Hoy en día hay más gente que va a una plaza, o a
una feria como la de Sevilla, al calor y atracción de las figuras, que
aficionados de verdad que quieren más variedad y más ganaderías. Una cosa es el
aficionado y, lamentablemente, otra es el que solo quiere torero famoso y le
importa un rábano la ganadería. Y entonces, en ese bucle, las empresas como la
de Sevilla tienen que apoyarse para llenar la plaza en los diestros muy
conocidos o reconocidos aunque haya que repetirlos las veces que sea necesario.
Los compañeros de Sevilla Paco García, Emilio
Trigo, Carlos Crivell y algunos otros que desde Madrid no puedo seguir
acertaron en un 99’9% los carteles que tenía perfilados Ramón Valencia. La
única novedad, por tanto, fue el mano a mano de Manuel Escribano y Pepe Moral
con la de Miura. Que está muy bien porque ambos han triunfado con los toros de
Zahariche. Pero ambos tienen otra tarde en Sevilla, de lo cual me alegro, pero
no puedo dejar de pensar en un héroe de este oficio, profesión, religión, amor,
locura y verdad llamado Javier Castaño. Cabía, claro que cabía. Su currículum
le avala, su hombría, su torería al hacer el paseíllo en la Maestranza con un
cáncer al que lidió y venció en cuatro meses. Apareció en la puerta de
cuadrillas, con la cabeza pelada y el corazón y la bragueta de los toreros
machos y cumplió en ese albero donde ha triunfado tantas tardes masticando el
hueso duro de los miuras. Cabía.
La feria tiene nivel. Y aquí hay que explicar
algo. Hoy en día hay más gente que va a una plaza, o a una feria como la de
Sevilla, al calor y atracción de las figuras, que aficionados de verdad que
quieren más variedad y más ganaderías. Una cosa es el aficionado y,
lamentablemente, otra es el que solo quiere torero famoso y le importa un
rábano la ganadería. Y entonces, en ese bucle, las empresas como la de Sevilla
tienen que apoyarse para llenar la plaza en los diestros muy conocidos o
reconocidos aunque haya que repetirlos las veces que sea necesario.
SEVILLA, OJALÁ RETORNE LA GENTE DE LOS
BUENOS TIEMPOS
Y es así, aunque a mí me gustaría que la lista de
encastes en las ganaderías fuera más plural. A mí, y a ti, que seguro eres
aficionado. Pero a la mayoría le importa un bledo. Y entonces tienes que darle
la razón a los empresarios. Claro que luego hay una pregunta clave: ¿Si no
damos paso a nuevas figuras qué pasará el día que no estén y otros tengan que
ocupar su lugar?
De todas formas no debe ser fácil combinar lo
conveniente con lo recomendable como aficionado. Y a Sevilla se le hizo un daño
enorme el día, y el año, en que las figuras se quitaron de la Maestranza.
Aquello trajo una ruina. Demasiados abonos retirados. Y pensando en eso, te
digo una cosa, el empresario solo tiene una opción: poner mucho lujo, y mucho
dinero, en los carteles para que la gente de Sevilla y los que vienen a la
feria no se queden en casa o en la caseta. A veces la realidad no se marida
fácil con los deseos que hacen futuro a plazo largo. Por tanto la empresa ha
confeccionado unos carteles que deben atraer a los más aficionados posibles.
¿Lo de Ventura? Diego dijo que no quería matar más animales de Bohórquez
después de una corrida infame que le quitó y le amargó el sueño del triunfo.
Está en su derecho. Como la empresa en el suyo de contratar la ganadería que
quiera. ¿Pero te imaginas que esto le pase a El Juli, a Roca Rey, a Ponce, a
cualquier otra figura grande…? ¿Le dejarían en la calle por no cambiar el
hierro? Y encima, parece una maldición o un castigo. Si no quieres caldo, toma
tres tazas. Y Bohórquez está en Castellón, en Valencia y en Sevilla para
rejones. Y Ventura, que con Hermoso son las dos cumbres del rejoneo, de
vacaciones un par de meses. Tres tazas de ricino.
Me pregunta un amigo: ¿cuántos toreros han matado
seis miuras en una actuación en solitario? Que yo sepa siete. En 1915 en
Sevilla, Joselito el Gallo; Antoñete, en Palma de Mallorca en 1956; Joaquín
Bernadó en Barcelona en 1972; Espartaco en Sevilla en 1987; Padilla en Bilbao
en 2001; Javier Castaño en Nimes en 2012; y Ferrera en Málaga en 2014. Hasta
ahí llegan mis datos. Y si alguien tiene más le agradecería que me lo enviara.
¿Entonces la feria de Sevilla sí sirve para que
retorne la gente como en los años de vino y rosas? Cojonudo. No hay mayor dolor
que el que vivimos en los años de la deserción. Y eso lo sabemos todos y lo
padeció la empresa, la afición y la historia.
LA UNIÓN VALENCIA-CASAS, PARA LAS COSAS
IMPORTANTES
Y una cosa buena aunque ello suponga el que Ureña,
torero de aficionados buenos, no esté en Sevilla. Pero veo que tenía razón el
gerente del imperio Simón, Nacho Lloret. Dijo con razón y claridad en la radio
que la entente con Sevilla, o sea, con Ramón y Simón, no es para cambiar cromos
ni añadir intereses, sino para las cosas importantes. Y ahí está Ureña, una de
las estrellas del equipo de Simón y torero de una pureza que conocen
bien los aficionados, incluidos los de Sevilla, que no estará en la feria
porque pidió algo que creyó justo; y Ramón le ofrecía otra cosa que él también
creía justa y como pasa tantas veces en las ferias se quedó en el portal. Y ahí
hay que recordar a don Diodoro y aquella célebre frase de “no pasa nada, usted
es muy joven y la plaza seguirá ahí el año que viene, el otro y lo que haga
falta”. Pero tiene algo bueno y que el periodista agradece a Nacho Lloret: que
no te miente, que defiende su misión pero informa y opina sin retorcer la
realidad, da su explicación y entras en un diálogo flexible, sin maximalismos.
Se nota su raíz de aficionado y de los años de no perderse una corrida en las
Ventas, en ese parlamento abierto que es una plaza de toros, donde la afición
más exigente habita en la bancada del 7 y cercanías. Y es muy sano, como dice
el refrán, haber sido cocinero antes que fraile. Por eso pocas cosas le pillan
de nuevas. Y se nota.
Y no olvidéis mi Castellón con una excelente feria, ni la
de Valencia, que llega pegadita en un marzo cargado de toros. Las tres primeras
ya tienen carteles. Y Madrid se está ya cocinando. / Redacción
APLAUSOS.ES
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