Antonio Nazaré |
JAVIER LÓPEZ / PACO AGUADO
MADRID.-
Los diestros Antonio Nazaré y Manuel Escribano han sido, por méritos propios, los grandes
protagonistas que ha dejado la Feria de Abril de Sevilla al haber conseguido
relanzar sus respectivas carreras con sendos triunfos en su tierra, por lo que
ya son considerados la savia nueva del toreo sevillano.
Escribano fue la gran sorpresa de la feria al entrar a
última hora en la corrida de Miura, que cerraba el ciclo en
sustitución del "Juli", y conseguir cortar dos orejas, lo que supuso
un golpe en la mesa en la plaza de su tierra, donde no toreaba desde 2007.
"Era la tarde en la que me jugaba la
carrera, y gracias a Dios conseguí quitarme la presión inicial, me olvidé de
todo y me propuse salir con la idea de disfrutar en el ruedo; y así pude dar
toda la dimensión de mi toreo y pude conseguir un triunfo dedicado con todo mi
corazón a 'El Juli'",
declaró Escribano.
"Ha sido un balón de oxígeno que no veas
-prosiguió Escribano- por el enfoque y las nuevas perspectivas que da a mi
temporada. De no tener nada a que el teléfono empiece a sonar interesándose por
mí".
El ejemplo del joven Escribano (Gerena, Sevilla, 1984) demuestra que con paciencia, y
sabiendo aprovechar las oportunidades, se puede lograr la gloria que durante
muchos años le ha sido esquiva, y que le ha llevado a torear muy poco desde que
tomó la alternativa en 2004.
"Estos últimos años he pasado un
quinario, pero mi afición ha sido la que ha hecho que no tirase la toalla;
sabía que tarde o temprano tenía que llegar ese día que me encumbrase, pero lo
duro empieza ahora, pues tengo que dar la cara, refrendar lo conseguido y
demostrar que lo de Sevilla no ha sido casualidad", añadió.
Menos sorprendente, pero igualmente meritorio
es el caso de Antonio Nazaré, que ya
el año pasado dejó muy buen sabor en plazas de postín, y que este año refrendó
su imparable ascensión al cortar dos orejas la tarde en la que "El
Juli" cayó herido grave, contratiempo que "amplió aún más" la responsabilidad que tenía el joven
matador (Dos Hermanas, Sevilla, 1984).
"La cornada cayó como un jarro de agua
fría en el ambiente, y me supuso también una carga extra de presión al tener
que enfrentarme con tres toros en Sevilla, por lo que no me quedó más remedio
que sacar lo mejor de mí para remontar la tarde y tratar de competir de igual a
igual con Manzanares",
señaló.
Y no pudo salir mejor la cosa para Nazaré, pues al final consiguió cortar
las dos orejas del cuarto toro de la corrida, de la ganadería de Victoriano
del Río.
"Cerrar la corrida con ese triunfo fue
un gran golpe de moral para mí, pues era una de esas tardes clave en las que
tienes que enseñar los dientes para no dar pasos atrás y, aunque a mí me gusta
ir poco a poco, peldaño a peldaño, creo que en Sevilla he subido cinco de
golpe", confesó.
Y no fue para menos porque todo el mundo
taurino, crítica y afición, coincidió en ensalzar un triunfo que le ha
permitido "crecer" y que su
nombre tenga "un mayor reclamo"
en los carteles a pesar de los años de ostracismo, en los que el sevillano ha
tenido que trabajar incluso en el campo para sacar a su familia adelante.
"Han sido años muy duros en los que no
sabía si el toreo iba a ser mi vida profesional, hasta que triunfé en Pamplona
el año pasado; ahí empecé a darme a conocer, pero después de lo de Sevilla
muchos saben ya que estoy capacitado para competir con las figuras en las
grandes ferias, como San Isidro o San Fermín, donde espero demostrar otra vez
que todo esto no ha sido casualidad", finalizó. / EFE
Manuel Escribano |
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