ZABALA DE
LA SERNA
@zabaladelaserna
La recomendación que el Comité de los Derechos del
Niño de la ONU ha hecho a España para que los menores de 18 años presencien
corridas de toros y participen en espectáculos taurinos viene viciada y vacía.
Puede no parecerlo si consideramos el silencio del sector taurino como
respuesta o si admitimos como contestación la postura perfilera y timorata del
Gobierno español: es algo ya legislado y depende de las diferentes
sensibilidades de las Comunidades Autónomas.
Como siempre a tientas y a oscuras, nos echan el
morlaco encima en un desinformado capotazo. Un mínimo de luces, por favor.
La recomendación de la ONU no pasa de ser una
recomendación prohibicionista que, además, ya recibieron antes Francia,
Portugal y México. La respuesta del Gobierno mexicano fue ejemplar: "Dicha
prohibición causaría perjuicios y restricciones a otros derechos protegidos en
la Constitución. Como el derecho de acceso a la Cultura y la Educación, el
libre desarrollo de la personalidad y la libertad de expresión".
Conculca más derechos de los que dice supuestamente proteger.
El Gobierno español podía haber sacado el artículo
44 de la Constitución española a pasear en el circo de la ONU: "Lo
poderes públicos promoverá y tutelarán el acceso a la cultura a la que TODOS
tienen derecho". México tiró del informe del doctor Juan Cárdenas
sobre una población de niños y adolescentes "sometidos" al impacto de
ver corridas de toros. No había secuelas ni efectos dañinos ni perjucios en la
psiquis de los sujetos sometidos a estudio.
Duerme en el cajón del olvido el informe encargado
por el Defensor del Menor a cuatro equipos independientes en 1999. El informe
Urra se dio en llamar. Convendría airearlo ante la inexistencia de trabajo
empírico alguno que sostenga la afirmación hueca del Comité de los Niños de la
ONU: "A fin de prevenir los efectos dañinos de la tauromaquia en los
niños".
Habría que pedir la documentación, al armazón
empírico. ¿Que no hay? Calumnian, pues ya saben que algo, o mucho, queda.
Especialmente si no hay respuesta.
El relator de la recomendación de la ONU para que
prohíban a los niños ir a los toros es el egipcio Gehad Madi. Revelador el retrato de Álvaro Martínez en ABC sobre
quien fuera embajador y abanderado del régimen del dictador Hosni Mubarak por
medio mundo. Madi, cuenta Martínez, no ha hablado jamás de los casi tres
millones de menores que nutren el mercado de trabajo en Egipto, ni del 13% de
la población infantil que ha dejado los libros para ser devorada en las fauces
de la explotación.
El informe de la ONU por supuesto tiene
financiación. La Fundación Weber y el lobby antitaurino están detrás. El
problema no es que los antitaurinos tengan un lobby, sino que el sector taurino
no lo tenga. Ni para generar una respuesta a ese ente corrupto y corrompido
como es la ONU, ni para darle una linterna al Gobierno de España. Entre
tinieblas siempre.
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