El
presidente de la plataforma Ecuador Tradición y Cultura explica el cuaderno de
bitácora diseñado por la afición quiteña para levantar la prohibición del
gobierno anterior y recuperar, con la ayuda de Citotusa, la Feria de Jesús del
Gran Poder en diciembre de este año.
MARÍA
VALLEJO
Mientras que el triste fallecimiento de Don Pedro
Balañá estremece la piel de toro y consume los últimos cartuchos de esperanza
sobre la vuelta de los toros a Cataluña, la sufrida afición de Quito, unida
bajo el paraguas de la plataforma Ecuador
Tradición y Cultura -que aglutina "todos los sectores de la tradición
y la cultura que, como la tauromaquia, han sido perseguidos"-, orquesta
una lucha sensata y unánime para lograr el regreso de la Feria de Jesús del
Gran Poder, que durante décadas fue el epicentro lúdico y económico de las
fiestas tradicionales capitalinas.
Desangeladas desde que en 2011 el capricho
político del anterior presidente de la república, Rafael Correa, prohibió la
muerte del toro en las plazas del distrito metropolitano de Quito.
"Nuestra misión va más allá de reivindicar el
valor tradicional y cultural de la actividad taurina en Quito. Trabajamos para
poner sobre la mesa el impacto tan negativo que la desaparición de la Feria de
Jesús del Gran Poder ha supuesto para la economía, el turismo y las fuentes de
trabajo", dice Bladimir Bernys, presidente de la plataforma Ecuador
Tradición y Cultura. "El ciclo taurino siempre ha sido el acto cumbre de
las fiestas tradicionales de Quito. Durante los 10 días de feria, los
restaurantes aledaños a la plaza no daban abasto, las empresas de turismo
recibían visitantes de todo el mundo, los conductores de minivan tenían que
traer furgonetas de Guayaquil para abarcar toda la demanda y la ocupación
hotelera rondaba las 30.000 habitaciones. Con todo esto, la feria tenía un
impacto económico de 90 millones de dólares", cuenta Bernys, que trabaja
para convertir esta cifra en un argumento incontestable contra la prohibición:
"Estamos certificando un estudio para cuantificar con exactitud todos
estos datos y hacérselos llegar al presidente Lenín Moreno de la forma más
clara y sustentada posible", afirma con el optimismo propio de quien se
dirige al frente con un poderoso ejército a las espaldas.
"La ocupación hotelera rondaba las 30.000 habitaciones y
la feria tenía un impacto económico de 90 millones de dólares", cuenta
Bernys
Bladimir Bernys es sólo la cabeza visible de una
lucha que ha unido a todos los estamentos: "Nuestra plataforma, que une
también a galleros, chagras y montubios, cuenta con el apoyo de la empresa
Citotusa, que se ha ofrecido a organizar una feria de cuatro o cinco días si se
aprueba la vuelta de los tres tercios completos, y, lo que es más importante,
con la buena voluntad del gobernante", cuenta Bernys.
A diferencia de Rafael Correa, que "aunque
fuera de los micrófonos reconocía la importancia de los espectáculos taurinos
para Quito, sostuvo durante 10 años una campaña de propaganda mediática contra
la tauromaquia, impulsada únicamente por su interés personal de destruir a
Fidel Egas" -dueño, entre otros muchos negocios, de la empresa Citotusa-,
el actual presidente de Ecuador, Lenín Moreno, es un férreo amante del arte de
Cúchares. Y una pieza clave en la esperanzadora bitácora diseñada por la
afición quiteña para recuperar su Feria de Jesús del Gran Poder.
"Como aficionado que es, Lenín Moreno quiere
enmendar el mal que se le ha hecho a la tauromaquia en Quito, pero existe una
consulta popular que ha de ser previamente derogada por la Corte
Constitucional", apunta Bernys. Un escollo jurídicamente fácil de salvar,
ya que la legalidad del referéndum siempre hizo aguas: "La consulta estaba
gramatical y semánticamente mal plateada, porque en ella se preguntaba al
ciudadano si estaba o no de acuerdo con la prohibición de la muerte del toro en
el cantón de su jurisdicción, pero Quito no es un cantón sino un distrito
metropolitano, por lo que esa redacción nunca podría ser legalmente válida para
Quito. Además, está claro que la consulta fue manoseada: íbamos ganando hasta
unas horas antes de cerrar mesas electorales y, de pronto, perdimos por un
1%", cuenta el presidente de Ecuador Tradición y Cultura.
"El problema [prosigue] es que la Corte
Constitucional está todavía en manos del gobierno anterior". Por poco
tiempo..."Tras las elecciones del 3 de febrero, saldrán de la Corte
Constitucional todos aquellos cargos que aún conservan el marchamo correista.
En ese momento, presentaremos un escrito ante el tribunal solicitando la
derogación de la consulta. Al mismo tiempo, nos reuniremos con el presidente y
el ministro de turismo para presentarles los informes y estudios económicos en
los que hemos estado trabajando. De tal forma que nuestra acción jurídica se
vea reforzada por la presión del Ejecutivo sobre la Corte Constitucional",
explica Bladimir Bernys.
A diferencia de lo ocurrido en Cataluña, la
ejemplarizante triada empresa-gobierno-afición tendrá la fuerza suficiente
acabar con la pantomima censora de los animalistas en caso de que el alto
tribunal ecuatoriano dé una respuesta favorable: "La Corte Constitucional
tiene un plazo de 90 días para resolver. Así, si presentamos el recurso en
febrero, esperamos tener una sentencia en el mes de mayo, que de ser favorable
podríamos ejecutar pasados 90 días. Por tanto, si todo sale según lo esperado,
celebraremos una corrida por la libertad entre los meses de agosto y
septiembre, para oficializar el regreso de la lidia completa a Quito, y
Citotusa comenzará a estructurar los carteles para que la Feria de Jesús del
Gran Poder vuelva a celebrarse en diciembre 2018", concluye Bladimir Bernys,
pieza clave de una de las lides en pro de la libertad más sólidas y sensatas de
la historia reciente del toreo. / Diario EL MUNDO
de Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario