AGUASCALIENTES, Ags.- Los nombres alusivos a los toros que tuvieron un significado en la carrera del maestro Fermín Espinosa "Armillita Chico", y que se los pusieron a los toros de Los Encinos que se lidiaron ayer, no estuvieron a la altura de aquellos, pero se puede decir que fueron cumplidores y que merecían mejor suerte, pues solamente el corrido en cuarto lugar se fue al destazadero sin una oreja, cuando pudieron haber mutilado cuando menos a tres.
«Maromero» con el que tomó la alternativa el 23 de octubre de 1927 en el Toreo de San Diego de los Padres. «Bailador», con el que tomó la alternativa en Barcelona el 25 de mayo de 1928 de Antonio Pérez. «Pardito», de San Mateo, al que le cortó una pata el 20 de diciembre de 1936 en El Toreo. «Nacarillo», de Piedras Negras, al que le cuajó 27 naturales el 15 de diciembre de 1946 en El Toreo. «Clarinero», de Pastejé, que lidió el 31 de enero de 1943 cuando se lidió «Tanguito» y «Clavelito», de Vicente Martínez, en julio de 1934 en Barcelona al que le cortó las orejas, las cuatro patas y hasta las criadillas.
Los ganaderos se los pusieron en honor al maestro de Saltillo que está cumpliendo 100 años de nacido.
EL FESTEJO
Ya es necedad hablar del calor imperante y de que los rayos solares caían a plomo en la plaza y la entrada fue muy pobre, si acaso unos tres mil paganos.
LOS ENCINOS
La ganadería de Los Encinos, de Eduardo Martínez Uriquidi, envió un encierro disparejo en presentación y en el juego que dieron, pero fueron a los caballos y acudieron empujando en los petos. Les faltó un punto de raza, pero en general se dejaron torear.
El primero de Rafael Ortega fue un toro desabrido, sin chiste y el diestro tampoco se empleó a fondo para sacarle los pases y tampoco quiso cubrir el segundo uno que otro ayudado cuando acudía, pero sin embestir, sino pasando únicamente con la cabeza a media altura. Pinchazo y media y nada.
Su segundo, caminó más y con mayor transmisión y el tlaxcalteca aprovechó todo lo bueno que tenía y realizó una faena de mucho mérito. Primero con una larga rodilla en tierra y bien a la verónica. Luego de la suerte de varas quite por chicuelinas antiguas. Y cubrió excelentemente el tercio de banderillas con un cuarteo, uno al sesgo y el del violín para ser ovacionado. Faena sobre las dos manos con temple, pero duró poco. Estoconazo en lo alto para que se le concediera una oreja. No podía irse sin algún trofeo Rafael Ortega.
A Fernando Ochoa le correspondieron los toros más potables con embestida clara y con buen son: Su primero fue «Bailador», al que toreó bien a la verónica y terminar con media. El toro tuvo pocos pases y Fernando se los dio sin mucha templanza, básicamente ayudados. No estuvo certero al matar y se fue en silencio.
Con su segundo, «Clarinero», lo veroniqueó, y Alejandro Prado saludó en el tercio por par de banderillas, mientras que Fernando se dio a torear por ambos lados, que aunque un tanto rapidillo pues le faltó llevarlo más templado. El toro se vino a menos y él no redondeó su labor. Lo mató pronto y se fue entre palmas.
A Daniel Luque, le tocó el lote malo y aunque estuvo voluntarioso, tesonero y valiente no les pudo sacar más provecho que lo que hizo. Los dos fueron complicados y al primero le sacó algunos pases, dándole su tiempo y espacio. Tuvo momentos buenos que le aplaudieron y lo mató pronto.
A su segundo lo estuvo consintiendo, sobándolo, y cuando lo metió en el engaño le cuajó templados ayudados. Luque hizo ver mejor de lo que el toro parecía. También mató pronto.
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