Se
celebrará un festival en la plaza madrileña de Las Rozas el sábado 3 de marzo
para homenajear al último torero venezolano que logró abrir la Puerta Grande de
Las Ventas.
GONZALO I.
BIENVENIDA
Diario EL
MUNDO DE Madrid
Enrique Ponce ha querido tomar las riendas del
homenaje a José Nelo "Morenito de Maracay" primero organizando el
festival y después convocando a la prensa en el clásico Café de Gijón de
Madrid. Punto de encuentro de intelectuales y artistas. En el festival se
volverá a ver coger los palos al 'Rey del quiebro' que en 2013 dijo adiós a los
ruedos profesionalmente tras más de 34 años en activo.
El cartel está compuesto por Enrique Ponce, Javier
Conde, El Fandi, Cayetano, López Simón y el novillero Daniel Barbero. Un
interesante cartel en el que colaborarán seis ganaderos distintos.
Enrique Ponce explicó el porqué de la amistad con
José Nelo "Morenito de Maracay": "Fue uno de los primeros
toreros que conocí cuando era un niño. Me brindó un toro en Utiel con 10 años.
Son recuerdos bonitos, que nunca olvidaré. Luego me apoderó Luis Álvarez (que
entonces también apoderaba al maestro venezolano) y entablamos una bonita
amistad. Conmigo en aquel inicio de mi carrera fue muy generoso, amable,
atento... Convivimos mucho. Tengo un compromiso que va más allá del compromiso
profesional que tiene que existir entre toreros y que se va perdiendo".
Muchas vivencias han compartido los dos maestros:
"Recuerdo las primeras veces que fui a América. El primero de mis viajes
fue a Venezuela donde el maestro era el rey de reyes. Me ayudó a que me cuajara
como torero querido en América".
Morenito de Maracay es el último torero venezonalo
que consiguió abrir la Puerta Grande de Las Ventas. Un torero que supo hacerse
su hueco en los carteles de banderilleros y que pisó todas las ferias
relevantes del orbe taurino.
En su turno 'Morenito de Maracay' agradeció el
cariño a los asistentes y trasladó toda su emoción: "Es la despedida
deseada. Hace unos años Enrique toreó algunas corridas en mi tierra y me daba
vergüenza saludarle, me cortaba por todo lo que hemos vivido juntos que el paso
del tiempo me cohibía. Un día ya fui a saludarle al patio de cuadrillas y me di
cuenta de que Enrique era el de siempre, que no había cambiado. Cuando era un
niño me impresionaba que parecía que sabía más que yo. No consigo agradecerle
lo suficiente a Enrique todo lo que está haciendo por mí. Es un torero de época
por lo que ha conseguido en el ruedo y por gestos como este". / Diario EL MUNDO de Madrid
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