaró Gallo a Efe al finalizar la
corrida.
No obstante,
fue Gallo el único torero de los tres que saludó una ovación desde el tercio,
como premio a su valentía y actitud, al finalizar su primera faena.
"Creo que
la gente al menos ha agradecido la disposición con la que he estado toda la
tarde, porque aunque ninguno de mis dos toros me ha dejado disfrutarlos y
torearlos a gusto, pero por lo menos Madrid ha visto que venía a jugarme la
vida de verdad, aunque, evidentemente, el objetivo era otro", confesó.
En el mismo
aire que las declaraciones de Gallo, Curro Díaz señaló de forma irónica al
acabar el festejo: "vaya 'corridita' buena de toros".
"Ha sido
imposible ni tan siquiera esbozar el toreo. La suerte que he tenido es que no
me he dejado ningún toro vivo, ninguno, porque vaya tela. Y milagroso también
ha sido que salgamos todos los compañeros por nuestro propio pie",
manifestó Díaz.
"Yo
entiendo -continuó el diestro de Linares- que el ganadero viene con toda la
ilusión del mundo a Madrid, y es más, ha traído una corrida de toros que era
una 'tía', pero luego los seis han desarrollado un comportamiento
peligrosísimo, y así no se puede".
El primer
espada, Julio Aparicio, cumplió una labor ayuna de compromiso, motivo por el
que la plaza de Madrid le abroncó fuertemente al término de sus dos faena, algo
que el propio torero excusó de una forma muy elocuente: "no lo he visto
claro; no ha habido en ningún momento acople entre toro y torero".
"El toreo
es así, y más el mío, que necesito un toro con un mínimo de hechuras y que
colabore; pero con los dos animales que me han echado hoy, tan altos y con esos
pitones, es imposible que pueda hacer algo", expresó Aparicio mientras
salía de la plaza entre abucheos, insultos y sorteando las numerosas
almohadillas que los aficionados le lanzaban desde los tendidos a modo de
protesta. EFE
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