En la novena de Feria la terna se
fue de vacío, a pesar de que hubo toros potables, como primero y sexto. Jiménez
Fortes pudo cortar una oreja al sexto pero no acertó con la espada. El Cid,
poco acertado con el primero y Perera, muy desafortunado.
CARLOS CRIVELL
Fotos: EFE
La terna se jugaba mucho en la corrida de ayer. Siempre se
ponen sobre el tapete el prestigio, el dinero, el futuro, la moral para un
año... Sevilla es Sevilla y mejor no esperar a Madrid. El Cid y Perera liquidaban la Feria. El joven Jiménez Fortes la abría y cerraba en el
mismo acto. Cuando vuelva en septiembre debe ser otro torero. Estos festejos se
presencian con pronósticos previos que siempre hablan de estas cosas. Cuando la
corrida se desliza a lo largo de la tarde, muchas veces se pregunta el
aficionado si es cierto que esos toreros se jugaban tanto.
La terna estuvo todo el festejo al borde del precipicio. El
Cid sorteó lo que siempre hace daño: un toro de tendido, vistoso y
agresivo. A Perera se le fue la
Feria entre muletazos con sordina y el perdón del palco para evitar la deshonra
de un toro al corral. El joven Jiménez
Fortes perdió una oreja en el sexto por el uso inapropiado de la espada.
Dada la benevolencia de la plaza y del palco, seguro que la corta si mete la
espada en buen sitio.
Se ha cantado que es la Feria de las portagayolas. Solo el malagueño se fue a esperar al sexto a la
salida de toriles. Una sola portagayola
parece poco. Además, es la Feria de los sextos toros. Manzanares se libró del desastre total en el sexto, Ventura remató en el mismo toro, Luque cortó su orejita en otro toro postrero.
No se entiende como hay gente que sigue huyendo de la plaza antes de la salida
del sexto. Suelen ser los mismos todas las tardes. Se han perdido la Feria.
Es también la Feria de Parladé, que sin estar en los
carteles puede acabar lidiando más toros que ninguna. Ayer, dos de remiendo y
ambos con muchas posibilidades.
Que Daniel Ruiz no pueda completar una
corrida con seis toros para Sevilla ya no es noticia. Este detalle debe mirarlo
la empresa en el futuro. Sin embargo, esos cuatro toros tuvieron sus cosas
buenas. El Cid no estuvo a gusto ante el bravo y humillador primero,
muy feo pero un toro vibrante. Un toro muy cansado y molesto, pero de los que
se prefieren siempre antes que los descastados o flojos que nos invaden tarde a
tarde. Ese toro no fue fácil, pero El Cid no se centró nunca. El toro
rebañó algo. El Cid toreó con prisas. El toro fue ovacionado.
La Feria de Manuel
Jesús tenía un capítulo de Parladé de colofón. Fue otro toro
noble, algo corto al final, pero posible. El Cid estuvo correcto, solvente y
poco comunicativo. Esto de poco comunicativo quiere decir que toreó sin lograr
manifestaciones de adhesión. Lo mejor fue una tanda con la izquierda en la que
de Salteras se pareció al de siempre.
Perera sufrió
para matar al quinto. Ese toro de Daniel Ruiz, el mejor hecho de lote
del ganadero de Albacete, no fue picado. No se entiende si es reglamentario
dejar a un toro sin picar, pero el varilarguero marró las dos veces y apenas
rasgó la piel del burel. La realidad es que no importó que no lo picaran. El
animal era manso de campeonato y se rajó con descaro. Era un manso de tantos,
nada más. El extremeño se puso a pinchar y a descabellar como un poseso y el
toro estuvo a punto de irse a los corrales. El primer descabello pudo causar un
desaguisado. Saltó en ballesta y se fue al callejón sin lesionar a nadie. Tenía
fuerza en la testuz y Perera,
asustado por el asunto, perdió la fuerza en el brazo.
Antes, con el segundo, lo intentó con temple hasta que el
toro ya solo admitió los pases de uno en uno, lo que no provoca ninguna
emoción. Al final, soltó al cabeza y sorprendió a Miguel Ángel que acaba esta Feria sin nada positivo que llevarse al
bolsillo.
La ingenuidad de Jiménez
Fortes, dicho en el buen sentido, le aporta un punto de interés a lo que
hace. Dicho en otras palabras, denota una clara inexperiencia, pero también una
ilusión y entrega muy estimables. Se atrevió, igual que Perera, a dar chicuelinas
en la plaza donde aún quedan los recuerdos imborrables del actual rey del
capote. También se dejó ver por gaoneras.
Saúl Jiménez no se dejó nada en el
hotel. Vino con todo su repertorio a cuesta. El tercero, de poca clase y la
cara alta, no le dejó relajarse, pero quedaba el sexto. Y ya se sabe que en
esta Feria todo ocurre en el sexto.
Una larga a portagayola,
otra en las rayas, lances entregados, todo su afán juvenil puesto a
contribución del triunfo. El de Parladé, muy bien rematado de
hechuras, fue bueno. El de Málaga sufrió un desarme en la primera arrancada. No
le importó. Armó una faena sobre la diestra con alma y decisión, de mayor
corazón que estética, pero que encontró un tendido receptivo a esas horas de la
tarde, cuando ya todo se acaba y se disfruta con un poquito, sea bueno o no. Fortes estuvo bien, pero no mató de
forma correcta. Y se fue la tarde.
Tres toreros al borde del abismo. El tercero es joven y debe
placearse, pero los dos primeros finiquitaron una feria sin lograr ningún
beneficio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Maestranza. Jueves, 18 de abril de 2013. Novena de
feria. Casi tres cuartos. Toros de Daniel
Ruiz, muy desiguales de presentación; feo, bravo y humillado, el 1º; manseó
y fue noble sin duración el bizco 2º; manso el 3º; rajado el 5º de mejores
hechuras; y dos de Parladé, 4º y 61,
nobles, sobre todo el 6º. Saludó en banderillas Alcalareño.
El Cid, de azul pavo y oro. Estocada desprendida
(silencio). En el cuarto, estocada atravesada y dos descabellos (silencio).
Miguel Ángel Perera, de azul pavo y oro. Estocada (aplausos).
En el quinto, cuatro pinchazos y nueve descabellos. Dos avisos.
Jiménez Fortes, de caña y oro con remates negros. Estocada
(silencio). En el sexto, estocada muy atravesada y dos descabellos. Aviso
(saludos).
Miguel Ángel Perera, de vacio en la Feria de Sevilla tras un año de ausencia |
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