Interesante de principio a fin la corrida de
ayer, donde los toros de Ricardo Ramírez, han ofrecido espectáculo, destacando la
veteranía de Vanegas, la clase y torería de Luque, y en especial la explosiva actuación
de un Colombo en su plenitud, cortando cuatro orejas, saliendo en hombros en lord
de multitudes.
Apoteosis de Jesús Enrique Colombo, con el corte de cuatro orejas, dos de ellas tras el indulto de «Don Diego». |
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
La corrida tenía un asterisco en el calendario de
la gran mayoría de aficionados. El cartel llamaba la atención, en especial por
la presencia de una terna de espadas que no iban dejar pasar la ocasión para
alcanzar el triunfo. Y vaya que los toros no nos aguaron la fiesta, a pesar de
tremendo frio con la que tuvimos que pasarnos la tarde, viendo una corrida que
no perdió interés. Tuvo el común denominador de la movilidad y la nobleza, y
esto sería aprovechado por los diestros del cartel, lo que ofreció el corte de
seis orejas, todas ellas con absoluto mérito y en especial, con la rotundidad
de los hechos.
César Vanegas ha hecho gala de los galones que
supone la veteranía y el largo rodaje. El mencionado robusto torero de Seboruco
ha dejado ver en su lote la claridad que impone la solvencia que siempre ha
atesorado. El saludo por verónicas con el primero de la función hizo prever lo
dicho anteriormente, frente a un anovillado ejemplar, excesivamente manipulado
de pitones. El medido castigo en varas dio pie a un tercio de banderillas por
parte del torero con más voluntad que lucimiento, para en la muleta desgranar
toreo por ambas manos de mérito, en especial por la diestra, pero con el
molesto elemento del fuerte viento que condicionaba terrenos para realizar
faena. Trasteo aseado, con excesivos tiempos muertos, que no del todo hizo
entrar en calor a los presentes. La media ración de acero, tendido, dio pie a
las palmas con la que se le premio actuación.
Gran recital de solvencia delante de los pitones a cargo de César Vanegas. |
Más mérito se le vio con su segundo, el cual
sangró en varas con mimo. El tercio de banderillas fue mero trámite, con más
efectismo que ortodoxia, para de nuevo hacerse de una labor con la pañosa, de
detalles, de torero curtido, colocación, metraje, altura de engaños, que a
final de cuentas marcan diferencia, y sobre todo hicieron aprovechar las
embestidas noblotas de «Eduardito». Los tres cuartos de espada en buen sitio
fulminantes, dio pie a la petición de una oreja de peso, paseada acompañados
por la savia de nuevos aficionados, niños que son el futuro de esta fiesta. Por
cierto, faena brindada a su padre, el viejo “Fulichan”.
No estuvo a gusto en su primero Daniel Luque, animal
de bella lámina, el cual cuidaría excesivamente en el caballo, mero trámite, para
luego en la muleta vencer estas condiciones así como el viento que hizo de esta
un querer y no poder antes elementos adversos ya mencionados. Faena de detalles
y aliños propios de una tauromaquia amplia que requiere de un toro y
condiciones más potable. La estocada desprendida, previo a un pinchazo, dio pie
a que saludara al tercio, tras petición de los presentes.
Pero lo verdaderamente interesante vino en el
quinto, un jabonero de nota para el ganadero, que no del todo funcionó en la
muleta, trasteo que contó con dos partes, la primera venciendo las asperezas de
un toro protestón al engaño, al que le aplicó la terapia del temple y firmeza
de pies para vencer estas limitantes. Luego, vino el regodearse en muletazos de
gran trazo, en especial por la derecha, donde la faena tomaría ribetes de gran
calado al tendido, al punto de solicitársele al toro el indulto que el torero
vaciló en no en tomar en consideración. El espadazo en todo lo alto, fue elemento
indiscutible para que la oreja cayera en sus manos por su propio peso.
Por su parte lo de Colombo la tarde de ayer tiene
otro matiz. La faena al tercero fue un rosario de cualidades propias de un
torero con ansias de triunfo. El anovillado que pechó en suerte le recibió con
torero saludo por verónicas rodillas en tierra. El quite por tafalleras tras
mero trámite en varas supuso aroma de toreo caro que luego en la muleta tuvo esencia
de toreo ambicioso, en especial en el espectacular tercio de banderillas, tres
pares de gran espectacularidad y sobre todo meticulosa interpretación. En la
muleta vino el recital de series, comenzando rodillas en tierras, para
desgranarse en labor por momentos donde se sintió a gusto, a pesar de las pocas
fuerzas del animal, dosificándole siempre. Las bernardinas ceñidísimas con la
que cerró faena en los bajos de sol supusieron ese elemento que faltaba a la
faena para tras el espectacular volapié con la que crujió al toro, dejarle
“pata pa’ arriba” en menos de 10 segundos sin puntillas y desatarse la pañolada
que dio pie a la doble concesión de las dos orejas.
Pero vendría lo cumbre con «Don Diego»,
posiblemente el último toro que lidie como empresario Ricardo Ramírez, animal
de unas hechuras ideales, que no fallaron. La faena arrancaría interés desde el
propio tercio de rehiletes, nuevamente con la espectacularidad de este torero,
para en la muleta estructurar faena desde la óptica de la firmeza de terrenos,
a pesar de dejarse trompicar las telas en más de una ocasión. El toro era un
manantial de nobleza y bondad que supo sacar partido por ambos pitones lo que
desataron la unánime entrega de todos los presentes, que hizo tras intentar
perfilarse inmediatamente se asomara el pañuelo naranja, indicando el indulto
del toro y el triunfo pletórico de torero y ganadero, un guiño de adiós que
esta tarde tendrá su colofón final, por el bien de la fiesta brava en Mérida.
Al final, más de uno bajaba de la plaza toreando
el viento. Habíamos visto la tarde que todos y en este caso la feria de este
año necesitaba.
FICHA DEL FESTEJO
Lunes 12 de febrero de 2018. IV corrida de
la IXXL Feria de Sol 2018.
Con poco menos de tres cuartos de plaza
(12000 personas), en tarde nublada y fría, con ráfagas de viento en los tres
primeros toros, se han lidiado bureles de la ganadería LOS RAMÍREZ (Ricardo Ramírez),
anovillados, manifiestamente manipulados de astas, en su conjunto nobles, destacando
el lidiado en 6º lugar, «Don Diego» N° 297 de 445 kilos, castaño, indultado.
Pesos: 436, 430, 440, 460, 433 y 445 kilos.
CÉSAR VANEGAS
(Luto y oro
con cabos negros)
Palmas y
una oreja
DANIEL LUQUE
(Nazareno y
oro con cabos)
Saludos
desde el tercio, una oreja
JESÚS ENRIQUE COLOMBO
(Sangre de toro y oro con cabos blancos)
Dos orejas y
dos orejas simbólicas
INCIDENCIAS: Destacaron en la
brega y en la puntilla Eliecer Paredes, así como Carlos Pizutto en las
banderillas ante el 2º. *** La corrida tuvo un retraso de 30 minutos por causas
no específicas. *** Para hoy doble función, por la mañana (10:00 am) el
festival de aficionados prácticos, y por la tarde la última corrida de abono el
cual comenzará a las 3:30 de la tarde.
Numerosos amigos se han dado cita la tarde ayer, la corrida estelar de la Feria del Sol 2018. |
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