miércoles, 27 de abril de 2011

TERCERA CORRIDA – FERIA DE ABRIL EN SEVILLA: Naufragio de Alcurrucén, y la terna, con las manos vacías

Nuevamente Oliva Soto, el cual veremos sus cantadas maneras, ha hecho los más meritorio de la aburrida tarde de toros que se dio lugar hoy en la tercera de la Feria de Sevilla 2011. Foto: EFE
JUAN MIGUEL NÚÑEZ

SEVILLA.- Una deslucida corrida de la ganadería de Alcurrucén echó por tierra todas las posibilidades de lucimiento de la terna de toreros, que se fueron con las manos vacías, hoy en Sevilla.

Nada bueno que contar de la corrida. Corrida nefasta en todos los sentidos, pues ni se salva el cuarto, que fue el que más y mejor se movió. Toro, sin embargo, incompleto, ya que por el izquierdo no funcionó, y desde luego insuficiente para el triunfo, puesto que tampoco mostró la clase y el ritmo deseados en casos así.

Lástima de corrida, que paradójicamente lucía muy buenas hechuras. Toros de bonita estampa, no se entiende que no embistieran. Consecuencia de la falta de toros, la tarde fue un plomazo. Más de dos horas pegados a la dura piedra del tendido, total para no ver nada. Menudo aburrimiento. Es así como terminarán echando a la gente de las plazas.

Dado que el único toro que se salva del naufragio es el cuarto, que correspondió a Oliva Soto, fue éste el único torero también con las únicas posibilidades de lucimiento. Ocurrió en la tercera tanda por el lado derecho, cuando consiguió engancharlo por delante para llevarlo atrás, y muy seguidos los pases, lo que se dice con hilván.

Oliva se quedó muy quieto en un doble pase de pecho que hizo vibrar a la plaza. Aunque mirado con exigencia hay que hacer notar que hubo también aceleración en el movimiento de brazos. Llegó a tocar la música, un reconocimiento grande en esta plaza. Pero como bajó el diapasón de la faena al cambiar de mano, es decir en el toreo al natural, también la banda enmudeció enseguida. Para que no hubiese duda de que la cosa no era de triunfo, a la estocada final le precedió un pinchazo. El toro fue aplaudido, no se entiende bien por qué si no es por lo de las alabanzas al tuerto en el país de los ciegos. Y Oliva Soto recogió asimismo una ovación en el tercio.

El mismo Oliva no lo había visto claro con el manso y difícil primero, que cogía moscas por el derecho y se desplazó algo mejor por el izquierdo, no obstante sin ser franco del todo.

Pinar saludó también una ovación a la muerte del quinto, toro parado e incierto, con el que no obstante se puso muy de verdad. Lo mató bien por arriba y ahí pudo estar el secreto de la ovación final. Antes, en el toro segundo, manso y cobardón, que anduvo siempre al acecho, Pinar se mostró más que voluntarioso, hasta casi ponerse pesado.

Y Tendero, damnificado también por el desastroso juego de sus dos toros, quiso mucho con el insulso tercero, que en lo poco que se dejó, por el lado izquierdo, llevó siempre la cara natural, sin humillar.

El sexto se movió sin clase, distraído a la salida de los pases. Toro sin voluntad de embestir, pasaba por allí como si la cosa no fuera con él. Tendero sorteó como pudo las tarascadas que pegaba el animalito, que no fue poco. / EFE

FICHA DEL FESTEJO
Toros de Alcurrucén, bien presentados pero mansos y deslucidos hasta límites insospechados. Si acaso el cuarto podría considerarse el menos malo comparado con los otros, pero sólo porque transmitió emoción, pues tampoco fue tan claro.
Oliva Soto: casi media y descabello (silencio tras aviso); y pinchazo y estocada (ovación).
Rubén Pinar: pinchazo y estocada (silencio); y estocada (ovación).
Miguel Tendero: estocada y dos descabellos (silencio); y pinchazo y estocada (silencio).
En cuadrillas, Francisco José Andana saludó montera en mano tras parear al cuarto.
La plaza tuvo algo más de media entrada en tarde espléndida.

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