JORGE ARTURO DIAZ
REYES
@jadr45
Foto: EFE
Domingo 27 de marzo. Máxima expectación esta tarde en
Sevilla para presenciar un espectáculo con “no hay billetes” y la esperanza,
desgraciadamente fundada, de que cambien las cosas.
El pregonero de la Feria de Abril 2016, esta mañana en ABC,
manifestaba que los verdaderos responsables de esta Fiesta anodina y decadente
son los mismos taurinos que viven de ella. Compartimos el planteamiento y
solamente tuvieron que pasar unas pocas horas para comprobarlo en la
Maestranza.
Ganado de moda, solicitado por las figuras, que totalmente
descastado y con una flojedad manifiesta, tira por tierra la verdad y la
esencia de la tauromaquia.
Colabora la autoridad aprobando un encierro desigual donde
apreciamos que el tercero y quinto de la tarde eran totalmente anovillados. El
resto de sus hermanos, mas cuajados, pero dóciles y de exquisita educación, con
tan poca fuerza que una vez más la suerte de varas no existió.
Con este material de ideas aborregadas, trote asnal y
obediencia suma, los tres coletas ofrecen una labor más efectista que cierta y
más superficial que exigente, sabedores que tienen en los tendidos la gran
mayoría de adeptos de aplauso fácil.
Morante es incapaz o no quiere el toro encastado. Con el
medio toro de esta tarde, saca a relucir posturas ensayadas acorde con su
temple acompasado en embestidas domésticas. Podemos hablar de lances sueltos,
muletazos intermitentes Destellos que encandilan a sus incondicionales, quienes
se ponen de pié para ovacionar la carnicería que organizó para intentar
pasaportar al cuarto, y después de ofrecer infinidad de argumentos a los
“antis”, el benevolente presidente decreta tres avisos y toro al corral.
Manzanares sigue en sus trece de torear descargando la
suerte abusando del pico de la muleta y de ese toreo rectilíneo, pero con la
gran habilidad de ofrecer de nuevo la pañosa antes de separar del todo al toro.
Tanto abusó de estas técnicas, que en el quinto de la tarde, el anovillado
animal, con la lección bien aprendida, en la mitad de la faena deja plantado al
matador y se retira a tablas.
Con estos desclasados toros, al menos Talavante ofreció algo
de calidad, tanto de capa en los lances de recibo, como en quites sueltos, y en
muleta, donde en su primer toro, sin rematar una faena brillante fue obsequiado
con una bondadosa oreja.
En el sexto no se acopla con el toro hasta bien avanzada la
faena de muleta. Demuestra mando, pero ese dominio requería algo de temple para
redondear los pases y solamente cuando el toro va a menos y ante los tendidos
de sol consigue alguna tanda buena.
Destacar un buen par de Rafael Rosa y el buen dominio de la
cabalgadura por parte de José Antonio Barroso.
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