CARLOS GARCÍA
CIUDAD RODRIGO.- Sabiduría
y retranca castellana se gasta Andrés
Vázquez, que mañana celebra el cincuenta aniversario de su alternativa,
cuando a sus casi ochenta años de edad asiste a homenajes y agasajos con motivo
de esa efemérides: "si parece que es ahora cuando reconocen que sabemos
torear".
Al hablar en
plural, en una entrevista telefónica con EFE, se ha referido a otro matador
que ha rebasado en vida el medio siglo de compromiso activo con la fiesta
brava, el salmantino Santiago Martín "El Viti", que entre ambos
suman más de veinticinco puertas grandes en Las Ventas, donde se doctoraron, en
sendas Ferias de San Isidro.
Andrés Mazariegos Zúñiga (Villalpando -Zamora-, 1932), anunciado en los carteles como Andrés Vázquez, se sintió torero a los
quince años cuando informó a su padre de que se iba a Madrid, y sigue siéndolo
a los ochenta, ya que tiene la intención, el 25 de julio, de matar un novillo
de Victorino Martín para festejar su alternativa y cumpleaños.
Se aficionó a
base de capear moruchas que sorprendían en el campo con los amigos del colegio
en Villalpando y se formó en la escuela que Saleri II tenía en Vista
Alegre, ya en Madrid. "Yo hacía el número 158 de los
chavales de la escuela, pero rápido me puse entre los primeros",
ha asegurado el maestro.
En 1951 llegó
uno de los puntos de inflexión de su vida, ya que en un festejo organizado por
su propia escuela se llevó los sabores más dulces y más amargos. "En
esa novillada fui premiado con la Oreja de Plata, pero sufrí una grave cornada
que me partió la vena safena y tuvo la pierna "a rastras" durante
diez años”, ha recordado el matador.
Durante esa
época, deambuló entre el Mercado de Torrijos, cerca de la Calle de Alcalá y
donde descargaba camionetas de fruta para ganarse la vida, y las capeas de los
pueblos de Madrid y de la meseta. Ya "casi
pasado" de años para la profesión, fue redescubierto por Emilio Ortuño "Jumillano", entonces empresario de la plaza de Vista
Alegre, en el barrio de Carabanchel. "Fue durante una capea en el pueblo
salmantino de Guijuelo, donde me vio Jumillano torear un toro de quinientos
kilos del Cura de Valverde", ha evocado.
Jumillano lo contrató
para que matara seis novilladas seguidas con caballos en Vista Alegre, donde
logró tres puertas grandes. Tras el exitoso paso por el barrio de Carabanchel,
el entonces empresario de Las Ventas, Livinio
Stuyk, también se fijó en el mozo de Villalpando, quien le ofreció sesenta
novilladas para la temporada de 1962.
"Le dije
a don Livinio que con 29 años si quería le mataba sesenta corridas, ya que no
podía perder el tiempo", ha recordado Andrés Vázquez, quien ese mismo año
logró doctorarse en la Feria de San Isidro, el 19 de mayo, con Gregorio Sánchez de padrino y Juan García Mondeño de testigo ante
toros de Benítez Cubero. Estaba previsto que su alternativa se la diera Antonio Ordóñez, pero no pudo ser
porque al andaluz le cogió un toro en Tijuana (México).
Su tarde más
completa, a su juicio, fue la corrida de Victorino que mató en Madrid en
agosto de 1969, donde cortó una oreja a "Granaíno"
y los dos apéndices de "Baratero".
Uno de sus "mejores amigos"
de esa época fue el actor Orson Welles,
compañero de viajes taurinos y "al que más claro y mejor se entendía
cuando hablaba de toros".
Su sueño
actual es el de volver a pisar un ruedo, el día de su ochenta cumpleaños, el
próximo 25 de julio, donde está previsto que mate un novillo de Victorino
en la plaza de toros de Zamora. / EFE
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