PACO AGUADO
A pesar de que no se cortaron demasiadas orejas -once en los
doce festejos de a pie-, la feria de Abril que se cerró ayer en Sevilla ha
dejado interesantes conclusiones taurinas más allá del balance numérico.
Desde el primer momento, el Domingo de Resurrección que lo
prologó, el abono de primavera en la Maestranza ha estado marcado por el
madrileño Julián López "El Juli", en sus
presencias y en sus ausencias, haciendo valer su verdadero peso de primera
figura.
Ya esa tarde del 1 de abril, cuando apabulló cortando tres
orejas y abriendo por tercera vez en su carrera la preciada Puerta del
Príncipe, "El Juli" dejó muy alto el listón a sus rivales para todo
el resto del abono.
José María Manzanares,
el torero predilecto hoy en día de los sevillanos, fue el primero en sentir esa
presión en uno de los festejos estelares de la feria: su actuación en solitario
ante astados de distintas ganaderías. Y así, el esfuerzo manzanarista se saldó
con cierta decepción, por mucho que el alicantino desorejara al sexto.
El enfrentamiento entre Juli
y Manzanares el viernes de
farolillos, prometía, pues, emociones fuertes, que acabaron confirmándose pero
no tanto por la rivalidad presentida sino por la grave cornada que el primer
toro de la tarde le infirió a "El Juli". Caído por
apostar más allá de lo prudente el líder de la feria, el festejo perdió
tensión, pero sirvió para darle una nueva e indirecta oportunidad de triunfo a Antonio Nazaré, el tercero del cartel.
Porque fue, precisamente, el otro toro del lote destinado
para "El
Juli" el que permitió al de Dos Hermanas mostrar la mejor versión
de su toreo, clásica y templada, lo que le valió para cortar dos orejas que le
deben aupar a la parte alta del escalafón. Del mismo modo, la ausencia forzosa
de "El
Juli" en la corrida de Miura se cubrió con la entrada en cartel de
otro joven torero sevillano y relegado hace tiempo de los festejos de
relumbrón: Manuel Escribano.
Su faena al último toro de la feria, un astado de Miura
de pajuna nobleza, fue como la traca final del ciclo, el triunfo de un diestro
olvidado pero que, desde el ostracismo, fue capaz de remontarse a sí mismo y
cortar otras dos orejas que le meten en el circuito de ferias. El percance de "El
Juli" fue proverbial para que Nazaré
y Escribano pudieran subirse al
podium de triunfadores de la feria y despunten claramente como protagonistas
del relevo entre los toreros de la tierra.
Sus paisanos "El Cid” y Daniel Luque dejaron en el aire demasiadas dudas. Y, en especial el
primero, que lidió varios de los pocos toros que ofrecieron posibilidades de
triunfo en el abono, mientras que Luque
cortaba una oreja sobre la campana, como fue también la tercera que sumó Manzanares en su última actuación.
Pero si alguien representó a la perfección el espíritu
sevillano del toreo fue Morante de la Puebla, que hizo soñar
durante días a los aficionados con su deslumbrante toreo a la verónica en la
tarde del 15 de abril. Sin cortar orejas tampoco, el toreo de Morante, con capote y también con la
muleta, será la imagen que más tardará en olvidarse de esta feria.
También sin trofeos, otros toreros tuvieron actuaciones
estimables en la Maestranza, como el novillero local Lama de Góngora, el joven madrileño López Simón -con otro de los toros destacados, Juan José Padilla -reposado y muy torero-, El Fandi y Javier Castaño. Y, entre los
rejoneadores, el triunfador fue Diego
Ventura, que abrió la Puerta del Príncipe tras lidiar seis toros en
solitario el 14 de abril.
Si los triunfos no abundaron hay que achacarlo especialmente
a la poca raza, escasez de fuerzas y deslucido juego de la mayoría de las
corridas de toros, ya fueran "duras"
o "comerciales". Entre las
primeras, la voluminosa de Cuadri y la fina de Victorino
Martín no generaron siquiera emoción.
Si acaso, por comportarse lejos de su leyenda, se cantó, y
hasta se premió excesivamente, a los toros de Miura. Pero el astado
destacado sobre todos en el abono fue «Guasón»,
un bravo y enclasado ejemplar de Juan Pedro Domecq que lidió en sexto
lugar Manzanares en su actuación
como único espada.
En cuanto al resultado económico, después de que la empresa
asegurara que tuvo cuantiosas pérdidas, a pesar del llenazo, en la corrida del
Domingo de Resurrección, la asistencia de público a los tendidos maestrantes ha
sido notablemente superior a la de ferias anteriores. A pesar de la crisis,
cuatro días se puso el cartel de "no
hay localidades" en las taquillas. Y, salvo en la novillada y en la
corrida de Cuadri, el aforo se ha cubierto siempre en más de sus tres
cuartos o rozando el lleno.
La reducción del abono en cinco festejos, lo que alivió el
esfuerzo económico del cliente, y la ausencia de las cámaras de televisión en
directo, que propició la visita de cientos de aficionados de fuera de Sevilla,
explicarían los óptimos resultados económicos de esta feria de Abril de 2013. / EFE
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