Castella y Sánchez
en el cartel
ALEJANDRO
CANTO / SUERTEMATADOR.COM
Foto: Jésus "Cucú" Rincones - Archivo
El toro de alternativa del jovencísimo
Michelito Lagravere se llamó Sureño de 610 kilos a quien tras perseguir su
avante carrera le pego par de verónicas, una chicuelina y remató una media para
escuchar las primeras palmas de la tarde. Llegado el momento, el francés
Sebastián Castella se despegó del burladero y tras pedir permiso al presidente
entregó los trastos al joven matador yucateco mientras sus padres del otro lado
de la plaza rompían en llanto de la emoción, acción que se hizo más notorio al
brindarles el nuevo usía la lidia y muerte del astado. Noble ejemplar, a modo,
permitió al yucateco correr la mano con suavidad para ligar series de
derechazos y rematar con el pase de pecho. Por izquierda, no le permitió
acomodarse, regresando por la diestra para volver a marcar los muletazos que
fueron coreados por el respetable. Deja estocada ligeramente trasera y tendida,
recurriendo al descabello en tres ocasiones, y tras rodar el ejemplar la
afición presente exigió con fuerza la oreja que finalmente fue otorgada a
regañadientes por el presidente de la plaza.
Con el sexto, Mestizo de 560 kgs, un bernaldo
que desde su salida dejó ver sus intenciones de defender su terreno, acción que
durante la lidia se hizo más evidente, prefiriendo el joven matador cortar por
lo sano, dejando par de estocadas ligeramente delanteras y tras dos descabellos
fue despedido con palmas.
Para el galo Sebastián Castella dos ejemplares
débiles, marca de la casa ganadera, que cuando el francés les bajaba la mano
rodaban por la arena. Sin embargo, con el primero de su lote, Perlito de 550
kilos, permitió muletazos aislados de buena manufactura, intentando complacer
al respetable, ejecuta dosantinas a media altura y aguantando la embestida
protestada del ejemplar.
Con el cuarto de la tarde, segundo de su lote,
Viajero 550 kilos, recibe por estatuarios ceñidos, lo que hacía a más de uno
esperar una lidia de altura. Más nadie esperaba que el picador con micropuyazos
terminará con la ya de por si debilidad del Quirós, que hizo rodar el ejemplar
al intentar derechazos bajando la mano, lo que generó reclamaciones del
público. Instantes contados de un arte que no logró salir en la plaza en su máximo
esplendor. Tras media estocada y varios descabellos se retira en silencio.
Juan Pablo Sánchez sin duda, un torero que
pinta para bueno, demostró con su lote, que nadie puede negar ni dudar del
sitio que se está ganando. Con Cantarito, aprovecha la noble embestida del
ejemplar para escuchar olés largos y pausados como los muletazos, de hasta
seis, por serie antes de rematar con el pase de pecho de piton a rabo. Pierde
las orejas al pinchar hasta en tres ocasiones y dos descabellos, para irse con
palmas.
Lo mejor de Juan Pablo surgió en el quinto de
la tarde de nombre Pardito, con una faena de torero grande, hecha en toda su
extensión por el matador hidrocálido, quien con una lidia armada de principio
de a fin, le enseño al burel a ir enamorado de la muleta, emocionando a los
aficionados en el tendido, que corearon los olés con fuerza ante el empuje del
matador, quien sabía lo que tenía que hacer y con ello ir en busca del triunfo
que volvió a perder por el estoque, saliendo al tercio a saludar.
FICHA DEL FESTEJO
Tres cuartos de entrada en el coso Monumental de Mérida.
Toros bien presentados de Bernaldo de
Quirós, siendo cuatro astados que se dejaron torear y dos complicados.
Sebastián Castella, un aviso y silencio.
Juan Pablo Sánchez, palmas en uno y gran faena
en el otro malograda con la espada para ser ovacionado en el tercio.
Michel Lagravére, quien tomó la alternativa,
en el de la ceremonia, «Sureño» de nombre y con 610 kilos, cortó una oreja y en
su segundo escuchó palmas.
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