CARLOS CRIVELL
A estas alturas
parece que el G-0 tendrá que llamarse de otra forma (G-2.G-5 o incluso G-0). Manzanares ya
ha dicho que el G-10 no existe, ahora sería el G-Nada. El nacimiento de este
grupo fue interesante. No sé si era una necesidad, tampoco estoy seguro del milagro
cuando luego se empeñaron en buscar aumento de ingresos por televisión, pero
era muy bueno que los toreros unieran sus intereses. La pregunta a estas horas
es quién es quién en este grupo, qué han hecho y qué es lo que no han hecho y
hacia dónde se encamina el futuro.
En el grupo inicial
había de todo. Una figura incuestionable como Enrique Ponce, que ya a
estas alturas está en retirada. Dos espadas en manos de Curro Vázquez, Morante
y Cayetano. Dos espadas especiales. Cayetano era más bien un
nombre, la prueba es que ya no existe. Se dice que se han marchado El Fandi y El Cid, pero Cayetano se ha retirado y tampoco cuenta. Morante
es un torero diferente. En manos del equipo mexicano puede que ya no le
interese ningún grupo. Dos figuras grandes: El Juli y Manzanares. El primero, con un apoderado
independiente y principal inspirador del grupo. El segundo, en manos de un
apoderado de ANOET. No se olvide que ANOET ha denunciado al grupo ASM,
encargada de gestionar los contratos televisivos. Manzanares ya se puede
considerar fuera del grupo después de decir que la asociación no existe. Talavante
también está en manos de ANOET. Queda Perera, independiente, y el simbolismo de
César Jiménez, que a saber quién le llamó para meterse en el invento.
Debía faltar uno para llegar a los diez.
El G-10 no era
malo, en absoluto. La prueba es que han trabajado por la Fiesta, han empujado
para el paso a Cultura, han facilitado la
retransmisión de la corrida por TVE, se han ido a Colombia a luchar por
la Fiesta, en fin, han estado en el frente, no todos, pero en general era un
grupo positivo.
El grave error del
G-10 es que se pusieron en manos del grupo ASM para que negociara sus contratos
televisivos. Y ese detalle, posiblemente uno más, fue el que tomó el mayor
protagonismo. De un lado se desplazó a los apoderados; de otro, se incluyeron
cláusulas abusivas. Los empresarios las han denunciado, se admitió a trámite su
denuncia y ahora pueden llegar sentencias. El G-10 no es malo, pero se equivocó
o no fue capaz de separar sus intenciones con el asunto de los dineros de la televisión, que
fue lo más comentado. En estos momentos, ASM lo tiene complicado. El elemento
duro del G-10, El Juli y Perera,
casi se han quedado solos. Insisto que los demás cuentan poco o saldrán en
breve. Qué pintan Manzanares y Talavante en un grupo que ha sido
denunciado por sus propios apoderados.
Creo que habrá que
refundar otro nuevo grupo de toreros que siga los caminos de promoción y
defensa de la fiesta pero que rompa la imagen que creó ASM, puramente
mercantilista, que ha sido el detonante del fracaso del grupo. Y lo mejor sería
que se llamara G-200, porque la defensa y promoción de la fiesta es competencia
de todos, no solo de diez toreros especiales. Se dice que El Cid y El Fandi son de perfil bajo. Pues baja tela, porque el de
Granada es el primero del escalafón y El Cid es un gran torero. Así que ni
G-10, ni G-0, debe fundarse el G-todos.
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