domingo, 25 de febrero de 2018

DESDE EL BARRIO: Frente a los políticos

PACO AGUADO

Basta con que alguien se ponga a trabajar con un mínimo de criterio y dedicación para que se vayan consiguiendo puntuales, pero significativas, victorias en defensa de la fiesta de los toros. Y es que, como se ha podido comprobar a lo largo de la última semana, con una sucesión de noticias positivas en ese sentido, la lucha sirve. Sea quien sea quien la encabece.

En La Rioja, por ejemplo, el gran trabajo de los aficionados de la Federación Taurina local ha llevado a que el parlamento autonómico apruebe, gracias a la mayoría de escaños del partido Popular, una Iniciativa Legislativa Parlamentaria que blindará la tauromaquia frente a los ataques que también sufre en la región del vino. 

Por su parte, los colectivos taurinos de la Comunidad Valenciana han hecho dar marcha atrás a los antitaurinos de Compromís que, en comandita con otros partidos afines, intentaban poner trabas al potente engranaje de los “bous de carrer”, en este caso exigiendo una mayor y excesiva dotación médica en cada suelta de reses para así encarecer notablemente su organización.

Pero, por pura presión popular, con manifestaciones incluidas a las puertas de las instituciones, los aficionados valencianos han obligado a una cauta moratoria de la ley, haciendo que de ahora en adelante los supuestos progres que se sientan en el parlamento autonómico se midan cada vez que intenten legislar contra los toros, por mucho que envuelvan sus intenciones en el celofán administrativo.

Algo así pretendían hacer también con la Venta del Batán los muchachos de Ahora Madrid, o sea, Carmena y sus secuaces. Solo que, presionados por el empecinamiento de Martín Arranz en su mediático pulso de fuerzas con el ayuntamiento madrileño, no han tenido más remedio que tragarse el sapo de mantener abierto el recinto de la Casa de Campo, justificándose en la evidencia de que, sin mayoría en el pleno municipal, no pueden cambiar el decreto que protege su uso taurino.

Y ya para rematar esta gran semana triunfal, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, atendiendo el recurso presentado por la Fundación del Toro de Lidia, dictó sentencia ayer mismo contra el alcalde "verde" del ayuntamiento alicantino de Villena que el año pasado impidió de forma caciquil que en su plaza de toros se celebrarán espectáculos taurinos por tener "connotaciones negativas que no convienen asociar al municipio".

Es decir, que enseñarles los dientes a los políticos, salir del silencio y generar titulares de prensa, al revés de lo que se ha hecho hasta ahora, arroja excelentes resultados contra una persecución a la tauromaquia que seguirá gozando de total impunidad siempre que no haya reacciones de los afectados tan decididas como estas. Por eso es importante estar alerta, pendientes de cada arbitrariedad política que haya que contestar, para que los ejecutores de esta nueva moralina no sigan creyendo que los ataques contra los toros les generan más votos que su defensa.

Y, justo en ese sentido, es el momento de ir pensando y preparando una estrategia bien diseñada de cara a las elecciones municipales que se celebrarán en España el próximo año, en las que el mundo del toro se juega muchísimo más de lo que pueda parecer en los que a simple vista solo son unos comicios menores.

Conviene no olvidar que, más allá de la caída económica provocada por la dilatada crisis, la tremenda reducción de festejos en cosos menores de la última década se aceleró notablemente con la llegada a los gobiernos locales de estos partidos dizque de izquierdas, que han eliminado o dificultado la organización de espectáculos formales –con los populares no se atreven- en las fiestas patronales de decenas de localidades.
Pero para romper esa tendencia nefasta no ha de preocuparnos tanto el trabajo de estas nuevas formaciones políticas que muestran claramente su antitaurinismo –todo apunta, además, a que perderán una gran cantidad de votos– sino la peligrosa ambigüedad del resto de partidos mayoritarios.

Esa postura indefinida y nunca manifestada con honestidad es la que mantienen una facción del PSOE –donde conviven enemigos declarados con taurinos confesos– y los emergentes y melifluos representantes de Ciudadanos, que, como si el tema les quemara, prefieren abstenerse en sus votaciones cada vez que se trata de defender el patrimonio cultural y el modo de vida de millones de españoles, tal y como ha sucedido en los últimos casos reseñados.

Es hora ya de exigir a estos partidos políticos que declaren clara y públicamente, ya sea en sus programas o en  una convocatoria ex profeso, su postura real ante la tauromaquia. Si están a favor o en contra, pero nunca de perfil como hasta ahora. Porque los aficionados y los profesionales de la tauromaquia, sea cual sea nuestra ideología y contando, evidentemente, con el posicionamiento frente a cuestiones sociales seguro que más importantes, también tenemos derecho a saberlo. Más que nada para saber qué y a quién tenemos que votar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario