El jiennense se sincera con EL
MUNDO horas después de abrir la Puerta Grande de Las Ventas: "Fui a Madrid
a torear, a hacer lo único que sé hacer; no tuve que inventar nada ni hacer
ningún esfuerzo".
IÑIGO CRESPO
Madrid
Diario ELMUNDO de Madrid
Igual que emocionó su toreo este domindo pasado en la
apertura de temporada en Las Ventas, atrapan sus reflexiones. Distinción fuera
y dentro del ruedo. Curro Díaz es artista hasta para radiografiar las
sensaciones que le dejó su salida por la Puerta Grande de Madrid: "A mi lo
que me gusta en esta vida es torear y eso fue lo que hice. No tuve que inventar
nada, ni hacer ningún esfuerzo, ni descubrí el patíbulo, ni ahora tengo que
recurrir a palabras extrañas para llamar la atención. Fui a Madrid a torear, a
sentir y hacer lo único que sé hacer".
El jiennense sin embargo expone un matiz: "Siempre
salgo a la plaza con la misma intención y lo consigo muchas veces, la
diferencia ayer estuvo en el escenario y en la repercusión".
Fueron tantas las emociones vividas que su mente únicamente
guarda bajo llave las sensaciones: "Fueron muy bonitas. Si me preguntas
como fueron los dos toros casi ni me acuerdo. Fueron muy distintos pero con los
dos me dejé llevar por mi corazón y por lo que en ese momento me fluyó. El
único momento más preconcebido de la tarde fue cuando monté la espada con el
cuarto que sí tuve muy claro que tenía que matarlo por arriba y bien porque al
primero le dejé sólo media. Lo demás fue todo improvisación”.
Con suma naturalidad. Habla como torea. Llegó de madrugada a
su Linares del alma, cuna, principio y final de su día a día y de existencia
vital. "Estoy en el toreo porque busco la felicidad. Persigo la perfección
sabiendo que nunca llega en el arte, pero soñamos con acercarnos cada vez,
toreando más despacio, con más suavidad y manteniendo viva la llama de la
ilusión", sostiene.
"Salir a hombros de Madrid es tocar la gloria. ¿Si va a
servir este triunfo?, por lógica debe servir. En el toreo todo es cuestión de
lógica. Por eso nunca me he quejado de nada. Cuando no interesas, no te
contratan y cuando la gente quiere verte, te llaman. Es tan sencillo como eso.
Ahora me llamarán, es de ley de vida. Lo asumo con la misma tranquilidad que
cuando estoy en el otro lado de la balanza. Yo soy así, por eso toreo así y por
eso tengo partidarios", admite.
La campaña la ha iniciado dando un golpe de efecto, una
llamarada de arte en Las Ventas. "Al presente le pido que pueda expresar
esas ganas de torear que tengo, esas ilusiones que llevo por dentro. Para eso
entreno y para eso vivo", se sincera mientras masca y expone un
pensamiento: "Cuando estoy arriba no presumo y cuando estoy abajo no doy
pena ni me quejo de nada. Soy un privilegiado porque soy torero y expreso lo
que siento con mi capote y mi muleta".
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